El sector minero gozó desde las épocas del menemismo de un privilegiado tope de 3% por ciento. Si bien la decisión política ya está tomada, todavía se discute la letra chica de la medida. Así lo confirmaron dos fuentes oficiales a PERFIL.
La actividad minera, que muchos habitantes de las zonas en donde se desarrollan denuncian por sus negativas consecuencias ambientales, está protegida desde la época de la convertibilidad.
En el año 1993, se sancionó la Ley de Inversiones mineras, que otorgó beneficios impositivos por tres décadas a las empresas mineras, la mayoría multinacionales. Entre los beneficios, se encuentra la amortización acelerada de Ganancias, y un tope máximo de 3% del valor del mineral puesto en boca de mina en calidad de retenciones.
Hay metales que no tributan, como el oro, y otros que sí lo hacen. Por eso, el perjuicio más grande lo sufrirían los nuevos proyectos, que tienen pendiente la negociación de los beneficios fiscales.
El sector minero alcanzó el año pasado un récord de exportaciones por $7.950 millones. Una variación de sólo dos o tres puntos porcentuales podría significar más de $200 millones adicionales.Los empresarios del sector adelantaron sus críticas a la medida, al tiempo que alertaron que algunas empresas extranjeras optarían por cruzar la cordillera de Los Andes e irse a Chile a invertir.