Corea del Norte exhibió ayer sus misiles balísticos intercontinentales, durante un enorme desfile militar en el centro de Pyongyang, en medio de la tensión generada con Estados Unidos en torno a su programa nuclear.
“Corea del Norte es un problema; el problema será atendido”, dijo en la semana Donald Trump, que ordenó el envío de una “armada” a la zona. Fuentes de su gobierno adelantaron que ya estaba decidido un “ataque preventivo” si el régimen norcoreano realizaba una prueba nuclear.
Imponente. Ayer, la televisión estatal mostró a miles de soldados marchando en la plaza Kim Il-sung y prototipos de misiles intercontinentales KN-08 y KN-14 transportados por camión.
También desfiló otro cohete enorme, nunca antes visto, del tamaño de uno de largo alcance, tanques, lanzacohetes múltiples, piezas de artillería y un misil de combustible sólido diseñado para ser disparado desde submarinos.
No faltó el potente misil de medio alcance Musudan, que podría llegar a la base aérea estadounidense de Guam.
Preparados. En el palco central estaba el máximo exponente del régimen, Kim Jong-un, que no habló durante la ceremonia, que conmemora el 105 nacimiento, en 1912, de su abuelo, Kim Il-sung, fundador del país. Fue su número dos, Choe Ryong Hae, el que se encargó de advertir a Trump sobre la “situación de guerra” en la península coreana por el envío de fuerzas estadounidenses a la zona.
“Responderemos a una guerra total con una guerra total, y a una guerra nuclear con un ataque nuclear a nuestro estilo”, dijo Choe, máximo jefe militar del régimen comunista.
El desfile, la pieza central del feriado más importante del año en el país asiático, se celebró en medio de crecientes temores a nivel internacional de que Corea del Norte esté preparando su sexta prueba nuclear o un lanzamiento importante de misiles, como su primer vuelo de prueba de un misil capaz de llegar al territorio continental estadounidense.
China, considerada como única aliada de Corea del Norte, advirtió que un “conflicto podría estallar en cualquier momento” y repitió que “el diálogo es la única salida”, tal como hizo Rusia, que pidió “moderación a todas las partes”.
Beijing aboga por una solución en la que Corea del Norte abandone sus pruebas nucleares y balísticas a cambio de que Estados Unidos y Corea del Sur detengan sus ejercicios militares en la región, algo que Washington rechaza.