ECONOMIA
PRECIOS Y TIPO DE CAMBIO

El mercado espera una nueva devaluación en marzo: ¿Qué pasará con la inflación?

Un IPC del 25,5% en diciembre y una proyección similar para los primeros meses de 2024 podrían impulsar la suba del dólar oficial, como ocurrió dos días después de la asunción del nuevo gobierno. Los especialistas esperan un nuevo salto después del primer trimestre que podría impactar de lleno en la inflación, si bien las consultoras esperan una desaceleración a partir de abril. Economistas explicaron a PERFIL cuáles son los escenarios posibles.

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Supermercado | Pablo Cuarterolo

Tras la devaluación del 12 de diciembre, por la que el dólar oficial pasó de $400 a $800, la mayoría de los analistas esperan un nuevo salto de la moneda extranjera en abril o marzo de este año. Si esto sucede, no solamente se moverá el valor del dólar, sino también las estimaciones de una inflación que, según estudios privados, podría bajar a un solo dígito desde abril. Economistas consultados por PERFIL evaluaron los distintos escenarios de un dólar que muy probablemente deba moverse a los niveles de inflación que corren por encima del 20%, y sobre todo qué consecuencias tendrá este salto ante el peligro de una espiral inflacionaria.

“Luce bastante desafiante que se pueda mantener el ritmo de depreciación del tipo de cambio a nivel del 2% mensual con una inflación que en diciembre fue alta y en enero –si bien parece que hay una desaceleración– también va a estar cerca del 20%”, explicó Diego Martínez Burzaco. Sobre todo, porque “todavía hay un largo camino por recorrer en el arreglo de la distorsión de los precios relativos: hay muchos precios regulados que recién ahora empezaron a subir o se están liberando y eso le va a sumar una inercia inflacionaria bastante desafiante de acá a marzo o abril”.

En diciembre la inflación informada por el Indec fue de 25,5% y se esperan cifras similares al menos para los primeros tres meses del año. Por eso, agregó Burzaco, “el mercado está descontando que en algún momento puede haber un salto discrecional del tipo de cambio”.

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A esto se suma, además, la necesidad de un dólar más competitivo para la liquidación de la cosecha, que se espera llegue a números récord este año. Pero, si hay un salto del dólar, esto “estimularía la inflación futura”, agregó.

Cuando ocurrió la última devaluación, “el dólar exportador no era el dólar oficial que regía para el resto de la economía: era de 640 pesos. Entonces, la devaluación para el campo fue solamente de un 20%”, agregó la economista Laura Testa. “Frente a una inflación de más de 200 puntos en 2023 y del 25% en diciembre, el campo empieza a notar que esta devaluación de diciembre va a quedar corta y tiene la expectativa de una nueva devaluación, ya que a la última se la comió la inflación”. Lo que se espera, aseguró Testa, es un dólar a $995 para marzo, “mucho más del 2% mensual anunciado”.

Para la economista, una posible devaluación impactará directamente sobre la inflación por dos razones: “Por un lado, el sector del campo que rige sus precios en base a precios internacionales, lo que hace que a nosotros no nos salga un pedazo de carne o algún producto derivado de la soja o el trigo exactamente lo mismo de lo que sale en el resto en el mundo. Por el otro lado, porque la industria es formadora de precios y la mayor parte de insumos o maquinarias que se utilizan para producir son importados”.

El problema no es solamente el aumento real de los insumos, sino también los aumentos que se estiman. “Cuando la industria tiene expectativas de devaluación, en la medida en que sepa que el Banco Central no tiene dólares, los precios aumentan porque no saben a qué precio van a poder reponer sus insumos”, detalló.

Según Natalia Motyl, esas mismas expectativas impulsaron los precios hacia arriba antes de la devaluación de diciembre. La economista opinó que “la devaluación estuvo mal hecha” y “se había dejado trascender cuánto se iba a devaluar, antes del anuncio oficial. Lo que generó es que el mercado incorporó la información antes de que la devaluación se efectivice”. Por eso, estimó, “se requerirá una devaluación en el corto plazo”.

Los dólares financieros podrían converger en $1.700 en los próximos meses. 

Para la especialista, “no tiene sentido en un mes devaluar y al otro retrasar el tipo de cambio con un crawling peg tan bajo. Para que la corrección cambiaria tenga sentido se requería una devaluación mensual acorde a la inflación mensual”.

Motyl explicó también que “de acuerdo a los datos del balance del BCRA el dólar oficial debería estar entre los $1.600 y $1.700. Es hacia donde van a converger los dólares financieros en unos meses”.

Sin embargo, también podría pasar que “en vez de estabilizar el mercado cambiario decidan no llevar a cabo una nueva devaluación”. En ese caso, “estaríamos en el mismo contexto que estaba Sergio Massa, y se debería recurrir a tipos de cambio diferenciales, restricciones cambiarias, y restricciones de la demanda de dólares, que es la misma receta que estaba aplicando el Gobierno anterior”.

El economista Marcelo Elizondo sostuvo en cambio que la última devaluación “estableció un colchón ante la inflación de diciembre, y quizás también de enero”. Además, aseguró que es “altamente probable” que con una inflación que en enero seguiría siendo alta “se produzca algún ajuste cambiario”.

En cuanto al 2% mensual, agregó Elizondo, “el Gobierno nunca dijo que iba a ser para siempre”. Para el economista una probable devaluación dependerá de varios factores, entre ellos “de cómo evolucionen los dólares paralelos y de las reformas que están siendo discutidas en el Congreso, porque esas reformas tienen un impacto monetario que es la demanda de monedas. Si Argentina consigue reformas estructurales eso puede generar un incremento de la demanda de monedas que aliente cierta moderación en las tasas de inflación y la depreciación cambiaria”.

El economista explicó también que “el Gobierno puso un tipo de cambio fijo para tener un ancla en un momento en que iba a haber volatilidad”, pero que “el objetivo para la última parte del año es tener un tipo de cambio libre y con intervención del BCRA para evitar grandes oscilaciones”.