ESPECTACULOS
Jerónimo Bosia, Ornella D´Elía, Tomás Kirzner, Carolina Unrein

El deseo de que la ficción argentina no muera

Empieza una nueva tira en uno de los horarios más calientes del aire: Buenos chicos, un drama con un numeroso elenco de jóvenes actores. La flamante apuesta de Polka posee desde nombres con experiencia en series, películas y escenarios, hasta algunos que debutan en el aire.

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Reunidos. Polka apuesta a un relato que se ancla en una nueva camada de actores, saliendo de la fórmula que ha caracterizado a la productora. | GZA. ELTRECE / JOAQUIN URRUTIA

Desde mañana, lunes 11 se podrá ver a las 21 la nueva ficción de ElTrece: Buenos   chicos. Ya se conocieron los anticipos en la pantalla y serán cuatro de sus protagonistas los que cuenten de qué manera esta historia reflejará la realidad argentina. En el elenco también estarán los adultos, quienes encarnarán a los padres, así Gabriela Toscano, Luis Machín, Juan Palomino, Romina Gaetani, Brenda Gandini, Pablo Mónaco más Marita Ballesteros, como una incondicional tía, entre muchos otros nombres. El grupo de jóvenes amigos que se conocen desde el secundario son: Jerónimo Bosia, Ornella D’Elía, Tomás Kirzner, Carolina Unrein, Santiago Achaga, Gina Mastronicola, Rocío Hernández, Lautaro Rodríguez, Agustina Tremari y Fran Vázquez. 

Todos estos jóvenes trabajaron en el mundo audiovisual, incluso también transitan los escenarios, como Tomás Kirzner, hoy en Votemos en Metropolitan o Carolina Unrein en Azul y la Navidad, en el Camarín de las Musas. Con respecto a Buenos chicos, Kirzner dice: “Venimos a contar una historia nueva y proponemos entretener. El protagonismo ahora lo tenemos nosotros, los más jóvenes. Es una apuesta, alentadora y un voto de confianza, además una carga de responsabilidad para llevar adelante una ficción nacional en canal de abierto”. Unrein aclara: “Soy una actriz y una persona trans, no quiero ser una actriz trans, puedo hacer muchos personajes. En Buenos chicos está muy presente la discriminación que sufre el colectivo LGBT. No es una visión lavada, está la realidad que vivimos, insultos como ‘el traba’, ‘trabita’ o no llamarte por el género femenino”. 

—¿Pudieron sugerir cambios en los guiones?

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CAROLINA UNREIN: A mí me dieron muchísima libertad para intervenir porque ellos querían contar la historia de Eme de la forma más real posible, para que sea creíble y tenga verdad. Sabían que podían investigar muchísimo y de hecho lo hicieron, pero percibían que yo aportaría verdad. Por eso desde el primer día me dijeron que podía proponer o decir si me sentía cómoda o no con los textos. Nunca antes había hecho una tira diaria en la televisión abierta y tuve miedo. Quiero hacerlo bien y que nos represente a mí y a las personas como yo. Me hicieron sentir muy cómoda, desde los guionistas, directores, técnicos hasta todos mis compañeros. 

TOMÁS KIRZNER: Las propuestas las hacemos cuando vamos grabando, ahí nos ven los guionistas. Es un trabajo en equipo pero como en la Guerra Fría, ya que no nos vemos. 

JERÓNIMO BOSIA: Los guiones son moldeables, aunque los personajes no los podés cambiar. Si uno siente que alguna acción no condice con el papel lo podemos hablar con el director y existe la posibilidad de modificarlo. Tenemos mucha libertad con este tema. 

ORNELLA D’ELÍA: Me gusta mucho trabajar en equipo. Escucho tanto al sonidista como al cámara. Si tengo dudas con respecto a mi personaje lo charlo y lo pregunto. Con los guionistas (Claudio Lacelli y Willy van Broock) hablo mucho, son muy generosos y te dejan la puerta abierta para algún cambio.

—¿Le temen al rating y a la competencia?

