Desde Relatos salvajes, el cine nacional goza de buena salud en cuanto a la asistencia del público. Según los datos de Ultracine, desde el 1º de enero hasta el 25 de septiembre, 5.704.812 personas pagaron una entrada para ver un título de producción local. Apenas quedó por debajo de los 6.036.113 espectadores del mismo período del año pasado, en una industria que no le escapa a la coyuntura económica pero que evitó, con filmes tanto populares como de calidad, que el público le cerrara la puerta en una situación difícil. El año pasado las entradas de películas argentinas fueron el 15,11% del total, este 2016 es de 14,26%, muy similar, lo que habla de estabilidad.
Sin embargo, al igual que los años anteriores, la industria cinematográfica autóctona no puede resolver una cuestión de fondo: la concentración de público en un puñado de películas. Solamente los diez largometrajes más vistos de este año acumularon el 89% del total de las entradas vendidas (Ver infografía). Todas distribuidas por multinacionales: ocho de Disney, una de Fox Internacional y otra de Warner Bros. Más preocupante es la estadística si se tiene en cuenta que en total fueron exhibidas 133 producciones. Es decir, 123 filmes lograron el 11% restante del público argentino. En la repartija de salas los poderosos están más tiempo y en mayor cantidad de pantallas. Por ejemplo, hubo películas independientes que apenas tuvieron una sola sala a disposición para proyectar sus trabajos mientras que, por ejemplo, a una no tan mainstream como Permitidos, con la ídola teen Lali Espósito, hoy el cuarto lugar entre las más vistas, le brindaron 263 salas.
El éxito de este año es Me casé con un boludo, film que volvió a reunir a Adrián Suar y Valeria Bertuccelli, y al director Juan Taratuto, ocho años después del boom de Un novio para mi mujer. La comedia producida por Patagonik (uno de sus propietarios es el Grupo Clarín) lidera la tabla de posiciones con 1.973.052 espectadores. Suar-Bertuccelli-Taratuto lograron el 34,58% del total de la taquilla nacional. “En nuestro caso tenía mis dudas, tal vez esperaba 1.400.000. Uno nunca sabe qué puede pasar con una película, más con el regreso de la misma pareja protagonista en otra historia. Por suerte gustó”, reconoce Juan Taratuto. El cineasta da su visión sobre la actualidad del cine argentino: “Creo que estamos mejor que hace unos años: hay más productores, más directores y más guionistas. Empieza una etapa de consolidación a nivel público. Se nota en que tenga tanta concurrencia el caso de Oscar Martínez en la flamante precandidata al Oscar El ciudadano ilustre o de un género biopic como Gilda”.
Segunda en 2016 quedó El hilo rojo, con Eugenia “China” Suárez y Benjamín Vicuña en pleno romance: fueron vistos por 692.771 espectadores. Gilda, no me arrepiento de este amor, donde Natalia Oreiro le da vida a la cantante tropical, viene tercera y en ascenso constante: al cierre de esta nota llegó a los 553 mil asistentes y dará pelea por el segundo escalón. “Es increíble la respuesta del público. Entendemos el fenómeno como un boca a boca positivo. Lo loco es que tanto el público como la crítica se enamoraron de Gilda y eso se da muy pocas veces”, responde Oreiro a PERFIL. La uruguaya dice que “es un gran momento para el cine argentino, con éxitos y premios en todo el mundo. Lo maravilloso es que coinciden el estreno de grandes películas de Hollywood y el interés del público se sostiene porque confía en la calidad de nuestro cine”.
Un interrogante es saber si las coproducciones de filmes con Telefe o El Trece, a través de Patagonik, ayudan con la difusión en sus pantallas para atraer público. “Las pantallas de los canales son importantes, caso de Francella con Telefe como Suar en El Trece, y además de los segundos de publicidad están los programas que ayudan muchísimo para la taquilla”, analiza Taratuto. Axel Kuschevatzky, productor de El clan y Gilda, agrega: “El cine argentino está pasando por un momento de gran relación con el público. Una película que supere el millón de espectadores es un milagro, y no del cine nacional, sino de toda la industria. Hay que celebrarlo. Telefe es coproductor y la comunicación es una parte, ya que usamos toda la plataforma para que tengan un perfil alto para llamar la atención y atraer gente a las salas. La difusión no es la solución a cualquier problema. Sí reconozco que el año pasado el 75% de la taquilla argentina tenía el logo de Telefe”.
En este contexto, el jueves el Incaa lanzó un plan de fomento para la actividad cinematográfica. “Debemos generar la mayor cantidad de público para que nuestra industria sea cada vez más sustentable”, puntualizó Alejandro Cacceta, director del instituto.