Corren, pican, se toman los tiempos. Hoy hay entrenamiento. Dos turnos, no doble turno. De un lado, los jugadores de Español; del otro lado de la muralla de tres metros de alto, aspirantes a policías de la Metropolitana. Los futbolistas están en la cancha, algo de lo poco que le quedó a Español, tras tres procesos de quiebra. Los del fondo, los que se entrenan en la pista ubicada sobre la calle Castañares, son un producto del Gobierno de la Ciudad. “(Mauricio) Macri siempre quiso quedarse con Español”, se queja en off un allegado a la dirigencia.