En una especie de contradicción yanqui, el destino de la Argentina no es muy importante en Washington, pero a la vez es clave que Mauricio Macri consiga la reelección. Existen factores comerciales y geopolíticos en juego, a tal punto que en varias agencias y organismos multilaterales han destinado recursos sustanciales a la agenda bilateral.
Los más importantes de ellos obviamente están en el Fondo Monetario Internacional, pero también son numerosos en otros organismos como el Departamento de Estado y el poderoso Tesoro de Estados Unidos. Y obviamente en Wall Street, donde crece el optimismo sobre una posible victoria de Mauricio Macri en octubre que dispararía un flujo de capital financiero inicialmente y luego las añoradas inversiones en la economía real que tantas veces prometió el Presidente.
Una delegación de periodistas argentinos, junto con representantes de varias empresas norteamericanas con presencia en el país, visitó a varios oficiales de jerarquía en distintos organismos estatales en Washington esta semana. El viaje, organizado por la Cámara de Comercio de EE.UU. en Argentina (AmCham), consistió de entrevistas en estricto off the record.
Donald Trump: "Macri tiene la visión correcta para la economía argentina"
¿Por qué EE.UU. está ayudando tanto a la Argentina? La primera variable tiene más que ver con los intereses geopolíticos del país que con la relación entre Donald Trump y Macri. Con el foco puesto en forzar la salida de Nicolás Maduro en Venezuela, desterrando al populismo de izquierda de Latinoamérica, Trump no solo cumpliría con sus objetivos ideológicos, sino que además tendría uno de los principales mensajes de campaña de cara a las elecciones presidenciales de 2020: demostrar el fracaso del “socialismo”.
La vuelta de Cristina Fernández de Kirchner en el contexto de un corrimiento hacia el centro del liderazgo de la región no es lo que quieren en Washington. En esa línea se enmarca la llegada esta semana del secretario de Estado, Mike Pompeo, para participar del aniversario del atentado a la AMIA.
También pesa la exitosa política exterior de Macri en términos de la reintegración de la Argentina en el mundo. En los distintos despachos indicaban que los lazos personales que habían generado los miembros del gobierno argentino con sus pares norteamericanos, como también en organismos como el Fondo y el Banco Mundial, sumada a la predisposición de implementar un modelo económico ortodoxo están alineados con la cosmovisión de EE.UU.
La flexibilidad del FMI se explica en un supuesto "aprendizaje" de los errores cometidos en el pasado y un intento por lograr revertir la mala imagen que dejaron en la región. No solo necesitan un caso de éxito desde lo reputacional, sino también saben que está en juego el mayor préstamo de emergencia que haya otorgado la institución.
Para el referente económico de Alberto Fernández, "Kicillof es un ignorante"
Por eso en Washington reconocen que es muy probable que haya que reestructurar el acuerdo a partir de 2020. Esto no sería un problema siempre y cuando se haga a través de los propios mecanismos del Fondo. Es más, hasta está dentro de las posibilidades que se pongan en juego más fondos para la Argentina. Para esto sería necesaria una continuación de las políticas económicas que el gobierno de Macri ha puesto en marcha con un fuerte foco en la reducción del déficit fiscal, un tipo de cambio flotante y una liberalización de la economía en general. “El Fondo recuperará su dinero”, explican en Washington.
Preferido. Habiendo recibido a interlocutores de Alberto Fernández, los distintos actores del gobierno de Donald Trump responden diplomáticamente sobre cómo sería una futura relación con el precandidato a presidente de Cristina. Aunque no lo dicen explícitamente, más allá del off, indican que ven poco probable que este nivel de apoyo se prolongue sin Macri.
En Washington y en Wall Street ven con cierto optimismo el crecimiento de Macri en las encuestas. Mientras algunos comentaban el rumor de que CFK podría bajarse (“está muy mal Florencia”, dicen), entienden que la estabilidad cambiaria y la baja de la inflación deberían seguir dando señales macroeconómicas positivas de cara a la elección. El torniquete monetario del Banco Central que comanda Guido Sandleris, junto con los dólares del Fondo, debería mantener las aguas calmas, aunque comienzan a sonar las alarmas por una posible sobrevaloración del peso.
En Washington y Wall Street entienden que la estabilidad cambiaria y la baja de la inflación deberían seguir dando señales macroeconómicas positivas de cara a la elección
Entienden que si la fórmula Férnandez-Férnandez sacara una ventaja de 6 o 7 puntos en las PASO, o superaran los 40 puntos, o Kicillof le ganara a Vidal en la provincia de Buenos Aires, se dispararía un sell-off que pondría punto final a las expectativas políticas de Cambiemos. Siempre y cuando el mundo siga acompañando con tasas bajas, obviamente.
Una victoria de Macri generaría un fuerte flujo de capitales financieros hacia la Argentina. Los bonos emitidos en Nueva York por empresas privadas del país en las últimas semanas y la posibilidad de nuevos capital events entusiasman en Wall Street. Y, aunque indican que hay por lo menos US$4,5 mil millones listos para ingresar en el sector energético en caso de que gane Cambiemos, advierten que las inversiones productivas directas tardarían por lo menos 12 meses en llegar. Para eso el Gobierno tiene que pasar las reformas que viene prometiendo, principalmente la laboral, y generar confianza en el mercado. La llegada de Miguel Pichetto al oficialismo cayó bien en Wall Street.
Las joyas de la abuela serían los activos en Vaca Muerta, donde apuestan a que Argentina pase de ser un posible exportador limítrofe a un jugador fuerte a escala mundial. Para eso es importante atraer inversiones de todo el mundo, ya que el desarrollo de Vaca Muerta requiere condiciones de juego a largo plazo y el compromiso del Gobierno y la industria, dicen en Washington. Para que Argentina realice su sueño de ser un fuerte exportador de hidrocarburos tiene que lograr que el precio a la venta del gas natural sea competitivo con el de EE.UU. en un plazo de tres a cuatro años. Si no, dicen, habrá pasado la ventana de oportunidad.
*Desde Washington
MC