A dos días de haber liberado el dólar, muchos de los funcionarios que hoy integran el gabinete económico no pueden olvidar el momento, a mediados de marzo, en que el entonces candidato Macri prometía “a una radio perdida de Córdoba” levantar el cepo en un día. Ni ellos mismos se lo tomaron muy serio al principio hasta que, unos días después, Macri repitió la promesa en una de las principales radios del país y les impuso la obligación de cumplirla si ganaba. Ganó. Y la orden fue levantar el cepo “cuanto antes”.
En palabras del ahora ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, la promesa se cumplió a la semana de asumir porque las condiciones ya estaban dadas. Pero no fueron las condiciones que él mismo había imaginado semanas antes, en las que el crédito por unos US$ 10 mil a US$ 15 mil millones de un grupo de bancos internacionales, junto con la liquidación de los exportadores, era la llave para abrir el cepo. Contra todo pronóstico, de todas las que probaron, la llave que abrió fue China. Fue en la madrugada del martes cuando, tras una charla de cuarenta minutos entre el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger y su par del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuano, acordaron las condiciones para convertir US$ 3.100 millones del swap por US$ 11mil millones gestionados por la administración de Cristina Kirchner, a muy bajo costo (variable, en torno a 4% anual). Ambos funcionarios se comprometieron, además, a continuar personalmente el mes próximo las negociaciones para ampliar el mecanismo en la reunión de bancos centrales de Basilea que comenzará el 14 de enero.
Día a día. A partir de esa conversación, en la que se confirmó el primer ingreso de divisas del exterior, se aceleró todo. El anuncio que se iba a hacer el viernes pasó al miércoles, la prueba de fuego en los mercados se superó el jueves y ayer continuaban las negociaciones con los bancos de inversión para conseguir el financiamiento que aún falta para completar los US$ 25 mil millones anunciados por Prat-Gay. Es que el swap con China funcionaba, en el esquema preliminar del equipo económico, como un reaseguro. Pero ante las dilaciones en las tratativas con los bancos privados del exterior, un tramo de ese canje será finalmente el primer dinero contante y sonante que se acreditará. Ya el fin de semana pasado viajaron dos funcionarios de la línea del Banco Central para analizar las cuestiones técnicas de la conversión. La misión fue liderada por Emiliano Basco, sobrino del otrora poderoso jefe de mesa de Operaciones Juan Basco, quien en marzo de este año se había convertido en asesor de Presidencia precisamente para seguir, entre otros temas, esta operación con el gobierno chino.
La confirmación del dinero proveniente de China, que se suma a los US$ 8 mil que aportarán los exportadores hasta mediados de enero, le bastó a Macri para dar la orden, el martes por la noche, de adelantar el levantamiento del cepo y evitar nuevas pérdidas de reservas. Hasta el miércoles pasado, en apenas días de gestión, el BCRA llevaba perdidos unos US$ 480 millones y, dado que las otras vías de financiamiento sobre las que se trabaja no se despejarán totalmente hasta dentro de unos días, el Presidente consideró que no tenía sentido seguir esperando, ni dejando salir preciados dólares del Central. Tuvo razón, el jueves la sangría paró.