ESPECTACULOS
Jeroen van Koningsbrugge

El holandés que hace de un criminal nazi protegido por Perón

En diálogo con Perfil, el actor de los Países Bajos cuenta que investigó a Riphagen para la ficción de Europa Europa. Anticipa que habrá segunda temporada y rodarán en Argentina. Elogia a Máxima.

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Ficción-realidad. Andries Riphagen, el asesino. El actor Jeroen van Koningsbrugge lo interpreta. | cedoc

Las tres partes de la miniserie Riphagen, el intocable están siendo emitidas por Europa Europa los martes a las 22, entre otros horarios. Se trata de una ficcionalización de la vida del nazi holandés Andries Riphagen. Durante la Segunda Guerra Mundial, este contrabandista y proxeneta se enriqueció prometiéndoles escondite y salvación a familias judías, lo que en realidad era un engaño, para sacarles riquezas y luego delatarlas y encaminarlas a los campos de concentración y a la muerte en cámaras de gas. El suspenso –en esta miniserie que también fue compactada y llevada a la pantalla grande en formato película– lo aporta el personaje de Jan van Liempd, un joven oficial de la Policía que desconfía de este hombre. Riphagen, quien en la historia real, terminada la Guerra, se escondió en la Argentina, según la ficción, protegido por Juan D. Perón, es interpretado por Jeroen van Koningsbrugge. Este actor de los Países Bajos brinda más detalles.

—¿Cómo construyó el personaje?

—Hice una gran investigación, hablé con su hijo y leí las postales que le había enviado. Fue un buen padre y esposo. Pero fuera de su casa era un hombre malvado. Asimismo, tuve que tomar clases de boxeo y engordar alrededor de veinte kilos para dar el tipo físico, y aprender el acento marcado que él tenía. La primera semana en que me puse a estudiar el libreto, no pude dormir durante tres días porque tenía pesadillas. Me costó mucho esfuerzo crear el personaje, porque no podía reunir en una sola persona la bondad hacia su familia y la maldad hacia el resto de las personas, traicionando, asesinando por dinero y trabajando para los alemanes. Así que lo trabajé como si fueran dos personajes. El público piensa que soy aterrador, pero en realidad soy muy divertido. El 80% de los holandeses me conoce como comediante; al interpretar a Riphagen volví a mis raíces dramáticas: Shakespeare, Ibsen…

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—Hay un despliegue de locaciones. ¿En qué lugares se filmó la miniserie?

—En La Haya y en Amsterdam, especialmente en la Plaza Dam y en el Club Industrial. Hicimos muchas tomas en Limburg, ciudad del sur de Holanda, de donde proviene el personaje y donde hay iglesias antiguas y edificios que mantienen sus fachadas intactas pese al paso del tiempo. Existen aún las casas donde Riphagen vivió con su familia en La Haya y donde estuvo prisionero en Limburg, pero no se utilizaron porque exteriormente son parecidas a cualquier otra.

—Existen muchas películas en torno al nazismo. ¿Qué particularidad tiene “Riphagen, el intocable”?

—Hay muchas sobre los hombres buenos, la resistencia, y los hombres malos con final trágico. En ellas, los buenos siempre ganan y se muestra el lado romántico de la resistencia; se plantea que, al día siguiente de terminar la guerra en 1945, todo era paz y felicidad, lo que no es verdad. Esta serie muestra un hombre al que no le importa el resto de los hombres y toma decisiones terribles por sí mismo; está en un 100% de acuerdo con ellas, sin remordimientos. Holanda pensaba que formaba parte de la resistencia, pero no fue así. Queremos despabilar a los holandeses y mostrarles la verdad.


“Maxima cumple su funcion”

—¿Qué sabe del vínculo de Riphagen con la Argentina y con Perón?

—Sé que había estado en la Argentina. Dentro de un tiempo, vamos a realizar la segunda parte de la serie y probablemente tenga secuencias filmadas en la Argentina. [En relación con Perón, pienso que] todo ser humano tiene virtudes y defectos, que es lo que nos hace humanos. Existen personas carismáticas a las que adoramos, pero de las que no vemos todo el daño que hacen. En esa época muchas personas odiaban a los judíos, por lo tanto, para él esto no era un problema. Muchos compartían con él ese sentimiento.

—¿Cómo ven los holandeses a la reina Máxima?

—Los holandeses aman a sus reyes, que no están aislados en su palacio sino que pasean por las calles, saludan a los ciudadanos, los escuchan. No sé si me gustaría ser rey o reina, pero creo que Máxima cumple su función inaugurando edificios y rutas, dando discursos a todo aquel que quiera escucharla. No sé si es una buena reina, no tengo referencias para poder compararla. No puedo opinar sobre ella ni sobre su padre: los holandeses tenemos diferentes versiones sobre la historia de su padre, que salió a la luz cuando ella se iba a casar con nuestro futuro rey. Pero creo que no podemos culpar a los hijos por lo que hayan hecho los padres; no soy quién para juzgarlos, me parece injusto que los hijos tengan que cargar con el estigma de los padres. En Holanda hay personas que creen que ella no es responsable y no tienen problemas con que esté y hasta la adoran, y otras preferirían que se fuera.