INTERNACIONAL
US$ 23 mil millones

El ajuste anunciado por Dilma dependerá ahora del Congreso

Sonrisas. La presidenta brasileña con la titular del FMI, Christine Lagarde, que elogió el paquete fiscal.
| AFP

Desde San Pablo
El ajuste de 23 mil millones de dólares anunciado el viernes por Dilma Rousseff indignó a su Partido de los Trabajadores, pero para quienes manejan los números del presupuesto nacional no fue suficiente para garantizar su objetivo principal: un superávit primario del 1,1% del producto bruto interno (PBI) y, con esto, preservar su investment grade.
El ministro de Hacienda, Joaquim Levy, se disculpó con un supuesto resfrío para no estar presente en el anuncio que hizo su colega de Planeamiento, Nelson Barbosa. Levy no pudo imponer su propuesta original: un ajuste de más de 25 mil millones de dólares.
Para el economista Raul Velloso, experto en cuentas públicas, aun esa cifra no sería suficiente. “En mis cálculos, el ajuste tendría que alcanzar unos 33 mil millones de dólares para garantizar el resultado esperado”, dijo a PERFIL. “El otro problema es que los gastos federales no serán efectivamente cortados, sino sólo postergados para los próximos años. Así que, en 2016, Brasil seguirá luchando para lograr un saldo positivo en sus cuentas y no perder su investment grade”, agregó.
Para Carlos Kawall, ex secretario del Tesoro Nacional, lo importante de las medidas anunciadas es la “corrección de rumbo. Estábamos caminando hacia una crisis fiscal y la pérdida del investment grade. Las agencias de rating ya estaban con el dedo en el gatillo. Ahora tenemos a nuestro favor el beneficio de la duda”, afirmó.

El Congreso. Los dos economistas coinciden en que los recortes más efectivos van a venir si el Congreso aprueba, antes del 1º de junio, dos medidas provisorias: la del seguro-desempleo y la que altera la concesión de jubilaciones y de otros beneficios de la seguridad social que crecen a un ritmo insostenible. Pero los dos textos originales enviados por el gobierno ya han sido alterados por los parlamentarios, de forma que el ajuste no será tan expresivo como el calculado por Velloso, de unos 6 mil millones de dólares.
“Esta será una semana decisiva para la preservación de la calidad del ajuste”, declaró Kawall, porque “la derrota del gobierno en el Congreso significaría un revés muy grande para las cuentas públicas a mediano y largo plazo”.
Velloso y Kawall comparten también la preocupación por el éxito del ajuste fiscal en un ambiente recesivo.
Para Velloso, Dilma tiene que darles señales más consistentes a los inversionistas nacionales y extranjeros. Para Kawall, “el problema está en la perspectiva de una retracción de un 1,3% del PIB en este año. No hay ajuste exitoso sin crecimiento económico”.

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Enojos y rechazos entre los aliados
Los recortes anunciados por Dilma agravarán la recesión, y eso no le gusta a ningún político. Por eso, consciente de la resistencia que enfrentaría entre sus propios aliados, Dilma Rousseff se reunió el viernes, horas antes de anunciar el ajuste, con Lula da Silva y los ministros del PT que tiene en su gobierno. El acuerdo generalizado fue que, si el Congreso no aprueba las medidas, deberá haber un aumento generalizado de impuestos. Sin embargo, sus esfuerzos no moderaron el rechazo al ajuste. Las críticas más duras llegaron del poderoso presidente del Senado, Renan Calheiros, quien lo calificó como “ficticio”. El mismo viernes, la Comisión Ejecutiva del PT divulgó un comunicado contra las medidas con las que, para el senador petista Lindenbergh Farias, el gobierno ingresa en un “campo explosivo”.
Otro que no perdió la oportunidad fue el senador Aécio Neves, rival de Dilma en las elecciones de octubre, a quien, durante la campaña, la presidenta había acusado de que, en caso de ganar, aplicaría un “ajuste neoliberal”. Para Neves, el paquete de medidas demuestra que la “máscara del gobierno del PT” se ha caído.