INTERNACIONAL
A 10 aos del atentado

Sirvén repasa el 11-S, el "económico" ataque que destruyó los símbolos de Estados Unidos

En diálogo con Perfil.com, explica que "no se necesitó tanta parafernalia ni producción más que las propias vidas" para que la realidad supere la ficción. Video.

Sirvén analizó la industria cinematográfica luego del atentado a las Torres Gemelas.
| Cedoc

El 11 de septiembre, cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, el mundo árabe estuvo en la mira de Estados Unidos. Se había identificado un nuevo enemigo y la industria cinematográfica tenía un nuevo elemento para representar. Por un lado, se estigmatizó el mundo musulmán y se crearon héroes en torno a la tragedia; por el otro, se cuestionó la versión oficial del gobierno de los Estados Unidos sobre la razones del ataque.

Para uno y otro lado, hubo una verdad incuestionable: la realidad superó a la ficción. Con eso concuerda el periodista especializado en medios de comunicación, Pablo Sirvén, que contó en una charla con Perfil.com que al principio “no sabía si (la noticia) era verdadera o no. Ya habíamos entrado un poco en ciertas virtualidades, no sé si se trataba de una película o de algo mal escuchado".

Perfil.com: - ¿Cómo tomó este atentado la industria cinematográfica?


Sirvén: - Pasó algo singular. La visión apocalíptica de los aviones estrellándose en las Torres Gemelas habían sido anticipadas -entre comillas- por el cine catástrofe de los Estados Unidos durante años. Tenían una pesadilla recurrente con algo que nunca había pasado: ser atacados e invadidos en su propio territorio. Entonces, sucede la confirmación de que esa pesadilla se había convertido en realidad.

Incluso una edición sobre la marcha hace que el verdadero atentado contra la humanidad sea el que la propia televisión registra. Es decir, el tiempo entre el primer ataque y el segundo, que son varios minutos, permitieron llegar a los equipos de televisión llegar antes. Entonces, tenemos esa visión dantesca del avión penetrando la segunda torre. Eran imágenes familiares desde la ficción por todo lo que el cine norteamericano persistía en contarnos.

- Pero que nadie pensó que podía pasar, por eso la frase de los medios acerca de que "la realidad superó la ficción"...

- Completamente. Porque ni en las imaginaciones más profusas se tuvo una idea de un atentado tan económico en el sentido de que no necesitaba tanta parafernalia ni producción más que las propias vidas de quienes la ejecutaban y que se llevaron consigo la vida de los pasajeros de los aviones. Además, de ser pensado el atentado en sí mismo contra símbolos del poder económico de los Estados Unidos como eran las torres gemelas en Wall Street, también hubo una idea de cómo eso podía ser editado por los medios, no solamente el hecho en sí de ver las torres explotar y caer, sino además las historias emotivas de los pasajeros que dieron lugar a varias películas.

- ¿Qué utilización política creés que hizo el gobierno de Estados Unidos con el atentado en base a la creación de héroes cinematográficos o mismo historias que conmuevan audiencias?

- En ese momento se pararon varios proyectos, otros se generaron a partir de una cosa muy típica de Estados Unidos, que toma su propia realidad, personajes, e inmediatamente los manufactura como best seller o megatanques fílmicos. Evidentemente, el tema del miedo a ser atacados se volvió concreto. El cine tuvo que volver a dar de nuevo.

- Cuando uno analiza las eras del cine norteamericano, depende la época hay una estigmatización del enemigo. La URSS en su momento, Vietnamn, las guerras del golfo lo mismo, ¿hay cierta preponderancia a estigmatizar a los musulmanes en el cine luego del atentado?

- El norteamericano típico es muy cerrado, muy hacia adentro. Como todo imperio se autoabastece cultural y étnicamente. Todo lo que no es en inglés es pasible de dar desconfianza. El mundo árabe, por sus particularidades, vestimentas, religión, ya era un ámbito distante de los Estados Unidos y por las guerras de Medio Oriente, donde ellos intervienen como un tercero en discordia siempre, aliado de Israel, hace que el mundo árabe estuviera un poco más en la mira.

A partir de esta agresión concreta, eso se acentúa y además sucede bajo un gobierno republicano como el de George Bush que tiene una visión más cerrada que los demócratas. Eso profundizó lo que podía ser la discriminación, el temor. Eso se vio mucho en los aeropuertos. A partir de ahí se genera una nueva cruzada contra quienes podían haber hecho el atentado. Caso concreto fue el de Saddam Hussein que años más tarde se vio que no era él.

- Hay una parte del cine norteamericano que crea estos héroes, pero otra que la cuestiona como es el caso del periodista Michael Moore o los documentales de Zeitgeist y tantos otros. Tienen millones de personas de audiencia y alimentan la industria cultural, pero al mismo tiempo se oponen a la versión oficial. ¿Había sucedido antes?


- Los documentales de Michael Moore de alguna manera dramatizan las cosas y empiezan a tomar una política editorial donde todo se combina, donde todo está bajo sospecha. Antes el cine mostraba una agresión que venía de afuera y el pueblo norteamericano unido con la bandera flameando y el presidente de Estados Unidos a cargo. Se utilizaba como un cuentito, entretenimiento para crear nacionalidad, en el sentido de pertenencia, de orgullo y heroísmo.

Pero a partir de las nuevas visiones de estos años, con Moore a la cabeza, hay muchos más vasos comunicantes. Se habló de intereses económicos que podían llegar a cruzar a la familias de Bin Laden y Bush, los intereses petroleros, si era un autoatentado para justificar las cruzadas contra Irak y Afganistan. Una cantidad de cosas difíciles de chequear.

- Tuvieron su mercado también.


- Pasó algo parecido con el atentado de John F. Kennedy. A partir de unas cosas no cerradas,  quedaron cosas en suspenso por lo que realmente había sucedido.

- Habría que ver cuál fue la influencia real sobre la población de este tipo de teorías, a pesar de ser boom de mercado...

- Entra dentro de la bolsa de que hoy todo es cuestionable y que no es blanco y negro sino que hay matices.

(*) de la redacción de Perfil.com.

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