El Tesoro volvió a salir al mercado esta semana con un bono en dólares -el Bonar 2029N-, con vencimiento en 2029, por 1000 millones de dólares a una tasa del 9,26%, en una operación que fue leída como una señal de reapertura gradual del financiamiento en moneda dura, aunque con interrogantes aún abiertos.
“La señal que deja la operación es que una parte sustancial de la demanda habría sido inducida por recientes modificaciones regulatorias aplicables a compañías de seguros y reaseguradoras, entre otras, que elevaron el atractivo relativo del instrumento”, explicó Gustavo Araujo, Head of Research de Criteria.
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El analista advirtió que “el punto pendiente ahora es saber cómo planea el Gobierno obtener los más de USD 3.000 millones restantes necesarios para cubrir los vencimientos de deuda de enero”, aunque destacó que la transacción “constituye un avance relevante hacia la normalización del financiamiento del Tesoro”.
Estabilidad financiera y reactivación del mercado de capitales
Desde la UADE, el economista Pablo Salina señaló que el contexto financiero muestra una mejora significativa tras el intenso período electoral. “Noviembre combinó calma cambiaria, recomposición de expectativas y una dinámica muy activa en los mercados de deuda privada”, afirmó.
El último reporte del Club de Finanzas del Instituto de Economía (INECO) de UADE subraya que la confianza en el Gobierno aumentó 18% mensual, revirtiendo las caídas previas tras el triunfo electoral. A esto se suma la recuperación de la actividad: el EMAE creció 0,5% en septiembre y acumula una suba del 5,2% interanual.
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En materia de precios, la inflación de octubre fue del 2,4%, mientras que las expectativas implícitas continúan proyectando un sendero cercano al 2% mensual, reforzando el escenario de desinflación gradual.
Otro dato relevante es la reapertura del crédito corporativo: noviembre fue el mes con mayor volumen de emisiones de Obligaciones Negociables (ON) de los últimos diez años, con USD 4.000 millones emitidos por empresas privadas, a los que se sumaron USD 600 millones del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
“Noviembre reflejó un cambio de clima financiero: mayor estabilidad, reducción de cobertura, actividad económica en recuperación y un mercado de capitales reactivado. Aun así, persisten desafíos vinculados a la trayectoria de inflación, la consistencia fiscal y el ritmo de recomposición de reservas”, advirtió el informe del INECO-UADE.
Liquidez, riesgo país y curva en dólares: las tres pantallas que sigue el mercado
Más allá de la licitación puntual, el foco del mercado está puesto en tres variables clave: liquidez inmediata, riesgo país y nivel de reservas. Así lo sintetizó Emilio Botto, de Mills Capital Group, al analizar el escenario tras la colocación del Bonar.
“El mercado llega a la mitad de diciembre monitoreando la licitación del día 11 como el test de liquidez inmediato. Sin embargo, la sostenibilidad del modelo se juega en las otras dos pantallas: un Riesgo País controlado y un nivel de reservas que brinde la cobertura necesaria para mantener la estabilidad nominal”, señaló.

Según el analista, el próximo desafío será el 9 de enero, cuando el Gobierno buscará captar unos USD 2.633 millones para cubrir los cupones de los bonos AL29, AL30, GD29 y GD30. El objetivo oficial es refinanciar esos vencimientos sin presionar al mercado cambiario.
“La estrategia fue colocar un bono bajo ley local a una tasa inferior a la vigente en el mercado para mejorar las condiciones de refinanciamiento y evitar compras de dólares por parte del Tesoro, lo que implicaría mayor presión sobre el tipo de cambio, que ya opera cerca del límite superior de la banda”, explicó Botto.
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En este contexto, la emisión por debajo del 10% abre dos escenarios posibles: “con el bono colocado en torno al 9%, puede alinearse con la curva Hard Dollar y converger nuevamente al 10%, generando pérdidas para quienes entraron a la emisión; alternativamente, si el resultado se combina con avances legislativos en el Congreso, podría contribuir a una compresión del riesgo país y permitir que el resto de la curva Hard Dollar también se acomode hacia niveles del 9%”.
Finalmente, el analista destacó que un eventual recorte de tasas a nivel global podría jugar a favor. “Una baja de tasas internacionales mejora la perspectiva para la deuda de cualquier mercado emergente. En el caso de Argentina, el impacto sería aún más relevante dado que está buscando ingresar al mercado internacional y necesita condiciones financieras más favorables para sostener ese proceso”, concluyó.
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