De visita en África, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió este domingo "no sacar conclusiones apresuradas" sobre la muerte del opositor ruso Alexéi Navalny, criticando de manera implícita a las potencias occidentales que acusan al Kremlin por la muerte de uno de sus principales opositores. Navalny, como se sabe, había sido envenenado hace unos años en Europa, y apenas regresó a Rusia fue condenado a prisión en una cárcel en una región de Siberia con temperaturas de hasta 35 grados bajo cero.
"Es una cuestión de sentido común (...) si la muerte está bajo sospecha, no hay que sacar conclusiones apresuradas y primero hay que llevar a cabo una investigación para averiguar de qué murió", declaró el mandatario de izquierda en Adís Abeba, en Etiopía, donde participó como invitado en la cumbre anual de la Unión Africana.
Murió Alexei Navalny, el líder que no pudo escapar al destino de los opositores a Putin
El dirigente de la principal potencia latinoamericana pidió esperar los resultados forenses antes de expresar cualquier opinión. De lo contrario, "si ahora uno juzga y dice que no sé quién ordenó el asesinato y después no fue él, entonces tendrá que disculparse", afirmó.
"¿Por qué apresurarse a acusar?", continuó el político, de 78 años. Sus declaraciones constituyen las primeras reacciones de un miembro de los Brics, un grupo de países emergentes que incluye también a India, China, Rusia y Sudáfrica.
Sumado a esto, el presidente brasileño señaló que Navalny podía haber estado enfermo y advirtió sobre los peligros de "banalizar una acusación". "No quiero especulación", recalcó. "Entiendo los intereses de quienes acusan inmediatamente, [diciendo] 'fue fulano'. Pero ese no es mi lema. Yo espero el acta que se levantará, el examen que diga de qué murió el ciudadano", insistió.
Lula fue criticado por las potencias occidentales por tener una postura demasiada blanda con el presidente ruso Vladimir Putin. En el pasado, el dirigente, que volvió al poder en enero de 2023 tras el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, criticó las respuestas de Estados Unidos y de la Unión Europa a la invasión rusa de Ucrania, y se negó a sumarse a las sanciones occidentales contra Moscú.
La muerte de Alexéi Navalny
Navalny, que se había erigido como el principal opositor político del régimen de Putin, murió el viernes a los 47 años en una remota cárcel del Ártico tras más de tres años de detención. El entorno de Navalny acusó el sábado a las autoridades rusas de estar detrás de su muerte.
Las principales potencias occidentales y países del exbloque soviético también atribuyeron la muerte al gobierno ruso, que aún no divulgó las causas del deceso y consideró “totalmente inaceptables” esas acusaciones.
Sumado a esto, familiares y allegados al fallecido opositor ruso acusaron al gobierno de Putin de "no entregar el cuerpo de Alexéi para intentar cubrir las huellas de su asesinato". Los restos de Navalny se encuentran en Salejard, una localidad situada en el Ártico, cerca de la prisión donde estaba detenido.
En respuesta, las autoridades rusas señalaron que "todavía no han determinado las causas de su muerte", por lo que los forenses deben seguir trabajando y por eso la demora en devolver el cuerpo a la familia.
La muerte de Navalny, quien en 2020 sobrevivió a un envenenamiento y se hallaba detenido desde 2021, priva de su figura más prominente a una oposición reducida a su mínima expresión por la represión que se intensificó tras el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania, en febrero de 2022.
HB / MB / ED