INTERNACIONAL
manuela carmena

“Nos costó mucho admitir que nuestra democracia se corrompió”

La alcaldesa de Madrid es el rostro del cambio en España. Dice que se quebró el “pacto de silencio” entre los partidos políticos.

Visita. La ex jueza, de 71 años, estuvo esta semana en Buenos Aires presentando su último libro.
| Pablo Cuarterolo

Manuela Carmena llegó a la alcaldía de Madrid como una outsider de la política. Tras una prolífica carrera como jueza, se había jubilado sin imaginar que, poco tiempo después, sería convocada por un colectivo de fuerzas políticas y sociales de izquierda para disputar el gobierno de la capital española. La apuesta dio resultado: Carmena destronó al Partido Popular del Ayuntamiento de Madrid tras 24 años. De paso por Buenos Aires para presentar su libro Por qué las cosas pueden ser diferentes (Capital Intelectual), la flamante alcaldesa dijo a PERFIL que a los españoles “costó mucho admitir que nuestra democracia se corrompió”.

—¿Usted debió “desjubilarse” para hacer política?
—Sí. Cuando yo me jubilé como jueza, mi idea era seguir haciendo otras cosas. Pero me di cuenta que al estar jubilada tenía muchas dificultades, porque el cobro de la pensión era incompatible con trabajar. Por eso me “desjubilé”.

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—¿Se soslaya el aporte de las generaciones mayores a la nueva política?
—Sí, es muy curioso... Sthépane Hessel escribió su libro ¡Indignaos! a los 90 años. Mi generación, que luchó contra la dictadura, transmite valores que conectan con los jóvenes.

—¿España está comenzando a salir de la crisis?
—Desde el punto de vista macroeconómico, sí. Sin embargo, como la crisis tuvo una incidencia tan enorme en las capas medias y populares, estos sectores no sienten la mejora. Los salarios descendieron muchísimo y el desempleo aún es muy alto. Si el impacto de la crisis fue desigual, la recuperación también lo es.

—¿España está en una etapa de “descubrimiento” del problema de la corrupción?
—Si trazamos una curva de la democracia española, vemos un punto cero de rechazo al franquismo, luego el ascenso de una democracia joven que no tenía corrupción, y finalmente una instancia en la que esa democracia se corrompió. A los españoles nos costó mucho admitirlo. Hubo una gran capacidad de mirar hacia otro lado. Ahora, ante la generalización de la corrupción, se rompe el pacto de silencio entre los partidos.

—Usted ganó con apoyo de Podemos, pero no integra esa fuerza. ¿Cómo es su relación?
—No tengo vinculación con Podemos. Estoy muy coyunturalmente en la política para gestionar Madrid, y no me siento en condiciones de opinar sobre ellos.

—¿Cómo fue su encuentro con Cristina Kirchner?
—Hablamos más de mí que de ella (risas). Tenía interés en conocerme y le daba curiosidad saber quién era yo, que soy nueva en este ámbito.

—Como ex magistrada, ¿qué opina del proceso por el que una jueza argentina trata los crímenes del franquismo?
—Me parece bien. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó a España por no haber juzgado esos crímenes. La Justicia española no asumió del todo la obligatoriedad de las resoluciones internacionales sobre derechos humanos. Nuestras leyes procesales deberían acoplarse mejor a esas normas.

—¿España está lista para una presidenta mujer?
—Sí, perfectamente. Es simbólico que, de los cinco candidatos a las municipales, cuatro éramos mujeres.

—¿Le gustaría ser presidenta de España algún día?
—No, me parecería lo más horrible del mundo. Yo estoy en política circunstancialmente y soy muy consciente del paraíso de jubilada que perdí. Y quiero recuperarlo en el futuro. Presidenta, jamás de los jamases.