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Madrid
En su tradicional mensaje de Nochebuena a la nación, el rey español Felipe VI optó por la prudencia y evitó definiciones categóricas sobre la crisis política que atraviesa el país, inmerso en grandes dificultades para conformar gobierno debido a la paridad entre las cuatro principales fuerzas políticas que arrojaron las elecciones generales del pasado 20 de diciembre. En cambio, el monarca se centró en la cuestión catalana: en la misma línea que ya lo había hecho otras veces, pero con un mensaje más directo en esta ocasión, exhortó a los independentistas a no caer en una “ruptura de la ley”.
Felipe, de 47 años, prefirió romper con la familiaridad de la Zarzuela y, esta vez, se dirigió a los españoles desde la pompa del Palacio Real, con el objetivo de resaltar “la grandeza de España”, según ha dicho. El inédito escenario político en el país ibérico –donde ninguna de las fuerzas en pugna tiene votos suficientes en el Parlamento como para formar gobierno por sí misma– podría colocar al rey en un inusual papel protagónico. Hay quienes ven en él a un posible “facilitador” de un diálogo entre el Partido Popular (PP), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Podemos y Ciudadanos.
Si el monarca tiene esa meta en la cabeza, al menos no lo ha demostrado en su mensaje navideño, en el que se limitó a subrayar que “la pluralidad política, expresada en las urnas, aporta sin duda sensibilidades, visiones y perspectivas diferentes; y conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos”.
Mucho más explícito fue al referirse al proceso soberanista en Cataluña. “No debemos olvidar que la ruptura de la ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles, sólo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento –ha dicho, en alusión a los males del franquismo–. Ese es un error de nuestro pasado que no debemos volver a cometer”.
Jugada del PSOE. En los últimos días, la cuestión catalana se convirtió en un asunto central en las negociaciones para la conformación del nuevo gobierno. Ayer, la presidenta andaluza, Susana Díaz, la dirigente que más votos le aportó al PSOE, le abrió las puertas a una negociación con Podemos en caso de que su líder, el joven Pablo Iglesias, desista de su proyecto de convocar a un referéndum de autodeterminación en Cataluña.
Por ahora, el PSOE se mantiene firme en su decisión de no involucrarse en la conformación de una “gran coalición” al estilo alemán, es decir, de una alianza pro gobernabilidad con el PP, que salió primero en los comicios. Por su parte, Iglesias tampoco parece dispuesto a renunciar a su defensa del derecho a la autodeterminación. Aún nada está dicho en España.
“Indecente lección democrática”
Las fuerzas independentistas catalanas salieron ayer en bloque a replicar el mensaje navideño del rey Felipe VI. El más duro entre los soberanistas ha sido Gabriel Rufián, cabeza de lista de Esquerra Republicana en las pasadas elecciones generales, quien afirmó que “ayer se produjo una imagen indecente del rey dando lecciones de democracia en el salón de un palacio más grande que la mayoría de las casas de las personas que dice representar”.
Por su parte, el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, convocó a no “ahogar los anhelos de la minoría que representa Cataluña”, aunque celebró que Felipe “apela al diálogo, pacto, concertación y concordia” en un momento de grandes dificultades políticas en Cataluña y en toda España, donde las trabas para formar gobierno podrían conducir a nuevos comicios.