Si bien resta conocer varios detalles (y el diablo usualmente se esconde en ellos), las declaraciones del ministro Martín Guzmán y del presidente Alberto Fernández dieron algunas pistas sobre lo que será la propuesta argentina de renegociación de la deuda emitida bajo ley internacional.
Ambos dijeron en varias oportunidades que Argentina “no puede pagar”. Además el ministro sostuvo que no se puso de acuerdo con los acreedores acerca de lo que la Argentina puede pagar (sobre la sustentabilidad de la deuda) y que sus voces iban a resonar porque buscarán que el Gobierno acepte pagar más. Lo cual parece anticipar, de alguna manera, que el ministro no le asigna muchas chances a que la propuesta resulte finalmente aceptada.
Se abre de ahora en más un período de 20 días en los que los tenedores de deuda deberán aceptar o no la propuesta. Es de esperar que mañana se conozcan los detalles pendientes y que resultan vitales para poder valuar correctamente la propuesta: el plazo de los bonos, la estructura de los cupones (sólo se dijo que las tasas de interés serán crecientes en el tiempo, pero no se informó cuál será todo el sendero), si la quita de capital será uniforme para todos los bonos o si se castigarán más algunos (los más cortos) que otros (los más largos), etc. De todas maneras, es probable que en valor presente neto (que es como se mide correctamente el valor de un flujo de fondos, en este caso un bono) la quita resulte en línea con los precios que hoy tienen los bonos en el mercado.
Durante esos 20 días no será fácil que los acreedores cambien su opinión y muestren mayor predisposición a participar del canje. El Gobierno ha intentando convencerlos que no puede pagar y que esta será la mejor (la única) propuesta que puede hacerles dada la capacidad de pago de los próximos años. Pero, aún cuando, pueda ser cierto que esto es así, la falta de un programa económico, de una hoja de ruta concreta y detallada, con objetivos bien definidos y políticas claras para los próximos años seguirá siendo un obstáculo enorme para volver a ganarse la confianza del mercado. Los detalles faltantes serán conocidos pronto; pero el gran detalle que puede modificar sustancialmente el resultado de la negociación, muy probablemente, seguirá luciendo por su ausencia.
Hacen falta algunas precisiones e ideas de cómo hará la Argentina para revertir el enorme deterioro de sus cuentas fiscales en los próximos tres años, en un contexto en el que este Gobierno ha mostrado preferencias muy claras por aumentar el tamaño del gasto público, sin importarle demasiado cómo financiarlo, incluso antes de que se desatara la pandemia de COVID19.
Sin una perspectiva clara de cómo hará la Argentina para volver a crecer con estabilidad nominal, la aceptación de cualquier propuesta, seguirá estando más del lado de la fe que de cuestiones estrictamente técnicas de valuación.
Economista / Director de Perspectivas Económicas.