ECONOMIA
Debate económico

Pese a la queja de Milei, el atraso cambiario genera dudas sobre los dólares del agro

El presidente se mofó de los economistas que alertan sobre la divisa, pero el oficial cayó 35% en términos reales desde la devaluación de diciembre y podría complicar la liquidación de la cosecha gruesa.

Javier Milei
Javier Milei | Agencia NA

Durante un evento en la fundación Libertad y Progreso, el presidente Javier Milei chicaneó a los economistas que advierten que el atraso cambiario puede generar distorsiones en la economía. Sin embargo, existe cierto consenso entre los analistas en cuanto a que la devaluación de 2% mensual pautada por el Banco Central con una inflación galopando a un ritmo de dos dígitos -al menos hasta marzo- erosionó buena parte de la competitividad argentina y podría complicar la liquidación de la cosecha gruesa.

"Es increíble, porque aparecen algunos economistas diciendo 'el atraso cambiario'. Esos mismos que dicen que hay un problema de atraso cambiario son los mismos que decían que había que poner el dólar a $600 y tenían una hipótesis de inflación más alta. Nosotros lo pusimos por el equivalente a 1000 y tenemos menos inflación. Podrían ser por lo menos coherentes para ser intelectualmente no tan deshonestos", disparó el mandatario en su alocución.

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Inflación vs. dólar: el origen del atraso cambiario

Más allá de los cuestionamientos presidenciales, la dinámica inflacionaria acumulada entre diciembre y finales de marzo alcanzó 90,18% mientras que el dólar oficial se deslizó a una velocidad mucho menor de 2% por mes a cuenta de una estrategia cambiaria pergeñada por el BCRA.

Un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) exhibió el comportamiento de la inflación y las diferentes cotizaciones de la moneda estadounidense de la siguiente manera:

  • En diciembre la tasa de inflación mensual fue de 25,5% y en abril se espera que sea 10%.
  • En diciembre el dólar oficial era de $1.325 a precios actuales y en abril es de $870.
  • En diciembre el dólar paralelo era de $1.987 a precios actuales y en abril es de $1.000.

"Estos datos muestran que el dólar oficial cayó en términos reales 35% y el paralelo 50%. La inflación está bajando de la mano de una fuerte apreciación cambiaria asociada a decisiones que viene tomando el Gobierno", dice el reporte.

En tal sentido, IDESA describió la doble condición que encarece el peso en relación con el billete verde: el Central aplica una tasa de devaluación diaria por debajo de la inflación y, a la vez, mantiene el entramado de normas que restringen el acceso al dólar oficial y al paralelo formal como el contado con liquidación (CCL) o el MEP.

"La cuestión es que eliminar el cepo cambiario genera incertidumbre en torno a lo que pueda pasar con el precio del dólar y cómo esto puede impactar en la inflación. El dilema parece sin solución: si se flexibiliza la política cambiaria se pone en riesgo la baja de la inflación; si se mantienen los controles cambiarios se pone en riesgo la reactivación", plantearon como una disyuntiva.

Atraso cambiario

En diálogo con PERFIL, el director de Analytics de Ecolatina, Federico Moll, analizó la postura de Milei respecto a la evolución cambiaria: "Si se entiende como un activo financiero, es razonable pensar que en un nuevo contexto el tipo de cambio de equilibrio sea significativamente más bajo que en otros momentos de la historia argentina. Como cualquier activo financiero, puede fluctuar de precio dependiendo de un montón de variables y esa es la forma en la que lo entiende el Gobierno".

No obstante, Moll subrayó que el tipo de cambio real "habla de la competitividad que tiene la economía argentina y en ese sentido es que probablemente estemos entrando en una zona en la cual la relación comercial con el resto del mundo se vuelva relativamente compleja".

"El cepo cambiario relativiza los valores pero en la historia argentina, cada vez que se llegó a un tipo de cambio de este nivel o un poco más atrasado, se salió con un salto cambiario mediando una crisis. Es muy difícil generar proyecciones partiendo de la idea de que esta vez un potencial atraso cambiario no se va a saldar con un salto y una crisis de esas características", advirtió.

