Thorbjørn Harr es el actor noruego que encarnó al personaje de Jarl Borg, en Vikings. El también fotógrafo, músico y cineasta, ahora, protagoniza la serie Kieler Street, que va los martes a las 22 por Film&Arts. El canal inaugura así lo que ha denominado “Martes nórdicos”: en agosto seguirá con Jordskott.
Por ahora, el thriller organizado en diez capítulos sigue a Jonas, un personaje que esconde su mente criminal, dentro de Slusvik, un pueblo imaginario entre Noruega y Suecia, donde prácticamente no existe el delito, pero hay personas peligrosas con oscuro pasado. Thorbjørn presenta este estreno, mientras conversa desde el norte de Oslo, donde señala: “Estamos en primavera. Tenemos casi 18 horas de luz de día. Todo el mundo sale a correr y está feliz por el clima cálido. El virus fue muy duro porque se cerraron todas las actividades, pero ya se están retomando”.
—¿Podría hacerse una comparación entre el pacífico Jonas y su identidad oculta, Stefan, con “Doctor Jekyll y Mr Hyde”?
—Mi personaje tiene dos caras, lo que creo que es muy humano. Él es ambos personajes: el tipo bueno que se esfuerza y cuida de su familia, pero también en su interior vive la mente criminal más excelsa. Ambas facetas moran en él. En la novela, el personaje tiene dos mentes separadas; son dos personas en un mismo cuerpo. En cambio, en Kieler Street, hay un solo personaje que anida en su interior dos cosas que exterioriza al mundo.
—Su personaje y otros en la serie viven una cultura diaria del alcohol, en el que beberlo está asociado con liberar conductas reprimidas…
—El alcohol ayuda a perder el control incluso a aquel que lleva una vida normal. Mi personaje nunca pierde el control; por su secreto, él lo tiene prohibido. Cuando bebe, su mundo se destruye y sus dos mundos comienzan a chocar entre sí.
—Slusvik es una invención, pero ¿cuánto refleja lugares reales de Noruega?
—Slusvik es similar a cualquier ciudad noruega. La forma en que viven sus habitantes, las casas, los espacios verdes son muy noruegos. Con respecto a cómo las personas guardan sus secretos y cómo las ciudades pequeñas reciben criminales, eso es parte de la ficción de la serie; puede que sea la más cinera verdad o puede que no.
—¿Cómo considera que está posicionada la producción de cine y televisión escandinavas?
—Cada vez se produce más en Escandinavia. Durante los últimos cinco o seis años, muchas series que impactaron en Europa y en Estados Unidos son parte de lo que llamamos “Nordic noir”. Diez años atrás, no nos teníamos tanta confianza en Escandinavia, pero ahora es otra cosa. En Noruega, estamos en la era dorada, de lo cual estamos muy felices.
—¿Cómo recuerda su participación en “Vikings”?
—Es una de las producciones más fantásticas en las que participé. La serie me hizo conocido internacionalmente, me abrió las puertas del mundo: después de ella, trabajé mucho en Estados Unidos y en Europa.
—¿Qué vínculo tiene con la Argentina?
—Amo a la Argentina y a los argentinos. Estuve siete u ocho veces en Buenos Aires (también en Patagonia, en Salta): un amigo muy querido vive allí y a través de él conocí a muchas personas. Existe una conexión entre los noruegos y los argentinos; hay algo que nos une a los que vivimos en el Norte con los que viven en el Sur. Espero volver pronto.