U: Sí, obvio. La mayoría de nosotros nunca había hecho televisión abierta, por lo cual no estábamos muy familiarizados con este tema del rating y ahora es una palabra que usamos casi todos los días. Queremos que la gente lo vea.

K: No miro estos temas como puede pensar la gente que lo hago por el padre que tengo (N.d.R: Adrián Suar). Nunca tomo mi trabajo como una competencia, ni tampoco soy un obsesivo del rating, aunque lamentablemente es lo que determina si la novela sigue o la levantan, por eso sé que es importante. Actúo y no estoy pendiente.   

B: Son temas de los que hablamos, porque nos preguntamos hasta qué punto el público dejó de consumir ficciones de aire para pasarse a las plataformas. Pero tratamos de fluir y en el momento de grabar me concentro en actuar lo mejor posible. Deseo con mucha vehemencia que nos vaya bien.   

D: Quisiera que nos vaya muy bien, porque sé el trabajo que hay detrás. El esfuerzo de mis compañeros, de los técnicos y el deseo de que la ficción no muera. Es un proyecto nuevo en el único canal que está haciendo ficción. Desearía que tuviera mucho rating. Dejamos el corazón y el alma. Estamos grabando de lunes a sábado. 

—¿Creen que la generación de ustedes está traspasada por temas como la violencia, la droga y el desencanto por la política?

K: No creo que sea de mi generación, pasó toda la vida. Por ejemplo, la película La naranja mecánica de la década del setenta es absolutamente atemporal y habla de las drogas y del vandalismo. Ahora pasa lo mismo. Más allá de esos temas, están los otros, como los problemas personales, la relación padres e hijos o el abandono familiar. Con respecto a la política, en mi entorno se habla bastante. No creo que la juventud esté desinteresada. 

B: Me parece que todos los temas que nombrás traspasan a todas las generaciones. Son conflictos sociales que se repiten. Hay desencanto hacia la política, lo siento más en estos momentos tan calientes. Son buenos chicos que hacen cosas malas y eso los va transformar. Más allá de qué es lo bueno o lo malo…

D: Tengo sentimientos encontrados. Me parece que somos una generación mucho más plantada, con las cosas más claras, descontracturada, aceptando la libertad de uno y de los demás. Hoy no se reciben presiones sociales ni con las drogas, ni con el alcohol. Me parece que en algo se mejoró: se puede elegir el consumo. No me siento presionada en hacerlo, pienso en lo que a una le hace bien. Es importante cuidarse en la vida y ser más empático con los otros. 

U: Puntualmente el desencanto por la política es relativo. Hasta hace unos años tuvimos un montón de pibas que pidieron y se movilizaron por la legalización del aborto, también se manifestaron contra la violencia machista. Si la comparo con generaciones anteriores, como la que vivió en 1983 el retorno democrático, a la que pertenecían mis profesores que habían militado en partidos políticos en su escuela secundaria cambió muchísimo. Cuando yo estudiaba ahí mismo mis compañeros de clase no tenían ni el más mínimo interés por meterse o discutir sobre política. Hay una gran despolitización por parte de la juventud y me parece alarmante. El tema de la violencia me parece que no tiene edad, lo estamos atravesando como sociedad, tal vez por la crisis política, económica y sociocultural. Buenos chicos refleja y es un retrato de lo que nos está pasando como país y sociedad. 

—En estos momentos hay algunas leyes que son cuestionadas por ciertos grupos…

U: Las personas trans de toda la vida tenemos personas que nos discriminan y matan, pero también están los mensajes cibernéticos que desde hace muchos años recibimos. Hay ciertos candidatos de ultra derecha que dicen que sacarán las leyes del aborto, la del casamiento igualitario y la de identidad de género. Nos avisan que “se tendrán que ir del país”. Son amenazas que están muy presentes en la militancia de un candidato y hace rato, desde hace varios años le estoy temiendo a ese partido. Sobre todo con todo lo que pasó en las PASO tenemos que avisar que si se vota a ese nos quedamos sin derechos. Hace tiempo que está en la televisión haciendo campaña, no salió de la nada, ganó adeptos de a poco y genera violencia, él y sus seguidores.