Las pequeñas y medianas empresas acusan un golpe mayor por la caída de la actividad que las grandes: la combinación de inflación, recesión y tipo de cambio, además de costos logísticos y la falta de financiamiento, llevaron a que en los últimos cinco años bajara 10 puntos la proporción de pymes industriales que exportan.
Así lo señaló el último informe de la Fundación Observatorio Pyme, una entidad nacida al amparo de la Unión Industrial Argentina, Techint y la Universidad de Bolonia (Italia). “En 2009 el 30% de las pymes industriales exportaba. Hoy esa proporción bajó al 20%”, explicó el director de la Fundación, Vicente Donato.
Los números oficiales sobre la cantidad de pymes exportadoras no abundan. El último informe de la Fundación Export.Ar sobre el segmento se refiere a 2012, cuando las “pymex” totalizaban 5.977 empresas.
A la hora de analizar las causas de la baja del último año, el análisis sostiene que “la devaluación de principios de 2014 impactó sensiblemente en la inflación pero recuperó parte de la competitividad perdida”. Pero el aumento de precios hizo que esa ganancia de competitividad fuese transitoria, “sin lugar a una recuperación de las ventas al exterior”.
Las exportaciones “también decayeron en valor debido a la baja de cantidades y precios, ejerciendo presión sobre la capacidad de importación y afectando a las empresas que dependen de bienes extranjeros para su producción”.
El problema de la merma de precios y cantidades se vio potenciado por la menor dinámica de las economías emergentes, especialmente Brasil, principal socio comercial.
“Las pymes exportadoras, además, son también importadoras (de insumos) y las importaciones están trabadas”, indicó sobre los factores que afectan al sector.
Según la encuesta estructural a pymes industriales que realizó el Observatorio, el 42% de las consultadas cree que las restricciones a las importaciones “sólo dificultan la compra de bienes”, mientras que el 22% estima que protegen pero también generan dificultades. El 24% pondera que no afectan y el 12% sostiene que generan protección.
Brecha. En el cuadro general, la caída de la actividad de las pequeñas y medianas empresas fue del 9,5% el último año. La industria en su conjunto, con las grandes empresas incluidas, cayó 2,5% el año pasado, lo que marcó la mayor baja desde 2002.
Al analizar la caída de actividad por sectores, el que más perdió fue el autopartista, con una baja del 23,7%. En muebles, la pérdida fue del 20,8%; en madera, del 19,5%; en caucho y plástico, del 17,5%, y en aparatos electrónicos, del 16,8%. En el caso de los textiles y calzado, la caída llegó al 12%. El promedio de baja del 9,5%, en tanto, coincidió con la caída en alimentos y bebidas, mientras que otros segmentos como maquinaria bajaron 9%. Sólo las pymes de papel, edición e impresión cerraron el año casi sin cambios (+ 0,7%) y las químicas mostraron un crecimiento del 7,9%.
Ante el contexto internacional y las dificultades para exportar, Donato sostuvo que la alternativa, el mercado interno, necesita “equilibrio”.
El mapeo por provincias marca un desarrollo postergado fuera de la zona centro, en especial en el norte del país. Para generar el equilibrio, Donato estimó que se debería analizar la reforma de la coparticipación. “Hay que generar natalidad empresarial”, agregó.
Menos cepo para consumo
Los bienes terminados, para consumo, disfrutan de su “veranito” en los meses previos a las elecciones: las importaciones de este sector crecieron en junio 8,4% según el Indec.
Si no se tiene en cuenta la caída del 39% de las importaciones de combustible, las compras al exterior crecen. El rubro que más repunta es el de piezas para maquinaria (9%), seguido de consumo.
En medio de la necesidad de dólares del Gobierno, la balanza comercial cerró el primer semestre con sólo US$ 1.232 millones a favor. Si se mantiene la tendencia, el saldo podría rondar US$ 2.500 millones, un tercio de lo que se necesita para pagar el Boden 2015 en octubre.