El lugar que ocupamos las mujeres en los medios es definitivamente un lugar menor en cantidad y calidad al que ocupan los hombres.
Pensando desde los roles de trabajo, en el lugar que desempeño, la escritura de guión, no se siente tanto la diferencia. Somos muchas mujeres allí y muchas al frente en esta actividad, y en lo particular al momento de integrar equipos con compañeros hombres siempre hubo paridad en la tarea y en la remuneración. En la televisión, en la de aire sobre todo, el lugar que nos parece vedado es el de la dirección, en la última década sólo recuerdo un par de nombre de mujer allí. Es más, hace unos años una maquilladora muy talentosa, empleada de un importante canal local, hizo el curso que la empresa ofrecía para ser asistente de dirección, dio los exámenes y salió primera entre un grupo de hombres, sin embargo, nunca le asignaron un puesto; cada tanto la dejaban ejercerlo en un programa de la tarde sin ninguna complejidad y catalogado de “para la mujer”. Podía aspirar a lograrlo, pero no tenerlo.
Cuando hablamos del contenido la diferencia y el desfasaje no se quedan atrás, a pesar de que la industria no es sonsa y se adapta, o por lo menos hace que lo hace. Ultimamente proliferan las ficciones con protagonistas mujeres fuertes, si antes sólo el melodrama nos daba un lugar al frente, ahora está de moda hacerlo en cualquier tono y estilo. Pero muchas de esas propuestas muestran a una mujer que muy bien podría ser reemplazada por un hombre porque lidera y acciona de un modo masculino. Casi no se ve representada a una mujer de hoy y sus verdaderas problemáticas. La TV local en los últimos años (salvo honrosas excepciones) ha producido historias donde además de enarbolar un modelo de mujer estéticamente vendedor, se le adosa un desfasaje de edad. Vemos a mujeres de treinta años atravesando problemáticas de chicas de veinte, a mujeres de cuarenta con historias de treinta y a mujeres de cincuenta, bueno a esas casi no las vemos y olvidate de las de sesenta y más, como protagonistas por lo menos. Y vaya si lo somos, en la realidad. Si alguien ha ganado la calle y ha movilizado han sido las mujeres organizándose para visibilizar y luchar por la violencia de género y familiar, por los crímenes y discriminaciones sobre nosotras y sobre los distintos colectivos LGTB. Todos sabemos de la enorme convocatoria de “Ni Una Menos” o “El Encuentro Nacional de Mujeres”, por poner dos ejemplos. El primero es bien visible y de alguna manera es “políticamente correcto” mostrarlo para la televisión de aire, cada tanto, en sus noticieros y hashtags. Con “El Encuentro Nacional de mujeres” pasa todo lo contrario. Es completamente invisibilizado, no existe en la televisión a menos que haya algún incidente (por parte de las mujeres claro, si es represión policial olvidate). 70 mil mujeres de distintos puntos del país se dieron cita en Chaco este año honrando el encuentro número 32º y no vi ni una imagen de ellas al aire. Y no veo a ninguna de ellas y sus problemáticas representadas en las ficciones de la pantalla local.
Es parte del espíritu de estos tiempos donde gobierna la frase hecha y mentirosa, la enorme y profunda superficialidad que nos venden obligándonos, casi, a que estemos felices y contentos. No pensar tanto, no preguntar, no cuestionar, no recordar, no confrontar, tener emociones y vidas estándar es la bajada de línea. Las temáticas se achicaron, todo se reduce a mucho poco profundo, pero todos bien peinados y bien vestidos. Es también llamativo, que las denuncias de mujeres sobre años de abusos en la industria hollywoodense, no hagan mella en la local. Sólo un suceso parecía tomar vuelo y abrir alguna puerta, pero quedó allí. Sería bueno preguntarnos por qué.
Sin embargo, operando desde afuera de los medios masivos, la enorme fuerza de cambio que somos las mujeres, está activa y trabajando. Cada vez veo más cómo colegas, amigas, familiares se organizan para armar redes y colectivos y grupos que ayuden a producir esos cambios que deseamos. Las mujeres a diferencia del pasado ya no sostenemos verdades falsas sobre nosotras sino que nos animamos a hacer y decir la cosas de otra manera. Ojalá que le llegue algo de esto a la televisión de aire y decida reflejar algo nuevo, porque ella, como sus viejas ideas, también está muriendo y el contenido enorme y diferente que se produce hoy está eligiendo otros caminos para llegar directo al ojo y al corazón de la gente.
*Guionista, actriz. Vuelve con Mirjana al Teatro Picadero en enero los viernes y sábados a las 22:15.