INTERNACIONAL
JUAN BATTALEME

“La cumbre de OTAN evidencia que las promesas son poco profundas”

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Vilna. Biden con Volodimir Zelenski. Garantías, pero ingresar a la Alianza, solo después de la guerra. | AFP

El miércoles finalizó una nueva cumbre de la OTAN. La alianza se reunió en Vilna, capital de Lituania, y tuvo como eje central la guerra en Ucrania. El director académico del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales), Juan Battaleme, especializado en temas de defensa y seguridad, analiza sus conclusiones. 

—En Vilna surgió una garantía, la garantía del G7 de que Ucrania será protegida. La OTAN prometió incorporarla, pero solo después de la guerra. ¿Qué significa esta promesa?

—La cumbre deja en evidencia lo lábil y lo poco profundas que son las promesas. Lo que hace a la OTAN tan especial es el artículo 5, sobre el compromiso en la defensa militar de todos los miembros. Ucrania no es miembro. Kiev ya había recibido promesas en 2008, recibió promesas en 1994, de que si entregaba sus armas atómicas su seguridad iba a estar garantizada. Pero las promesas, con el tiempo, pasan. Más allá de eso, OTAN no va a poner la sangre, pero va a seguir financiando el esfuerzo de guerra de Ucrania. ¿Por qué digo esto? Porque a números de hoy la Unión Europea, más los Estados Unidos, han entregado a Ucrania, desde el año 2021, 160 mil millones de dólares. Cuatro veces y medio lo que la Argentina le debe al FMI. Se lo han entregado no solamente en término de armas sino también en términos de asistencia al Estado, para que el gobierno de Ucrania pueda seguir funcionando de forma relativamente normal, si se puede hablar de esto.

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—¿Cuál ha sido la respuesta de Rusia a la cumbre? 

—Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, lanzó una amenaza explícita en torno a los aviones de combate que la OTAN considera entregar a Ucrania, los famosos F-16. Básicamente, dijo que los aviones van a ser tomados por Rusia como una amenaza nuclear. Ucrania se está quedando sin artillería y Estados Unidos le va a dar munición de racimo, que es una munición que los rusos ya venían utilizando y que ahora la van a utilizar los ucranianos.

—Una munición muy polémica y prohibida en muchos países.

—Muy polémica, y por eso los europeos prácticamente no le van a dar este tipo de munición, se la van a dar directamente los estadounidenses. El argumento es: esta es una guerra de desgaste, es una guerra donde lo que manda es el poder de fuego, lo que lidera es la artillería, por lo tanto, lo que nosotros tenemos que hacer es proveerle la capacidad a Ucrania de que pueda defenderse efectivamente. La munición de racimo cobra sentido en lo estratégico, en lo táctico.

—Vilna confirma el nuevo protagonismo de Turquía, ¿verdad?

—Sí. Otra cuestión que deja la Cumbre de Vilna es que Turquía recibe los aviones F-16 modernizados, a un estándar del siglo XXI. Recibe el armamento que tenía solicitado y deja de bloquear, de vetar sistemáticamente, a Suecia. En las próximas semanas, Suecia oficialmente va a pasar a ser miembro de la OTAN y se incorpora toda una frontera extra con Rusia, con un país que le abre a Rusia lo que se llama el Frente Norte Terrestre. Finlandia y Suecia antes eran neutrales. Esto le pone a Rusia una presión terrestre, una tensión adicional. Las fuerzas occidentales no tendrían que avanzar solamente por Europa central. Y Suecia es una potencia tecnológica militar. Por ejemplo, provee aviones de combate a Brasil. Es una adición. Por último, lo que deja la cumbre es que, si bien Rusia todavía tiene acceso al Mar Báltico, ciertamente, el peso en torno a la salida hacia el Atlántico norte queda muy favorable a los aliados transatlánticos.