A su turno, el economista de Econviews, Alejandro Giacoia, remarcó que si bien se confirma un atraso del tipo de cambio real desde diciembre, también es cierto que el ajuste del tipo de cambio inicial "le dio espacio al Gobierno para que se atrase", lo que se conoce como overshooting (sobreimpulso) en la jerga económica.

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"Si uno mira la foto de hoy, no es un problema grave aunque hay que tener en cuenta que ya está por debajo del promedio histórico. Lo que genera más dudas es la dinámica hacia el futuro y qué puede pasar en los próximos meses si se sigue devaluando al 2% y la inflación no se desploma muy fuerte como para que el tipo de cambio real deje de atrasarse", alertó Giacoia.

Bajo su perspectiva, un dólar "barato" provoca que se "desincentiven las liquidaciones de las exportaciones". "Cuando los exportadores empiezan a percibir que el dólar está atrasado y que puede haber una corrección en el futuro, van a tratar de retener todo lo posible y demorar la liquidación para aprovechar un dólar más caro", explicó.

En el otro extremo, la apreciación del peso estimula a que los importadores intenten ingresar la mayor cantidad de bienes posible antes de que la autoridad monetaria ajuste el tipo de cambio. El fenómeno ocurre porque el resto del mundo se vuelve barato para la Argentina y viceversa.

De hecho, un ranking elaborado por Bloomberg mostró que el peso argentino fue la moneda que más se apreció en el planeta en los últimos tres meses, disparándose un 25% contra el dólar. Completan el podio el chelín de Kenia y el peso de Uruguay.

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Para los analistas de la consultora LCG, la lenta marcha de la cotización oficial "tiene por detrás un ancla cambiaria que no puede durar por siempre y, paradójicamente, un fenomenal ajuste de salarios que, más temprano que tarde, deberán empezar a empujar".

"Estos acumulaban una baja real del 25% desde el último pico de noviembre 2017 y sumaron a esta una caída vertical del 19% en los últimos tres meses. Si la recomposición de salarios se hace contra márgenes empresariales que aumentaron en exceso en la previa, la presión sobre precios podrá ser menor. Pero si los márgenes se mantuvieran, tendremos más inercia inflacionaria. La posibilidad de liberar importaciones en las semanas de liquidación de la cosecha gruesa podría ayudar a que un aumento de salario no impacte tanto en precios", argumentaron.

Por su parte, el analista financiero Ignacio Morales expresó que a partir de mayo deberían comenzar las correcciones del dólar para subsanar el atraso cambiario del tipo de cambio real y ante la necesidad de que el sector agropecuario "liquide rápidamente la cosecha".

"El tipo de cambio real se viene apreciando, al punto que los $800 de diciembre equivalen a $1.480 a valores de hoy ajustados por inflación. Ya está en el nivel previo a la devaluación de Sergio Massa a $350", aseguró el consultor de Wise Capital.

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El impacto del atraso cambiario en la cosecha gruesa

A propósito de la liquidación de las agroexportaciones, la baja de los precios internacionales sumada a la apreciación del peso podrían complicar el objetivo del Banco Central de acumular reservas para, eventualmente, levantar el cepo y unificar el tipo de cambio. La aceleración de la devaluación del dólar oficial o una nueva versión del "blend" impulsaría el flujo exportador.

Sin embargo, fuentes del rubro señalan que ante varias campañas malas y pésimas recaudaciones, una parte del stock de granos se liquidaría para pagar deudas. Cabe destacar que la ola de calor de enero y la propagación de la chicharrita redujeron las estimaciones de la cosecha de maíz.

"El dólar exportador (blend) surge de tomar un 80% del dólar mayorista y un 20% del dólar CCL, mientras que el dólar mayorista está en $ 873,25, el dólar exportador se ubica en $ 909,4. Este beneficio parecería que no estará disponible para el segundo semestre", graficó el consultor financiero Salvador Di Stéfano.

Siguiendo esa línea argumental, el especialista en temas rurales explicó que frente a esa coyuntura, "embolsar la soja o el maíz no parece una buena idea en este contexto, hay que erogar dinero para embolsar, a futuro el exportador no tendrá un tipo de cambio especial, y los gastos de logística serán más elevados ya que los combustibles perderán subsidios y tendrán precios más elevados".

 

MFN / Gi