ECONOMIA
DESEMPLEO

Nicolás Del Caño propone reducir la jornada laboral a seis horas, ¿es posible?

Según el diputado del FITU se podrían generar un millón de empleos. Especialistas analizan la viabilidad de la propuesta.

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El diputado nacional Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda). | NA

Argentina está marcada por la pobreza y la precarización laboral debido a los bajos ingresos. Por ello, funcionarios y especialistas debaten y cruzan propuestas para encontrar la salida con propuestas que representan diferentes intereses y posturas.

En ese contexto, el diputado nacional por el Partido de los Trabajadores Socialistas, Nicolás del Caño  propone reducir la jornada de trabajo a seis horas, con un salario que cubra la canasta familiar, como se debate por estos momentos, según destacó, en los países desarrollados.

“Esto permitiría repartir las horas de trabajo para darle empleo a quienes no lo tienen hoy”, explicó el diputado ante estudiantes, docentes y miembros de la comunidad en la Universidad de Belgrano.

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Y agregó, “si se aplicara a las 12 mil empresas más grandes del país, se podrían generar un millón de trabajos genuinos y se lograría un aumento del 33% del salario”.

“La productividad del trabajo en la actualidad lo permite, ya que obviamente no es la misma que en 1929, cuando se conquistó la jornada de ocho horas en la Argentina”, enfatizó.

A su vez, Del Caño caracterizó el clima político, económico y social como un crecimiento de la “bronca genuina contra la casta política”, provocado el aumento de los niveles de pobreza y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.

En este sentido PERFIL acudió a diferentes economistas y especialistas en mercado laboral para brindar su análisis de la propuesta. En algunos hubo cierto escepticismo ante la propuesta.

En el caso de la especialista en empleo, Nuria Susmel, explica que “Del Caño dice: cien personas trabajan ocho horas, o sea 800 horas, y si en lugar de ocho, hago seis horas; hace 800 dividido en seis, le da que tendrían que trabajar 160 personas para hacer todas esas horas. Eso es lineal pero el costo laboral no es lineal”.

Es decir, “160 personas trabajando seis horas es más caro que 100 trabajando ocho horas. Porque tenés costos fijos, más gente, aumenta la probabilidad de despidos y juicios. Lo que yo sospecho que pasaría es un aumento de las horas extras o reemplazaría la mano de obra por la máquina de empacar chanchitos –en referencia al reemplazo de la tecnología por la mano de obra-, me parece muy infantil pensar eso”.

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Por otra parte, el economista Pablo Tigani, consideró que a pesar de no hacer ningún cálculo, la marca hacia el acortamiento de la jornada laboral es irreversible.

“Será una contribución para que la automatización que aumenta la productividad corporativa deje de ser financiada  con el trabajo humano. Según Keynes, hace 100 años, en un punto de la curva más ingresos más trabajo, la misma se revierte porque en ese punto no hay ningún incentivo económico que yo quiera cambiar por mi ocio”, afirmó Tigani.

Y agregó, “hoy 100 años después, en China las fábricas tienen redes para que las fábricas de varios pisos los obreros no se suiciden. En Occidente, la conciencia de “calidad de vida” crece. En síntesis, para que el capitalismo siga (se reinvente) es necesario un salario universal asegurado y menos horas de trabajo”.

Propuesta inoportuna para la necesidad obrera

A su vez, otro economista consultados por PERFIL, que pidió no revelar su nombre, explicó que el proyecto propuesto por Del Caño es inviable porque no se corresponde con el momento que está pasando la clase obrera en donde en general tiene hasta dos trabajos porque no le alcanza, entonces la idea que la jornada laboral se reduzca a seis horas sin afectar el salario es difícil de llevar adelante.

Y ejemplifica que en los países donde se redujo la jornada laboral está más asociada a una precarización y flexibilización mayor que a una mejora de las condiciones laborales.

“Me parece que es una propuesta a destiempo, en el sentido de inoportuna, no es algo que esté planteado en la agenda de la clase obrera, se trata de una agenda patronal. Su proyecto es en función de una cuenta aritmética que tiene que ver con agarrar la totalidad de los empleos de ocho horas, dividir y pasarlos a seis horas; los sobrantes de horas para la gente nueva que entraría”, afirma el economista.

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En términos políticos, considera que se trata de una maniobra del partido de Del Caño que no tiene ninguna intervención, ni peso en el movimiento de desocupados como para intentar “meter la cuchara ahí”.

“El movimiento de desocupados hoy tiene otras reivindicaciones que tiene ver con que lo planes dejen de ser tan miserables, con mandar comida a los comedores y cuestiones vinculadas a eso”, finaliza.   

cp