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Psicópatas y política

“El poder es como la nitroglicerina: hay que manejarlo con mucho cuidado”

Iñaki Piñuel es un psicólogo español especializado en mobbing o acoso psicológico, que ha investigado las transformaciones que el ejercicio del poder produce en las personas normales. Llega a la Argentina para dictar talleres con una dura advertencia: cualquiera de nosotros, puestos en situaciones de poder, seríamos capaces, a pesar de nuestra buena intención, de transformarnos sin darnos cuenta en psicópatas.

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Psicópatas y Política. | cedoc

Iñaki Piñuel es doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Recursos Humanos en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Alcalá. Fue el creador de la primera herramienta para medición del mobbing o acoso psicológico en el trabajo por parte de jefes a subalternos, entre subalternos o de subalternos a una jefa o jefe, así que ahí se adentró, investigó y publicó libros sobre cómo detectarlo, peritarlo y prevenirlo en las compañías y entidades estatales.

Otros temas de sus investigaciones son el bullying, el origen del abuso de poder y su aprovechamiento.

A través de su instituto capacita a psicólogos y psiquiatras para la terapéutica a víctimas de vínculos con psicópatas y narcisistas. En esta entrevista con PERFIL explica, entre otras cosas, qué lleva a algunas personas con buenas intenciones a incursionar en la política y, una vez allí, comportarse como psicópatas.

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—¿A qué te dedicás?

—Soy un psicólogo clínico rompedor de trances colectivos e individuales. Mi tarea consiste en despertar y ofrecer luz sobre problemas de las personas que tienen que ver con el trauma psicológico complejo, y en especial con el trauma de traición (acoso, maltrato, relaciones tóxicas etc.).

—¿Por qué elegiste esta carrera?

Desde pequeño sentía un enorme interés por las personas y sus problemas. Aunque iba destinado a ser economista terminé estudiando Psicología. Soy doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid.

—¿Por qué nace tu interés por investigar el “bullying”?

—Mi recorrido investigador es extraño. Primero me especialicé en superdotados adultos. De ahí fui investigando el mobbing en el trabajo, desde allí al acoso escolar y finalmente a las relaciones tóxicas y el abuso psicopático. Cada uno de estos temas me hizo ir derivando sobre el siguiente de un modo bastante natural.

—Creaste la Escala Cisneros. ¿En qué consiste y para qué sirve? 

—Es una escala de 43 ítems que mide el acoso psicológico en el trabajo. La creé en 2001 para poder medir un fenómeno que hasta entonces no se cuantificaba. Mide la exposición al acoso en el trabajo y la intensidad de esa exposición y sus modalidades.

—Mucha gente lo padece, pero ignora que tiene un nombre, así que te pregunto: ¿qué es el “mobbing”?

—Es un continuado y deliberado maltrato verbal o modal en el trabajo que sufre aproximadamente un 15% de la población laboral y que causa todo tipo de secuelas psicológicas. Las más graves de esas secuelas son el trastorno de estrés postraumático, el suicidio o graves somatizaciones entre las víctimas.

—De todas las víctimas de “mobbing” que trataste en terapia, ¿cuál te marcó más y por qué?

—El caso de un médico cardiólogo que descubrió la muerte no justificable de 79 pacientes en su propio hospital por malas praxis del jefe del servicio, quien usaba procedimientos experimentales no probados aún sin consentimiento con los pacientes a los que operaba. En la misma semana que solicitó una auditoría al gerente del hospital, recibió cuatro sanciones por tonterías y al final de la semana un despido improcedente. Este médico no pudo seguir ejerciendo su especialidad y tardó años en recuperarse del acoso que sufrió.

—¿Qué características tienen aquellas personas que se enganchan en hostigar en forma grupal a alguien en su lugar de trabajo?

—La mayoría de los participantes en los linchamientos grupales del acoso incurren en una actuación mimética que imita meramente lo que otros están haciendo ante ellos contra una víctima única. Los verdaderos inductores e instigadores son los que saben lo que hacen y manipulan al grupo mediante todo tipo de artimañas para convertir a la víctima en un chivo expiatorio, es decir, en un paria o apestado al que nadie debe considerar sino como una especie de enemigo público. Quienes aprietan el gatillo inicial suelen presentar una personalidad psicopática, o son directivos narcisistas, mediocres profesionales que quieren eliminar a un rival demasiado competente a base de perjudicar su desempeño, quebrar su imagen profesional o envenenar sus relaciones con compañeros o clientes. Todo eso se hace de un modo “florentino”, es decir con estrategias tan sutiles y sibilinas que no llegan a dejar huella. Yo digo que es un crimen perfecto.

—La gente suele confundirlos o pensar que son iguales, pero ¿qué diferencia a un psicópata de un narcisista patológico o maligno, según la teoría del célebre psiquiatra Otto Kernberg?

—Básicamente, la ausencia de empatía y de una conciencia moral, así como la imposibilidad de sentir emociones básicas como el amor o la compasión. Todos los psicópatas son narcisistas extremos, malignos o perversos. Pero no todos los narcisistas son psicópatas. Uno de los platos preferidos de los psicópatas consiste en enganchar y depredar narcisistas, lo cual no quiere decir que todas las víctimas de psicópatas lo sean, sino que el narcisismo es muy fácil de manipular para un psicópata.

—¿Qué caso de psicopatía te impactó?

No tratamos con los psicópatas, sino que tratamos a las víctimas de psicópatas. En general te diré que lo que siempre me ha impactado es su falta de remordimientos y la enorme capacidad que tienen de ponerse en el papel o rol como víctimas de sus verdaderas víctimas. Algunas veces acuden a consulta psicópatas simplemente para ver si los podemos detectar. No suele gustarles cuando los desenmascaramos en el screening (tests).

