En 2019 con el cambio de Gobierno se decidió suspender durante el 2020 la regla de movilidad jubilatoria aprobada en 2017 (Ley 27.426) que ajustaba 70% por inflación y 30% por salarios; siendo reemplazada por decretos de necesidad de urgencia (DNU) que establecían aumentos discrecionales de los haberes jubilatorios.
Un informe de la Fundación Mediterránea titulado "Haberes jubilatorios: Trayecto desde la suspensión y reforma de movilidad hasta la actualidad y perspectivas para 2022" evalúa, analiza y explica el desempeño de la fórmula vigente con relación a la derogada y compara el nivel de haberes jubilatorios en términos del poder adquisitivo necesario.
En 2021 se aprobó la nueva fórmula, que incorpora un índice de movilidad formado en un 50% por variación de salarios y 50% por variación de la recaudación tributaria de ANSES (por beneficiario). El aumento resultante tiene un límite dado por la variación interanual de la recaudación total del sistema previsional, por beneficiario, aumentada en un 3%.
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En este sentido, el informe advierte que la estructura de la fórmula resulta compleja en su determinación, especialmente en su componente de recaudación, lo que dificulta su seguimiento y control.
Haberes y evolución de precios
En los últimos cinco años, transcurrieron 19 trimestres de actualización de haberes, incluyendo diciembre de 2022, por lo que serán 20 períodos en los cuales se otorgaron aumentos previsionales por Ley de movilidad o por decreto.
No obstante, en solo cuatro ocasiones los haberes le ganaron a la inflación y en otros dos la igualaron. Es decir, el 70% de las veces los ingresos de los jubilados fueron inferiores a la evolución del nivel general de precios, según consigna el documento de la Fundación presidida por María Pía Astori.
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En concreto, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2022, suponiendo que el año termine acumulando una suba de precios equivalente al 95%, como ya estiman algunas consultoras privadas; la variación del Índice de Precios al Consumidor podrá ser del 300%, que equivale a multiplicar por 4 los precios observados a finales de 2019, momento en el que el Frente de Todos suspendió la fórmula de movilidad provisional por entonces vigente. Desde entonces, explica el documento, las jubilaciones nominales en el mismo periodo se han ajustado un 257%.
La Fundación Mediterránea plantea imaginar cuál sería en la actualidad le monto del haber mínimo si este hubiese mantenido el poder adquisitivo de la jubilación correspondiente a diciembre de 2019. A precios de julio del corriente año, sería de $42.265 mientras que un jubilado de la mínima en su último recibo de haberes percibió $37.535. Es decir, $4.740 menos de poder de compra por el efecto de la inflación.
¿Qué pasará en los meses que restan del 2022?
Si la inflación mensual de los cuatro meses que restan del año se ubica por encima del 5,5%, la trayectoria de los haberes reales “luce auspiciosa”, según el documento. Por ejemplo, en septiembre el aumento de los haberes será de 15,53% sobre el valor que se fijó en junio, la inflación de solo un mes (7,4% en julio) ya socavó la mitad del incremento que los jubilados recibirán en el noveno mes del año.
Por otra parte, contemplando un escenario de inflación mensual descendente hasta diciembre 2022 donde finalizaría el año acumulando una suba del 95% en el índice de precios al consumidor, los jubilados habrán perdido en desde diciembre 2019 a diciembre 2022 el equivalente a dos haberes mínimos de la actualidad.
Con los bonos no alcanza
Los bonos otorgados para reducir el efecto de inflación sobre los haberes de menor rango, hicieron que en promedio a lo largo 36 meses, los 4,4 millones de jubilados que prescriben ingresos iguales o inferiores a una mínima tengan un saldo positivo de $5.721. En la comparación de los últimos 12 meses (agosto.22 contra agosto.21), los jubilados perdieron $11.707 y en diciembre la pérdida estimada será de $16.4.41.
Sin embargo, la entrega de bonos no atenúa el impacto de las fluctuaciones de los ingresos reales que padecen los jubilados y pensionados. Esto solo ocurre bajo el supuesto que los beneficiarios del SIPA podrían preservar su poder adquisitivo en caso de que tengan la previsión de administrar el dinero del bono entre los meses donde el haber es constante hasta el próximo incremento por movilidad; que, por otra parte, sufren importantes oscilaciones en el poder de compra dependiendo los ingresos entrantes en cada mes que impactan en los gastos de las familias.
El informe concluye que la variación interanual de los haberes se ubica por debajo de la variación de los precios de la economía. En julio, la inflación interanual resulto del 71% mientras que los haberes jubilatorios se ajustaron un 63%, considerando el incremento del 15,53% para los haberes de septiembre y asumiendo que la inflación de agosto y septiembre se ubicaría en torno al 7% y 6% respectivamente, el guarismo arroja una mayor pérdida de poder adquisitivo para el universo de jubilados, con variaciones del 83% y 67% respectivamente.
SE / LR
