Zagreb
Diego Maradona recibió ayer con un profundo dolor la muerte de Fidel Castro, “el más grande”, que, en el año 2000, evitó la suya propia al aceptarlo en una clínica de La Habana para recuperarse de sus adicciones.
“Lo llevo en la piel, tatuado, y en el corazón”, dijo un conmovido Maradona en Zagreb, donde asiste a la final de la Copa Davis entre Argentina y Croacia.
“Fidel fue mi segundo papá, después de la muerte de mi viejo, es el dolor más fuerte que sentí”.
“Sufrí un llanto infernal” cuando me enteré de la noticia. “Después de las muertes de la Tota y mi viejo, es el dolor más grande que tengo, de verdad”, reconoció.
Diego anunció que continuará el resto del fin de semana en Zagreb para seguir viendo la final de la Davis y que después viajará a La Habana. “Quiero estar con Raúl, estar con los hijos y con el pueblo cubano, que me dio tanto. Y despedir a Fidel, mi amigo. Lo van a cremar. Quiero decirle toda la gratitud que tengo, de toda mi vida”, explicó.
“El me habló muchísimo de la droga, me habló de las recuperaciones, que sí podía”, agregó.
Clínica. Diego conoció personalmente a Fidel en 1987 y desde entonces se vieron innumerables veces. El líder cubano le echó una mano que el astro jamás olvidó, cuando lo albergó en una de las principales clínicas de la isla, La Pradera, para rehabilitarse.
En el año 2000, Maradona estuvo al borde de la muerte luego de años de excesos.
“Fueron cuatro años los que viví en Cuba y la pasé muy bien. Cuba me abrió las puertas cuando me las cerró mi país, con muchas clínicas que no me aceptaban. Fidel me abrió las puertas de Cuba y gracias a Dios hoy estoy pleno, bien, me levanto todos los días, la enfermedad quedó atrás.
“Le debo mucho. Por hablarme, por explicarme las cosas malas que hacía la droga, las cosas malas que estaba haciendo yo. Y yo le hice mucho caso y me fue muy bien”, recordó.
“Fidel me llamaba a las 2 de la mañana para hablar de política o de deporte. Y yo estaba dispuesto a hablar. Es el recuerdo más lindo que me queda”, relató.
Aquel fue el hito que terminó de sellar una amistad que había comenzado con las visitas de Maradona y su familia a Cuba y continuaron con extensas charlas de política y deporte acompañadas por mojitos y habanos hasta hace tres años, cuando el ex campeón del mundo visitó por última vez a Castro en La Habana.
Gusanos. Maradona lamentó los festejos de los cubanos anticastristas durante toda la noche en Miami. “Les digo que es muy penoso festejar su muerte, dan casi asco”.
Lo que hizo Fidel fue luchar por su pueblo. Y si eso no les gustó a los gusanos, bueno, lo lamento. Me parece que festejar una muerte es muy triste”, aseveró.
Finalmente, no quiso entrar en competencia con sus ídolos. “Murió el más grande. Era el más grande porque lo sabía todo, anticipaba las cosas y le daba al pueblo lo que el pueblo se merecía”, recordó ayer.
“El número uno de los revolucionarios fue el Che, con Fidel a la cabeza. Yo vengo en el pelotón de atrás”, concluyó.