—¿Y qué sujeto con narcisismo patológico recordás más y por qué?

—Los políticos, en general. Casi todos los políticos, artistas o gente pública tienen niveles patológicos de narcisismo.

—De los libros que has publicado, ¿cuál te costó más escribir por lo complejo y cuál te conmovió?

—No suelo tener dificultades para escribir, lo que me falta es tiempo, pero una vez puesto a la tarea, fluye solo.

—Muchas personas con buenas intenciones incursionan en la política porque quieren mejorar la situación de su país y de la gente, pero una vez arriba, en el poder, lo que muestran es corrupción, ambición e indiferencia hacia los más vulnerables y que más ayuda necesitan. En uno de tus libros escribiste que el poder psicopatiza a las personas. ¿Por qué se da? ¿Cómo es el proceso?

—Uno de mis libros, que se llama Mi jefe es un psicópata, habla de este fenómeno de la transformación paulatina que el poder realiza de las personas normales, convirtiéndolas de un modo progresivo en personalidades psicopáticas. La buena intención no tiene ninguna importancia, todos tienen buena intención al principio, el problema es que el poder es como la nitroglicerina, hay que manejarlo con mucho cuidado, porque tú no detentas el poder, el poder te detenta a ti y el poder produce siempre transformaciones muy insidiosas, muy poco a poco, de tal manera que el que tiene el sillón presidencial o el poder, no solo el gran poder, sino el pequeño poder, va teniendo siempre dilemas morales, primero pequeños y luego más grandes, en los cuales se le plantea siempre el dilema de la moral teleológica, es decir, el famoso fin que justifica los medios; con tal de alcanzar un buen fin, puede utilizar los medios que sean, por muy inmorales que sean, porque me justifica mi buena intención o mi buena finalidad. El problema es que esa corrupción moral no se detecta a tiempo, y la persona queda envuelta en lo que yo denomino “el paso al lado oscuro”, ese paso al lado oscuro es un proceso de transformación de la personalidad, que solamente las personas alrededor de este nuevo psicópata detectan y cuando se lo dicen, cuando se lo advierten, generalmente no hacen caso, dicen “soy el mismo de siempre”, “yo no he cambiado”, lo cierto es que el poder cambia a las personas y así como el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente, pero también el pequeño poder, el poder que le das al señor Manuel para levantar la barrera del parking y dejar pasar o no pasar un coche le va a proponer también el mismo paso, pequeño paso al lado oscuro, porque el pequeño poder, igual que el gran poder, produce transformaciones, mutaciones en la personalidad, que la persona que las sufre no las advierte, y no tiene nada que ver con la buena o mala intención, ni tiene que ver con el componente poder, el poder es siempre el mismo aquí y en Beijing, el problema es que la persona generalmente no está preparada para ver el gran peligro que hay, y ya todas las grandes religiones advierten contra el fenómeno de cómo el poder es incompatible, servir al poder es incompatible con servir a Dios o con servir a una causa moral. Cuando escribí Mi jefe es un psicópata, por primera vez en 2008 y luego lo volví a reeditar con cuatro capítulos más en 2019, describí como subtítulo Cómo el poder transforma a las personas normales en psicópatas, esto es de lo que va el contenido de ese libro y es muy inquietante porque quiere decir que cualquiera de nosotros, puestos en situaciones de poder, puestos en ciertas dinámicas, seríamos capaces, a pesar de nuestra buena intención, de transformarnos sin darnos cuenta en psicópatas, y esto es una pedagogía que ha de hacerse y no se está haciendo todavía en las escuelas, en los institutos, y muy especialmente en aquellos que quieren convertirse en políticos. Y luego tú sabes perfectamente, Laura, que Robert Hare decía que si el puesto de trabajo es político, el candidato ideal es el psicópata, esto no es nuevo en la investigación de la psicopatía, por lo tanto sabemos que la política tiene una serie de componentes que atraen especialmente a los que ya son psicópatas, y que también transforman en psicópatas a los que no lo eran de antemano.

—Hoy, además de la docencia, investigación y clínica, estás ayudando a mucha gente a través de tu canal de YouTube con videos didácticos y claros para detectar y poder huir de vínculos patológicos. ¿Cómo fue el momento en que decidiste hacerlo y llegar a más personas?

—Mi canal YouTube ya tiene 15 años. Comencé a colgar videos divulgativos y prácticos para las víctimas de mobbing, bullying y maltrato doméstico. Hoy en día tenemos más de 300 mil seguidores muy fieles a nuestros programas diarios en directo y más de 1.650 videos gratuitos a disposición de cualquier víctima que necesite entender lo que le ha pasado y salir adelante.

—Estás por venir a la Argentina a dar talleres. ¿De qué se tratan y dónde son?

—Hemos decidido impartir una vez más talleres y cursos en Argentina de manera completamente solidaria, sin imputar honorario alguno por nuestra parte, solo el costo logístico de salas, organización local y ticketaje. Estaré en la provincia de Salta el domingo 10 de septiembre y en Buenos Aires el sábado 16 de septiembre para impartir un taller intensivo para ayudar a aquellos a los que generalmente nadie ayuda. Se trata de un taller para ayudar a las víctimas a comenzar a recuperarse entendiendo los procesos básicos del abuso psicopático y narcisista en las relaciones laborales, familiares y de pareja.

*Diplomada en Criminología, Criminalística y Derechos Humanos.