CULTURA
Schliebener / UMPI

La escena transfigurada

En la Galería Hache se exhibe "Orden y secreto", de la artista chilena Catalina Schliebener y el artista y escritor uruguayo Dani Umpi. La infancia vista de un modo perturbador, transfigurado, transformado. Instrucciones para correrse del lugar normalizado, para expandirse con nuevas arquitecturas, para desmarcarse del binarismo.

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Un sentido. Colmar y abarrotar el sentido, de eso se trata. ¿Cómo orientarse en ese texto hinchado y harto de letras, formas y colores a punto de explotar? | gza. galeria hache

En Museo apagado, un breve pero potente texto de Paul B. Preciado de 2015 (Posmuseo, Malba), se percibe con claridad su hastío frente a aquello en lo que se han transformado los grandes museos. Preciado se queja –sí, un poco lo hace–, de la manera en que estas instituciones ya no se diferencian unas de otras. También de que las estrategias de marketing y crecimiento financiero se han apoderado de las muestras. De cómo el museo dejó de ser, en la era neoliberal, un laboratorio para “reinventar la esfera pública democrática” y pasó a ser “un negocio rentable”; “una industria de producción y venta de significados consumibles”. Si bien el artículo de este curador con una larga trayectoria sobre estos temas, el rol de las instituciones de arte, programas públicos y estudios de género, se centra en los museos propiamente dichos, hay una línea que permite trasladar parte de sus ideas a las muestras de arte en general. De ese modo, tanto para el museo como para las exhibiciones, vale distinguir entre obras capaces de cuestionar la percepción habitual y adocenada y otras que no. Asimismo, hay piezas de arte que pueden detener la máquina semiótica que, según Preciado, produce “un significado sin historia, un único producto sensorial, continuo y liso”.

Con esa confianza, Orden y secreto, la exhibición a dos voces de Catalina Schliebener y Dani Umpi, es un buen ejemplo de esa otra sensibilidad que se infiere en las palabras de Preciado.

Por lo pronto, ni los grandes nombres ni el criterio de lo más conocido por todos es el aire que se respira en la Galería Hache, donde se exhibe. Pero esto es decir muy poco cuando en Satanic Panic, la serie que desarrolla Schliebener con collages sobre páginas de libros infantiles, es toda una declaración que suspende lo conocido sobre las posibles representaciones de la infancia y lo lanza hacia otras esferas para repensarla.

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No solo porque el trabajo de esta artista chilena, nacida en 1980, tiene que ver con una investigación sobre infancia trans y eso la ubica con un conjunto de problemas para desmontar ese territorio complejo, sino porque las imágenes que construye son deliciosamente perturbadoras. Vamos de un lejos complaciente a colores vibrantes, un pop atractivo. El reconocimiento de las figuras de Disney, la seducción de los dibujos animados, nos acerca y convoca a mirar para hacerlo de otro modo. Justo en el encuentro de ese supuesto “conocido”, atento al imaginario de la cultura infantil, de los cuentos de hadas, de las películas para niños, se produce el disloque. La escena transfigurada: donde las figuraciones (aprendidas) se transforman. Se corren de este lugar normalizado para expandirse con nuevas arquitecturas, para desmarcarse del binarismo, para garantizar su sentido.

Si la infancia es un terreno inestable que se intenta domesticar, educar, lo que esta serie propone tanto con los collages como con los objetos es “invitarnos a pensar no tanto en los modos en que los niños pueden desviarse de un sentido de orientación impuesto por la demanda de lo normal sino en las formas de contacto que establecen con otros desorientados para dar continuidad a una herencia torcida que pueda producir formas precarias de familiaridad y pertenencia”, tal como escribe Nicolás Cuello, el curador, en el texto imprescindible que acompaña la muestra.

Dani Umpi, artista visual, cantante, performer, en la serie Duendadas, collages sobre papel, de 2019, hace dos movimientos al menos: saturar el espacio de la obra y el de la sala. Los carteles, cintas, pancartas que realiza con cientos de miles de recortes de revistas, folletos, anuncios, stickers colman y abarrotan el sentido. Es fácil perderse en ellos. Como en el otro caso, la lejanía con la obra admite un modo de contemplación que se va desarmando conforme se pierde distancia.

¿Para qué toda esa información?, es la pregunta. ¿Cómo orientarse en ese texto hinchado y harto de letras, formas y colores a punto de explotar? Acumulación y paranoia como estrategias aliadas para dar esa batalla.

Umpi responde con una busca obsesiva que reenvía al comienzo. Al pensamiento de Preciado sobre el signo consumible que vacía las obras de arte. La mercancía que devora y destruye la posibilidad de ser un agente crítico. También refuerza lo que el propio Cuello indaga e investiga en estas obras, “las referencias torcidas”, los imaginarios subterráneos que involucran lenguas ocultas, formas de vida obliteradas: “Un proceso alquímico que transmuta la existencia silenciosa de un deseo incierto en una lengua crítica que busca volverse común al potenciar la promesa de lo extraño”.

Orden y secreto

Catalina Schliebener y Dani Umpi

Curaduría: Nicolás Cuello

Hache Galería. Loyola 32

De martes a sábado de 14 a 19.

Hasta el 21 de septiembre