¿Las Torres Gemelas fueron derribadas en una demolición controlada? ¿Por qué el Edificio 7 se cayó si ningún avión se estrelló contra él? ¿Fue una estrategia por parte de Estados Unidos como una excusa de guerra? ¿El dueño del World Trade Center (WTC) compró un seguro que cubría ataques terroristas porque sabía qué iba a pasar? A 23 años del atentado a las Torres Gemelas, son numerosas las teorías conspirativas que circulan en torno al episodio y buscan "contar la verdad".
Con un saldo de 2.996 muertes y más de 25 mil heridos, el hecho ocurrido el 11 de septiembre de 2001 es considerado el ataque terrorista más mortífero de la historia. En la mañana de ese martes, cuatro aviones comerciales fueron secuestrados en pleno vuelo por miembros de Al Qaeda con el fin de impactar las torres del WTC, el Pentágono y el Capitolio. Mientras que el plan contra la sede del Congreso fue desbaratado por los pasajeros (aunque algunos escépticos lo ponen en duda), los otros objetivos fueron alcanzados.
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El FBI, en colaboración con el Departamento de Justicia, logró identificar a 19 secuestradores fallecidos en apenas 72 horas. Además, la operación PENTTBOM de ese cuerpo (que fue la mayor de la historia con más de 7.000 agentes involucrados) determinó que Al Qaeda y Osama Bin Laden estaban detrás del atentado, lo cual también fue reafirmado por estudios encargados por el gobierno británico y la Comisión Nacional sobre los Ataques Terroristas contra Estados Unidos, también conocida como Comisión 11-S.
A pesar de las conclusiones de las investigaciones oficiales, algunas personas no se sintieron satisfechas con el resultado, por lo que surgieron distintas teorías conspirativas alrededor de lo que ocurrió, siendo que se mantienen vigentes incluso 23 años después del hecho. De esa manera, son numerosas las hipótesis que inundan Internet dentro del "Movimiento por la verdad del 9/11", compuesto por críticos y teóricos del 11-S.
Dos de las más famosas apuntan contra el gobierno de Estados Unidos: la primera sostiene que el gobierno de George W. Bush sabía que el atentado iba a ocurrir y permitió que así fuera, mientras que la segunda apunta a que Washington estuvo involucrado en la planificación y ejecución de los ataques. Es tal la popularidad de esas ideas que incluso tienen un nombre: "LIHOP" ("Let it happen on purpose", en español "Dejaron que ocurra a propósito") y "MIHOP" ("Made it happen on purpose", "Lo hicieron a propósito").
Teoría conspirativa 1: las Torres Gemelas fueron derribadas por una explosión controlada
Gracias a su estructura de acero y su diseño (realizado por Minoru Yamasaki), las edificaciones presuntamente estaban preparadas para soportar vientos huracanados de hasta 225 km/h.
Incluso el ingeniero del proyecto, Lee Roberston, había asegurado que podrían resistir el impacto de un Boeing 707. Sin embargo, cayeron con una cuenta atrás de solo diez segundos, siendo que la Torre Sur colapsó en 56 minutos tras el impacto y la Norte cedió en 1 hora y 42 minutos.
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La versión oficial explicó que ambas construcciones colapsaron debido al fuerte choque de los aviones Boeing 767 combinados con la carga de combustible y el fuego que provocaron que todo se redujera a escombros, humo y polvo. Tampoco quedaron pruebas físicas como computadoras, chips, material de oficinas o las masas de las construcciones.
No obstante, quienes desacreditan esa explicación sostienen que los incendios duraron menos de dos horas y que el punto de fusión del acero es de 1510 °C, cuando la temperatura a la que arde el combustible para aviones está entre 426,6 °C y 815,5 °C.
Además, insisten en que el impacto de las aeronaves no podría haber causado tanto daño en los pisos inferiores en tiempo récord y señalan que cada uno de los niveles emanaba humo cuando colapsaron. Finalmente, algunos empleados del WTC afirmaron haber escuchado explosiones en paralelo a la llegada de los aviones y distintos testigos oculares indicaron haber visto daños en ambos vestíbulos.
De esa manera, una de las teorías apunta a que los edificios se derrumbaron a raíz de una explosión controlada. Según esa hipótesis, se detonaron explosivos secundarios más abajo en las torres, causando así daños en los pisos inferiores y en ambos vestíbulos. Además, eso explicaría el humo que emanaba en los distintos niveles y el presunto ruido que oyeron los testigos. Uno de los defensores de esa versión fue Morgan Reynolds, exconsejero económico de Bush, quien manifestó que "es imposible negar el debate científico acerca del desplome de las torres" y que la historia del Gobierno era "falsa".
Sin embargo, la investigación oficial del Instituto Nacional de Normas y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) concluyó que los aviones habían causado daños considerables en las columnas de soporte y los sistemas de conductos, lo que permitió que el combustible se derramara por los huecos de los ascensores y, al encenderse, provocara un incendio arrasador que se extendió por dichos huecos.
Asimismo, muchos cables de los elevadores se cortaron y los sistemas de frenos se desactivaron en el impacto, lo que provocó que se estrellaran contra el suelo, rompieran las puertas del vestíbulo y enviaran chorros de combustible ardiendo a ambas entradas. En esa línea, dichos chorros causaron daños considerables y prendieron fuego a muchas personas, lo cual fue presenciado por Jules Naudet, un camarógrafo que fue uno de los primeros en llegar al lugar del accidente.
Sumado a esto, no se vio a ningún equipo de demolición perforando agujeros en las columnas del complejo de oficinas en las semanas previas al atentado. Además, las Torres contenían enormes cantidades de aire, por lo que, a medida que cada piso cedía y se derrumbaba sobre el de abajo, ese aire se comprimía instantáneamente y era expulsado al exterior, mezclado con toneladas de hormigón pulverizado, dando la impresión de una detonación.
Respecto a la temperatura del combustible, el incendio también fue alimentado por la quema de muebles, cortinas, persianas, sillas, escritorios, equipos informáticos y una enorme cantidad de papel que habrían ardido lo suficiente como para deformar el acero. Al respecto, el NIST estimó que las llamas alcanzaron al menos 1000 °C en ciertas zonas. De esa manera, a medida que el acero se deformaba y se doblaba, las columnas y vigas que sostenían las torres ya no podían soportar el peso, lo que llevó al derrumbe.
Teoría conspirativa 2: la Torre 7 fue usada como el centro de comandos, por lo que la derribaron intencionalmente
La caída del Edificio 7 del WTC también está relacionada con la teoría del derrumbe controlado, debido a que la construcción se desplomó a pesar de no haber sido impactada por una aeronave. Se trataba de un rascacielos de 47 pisos, que se encontraba localizado próximo a las torres principales, por lo que sufrió graves daños a causa de los escombros que cayeron de la Torre Norte. Sumado a esto, hubo incendios en varias plantas del edificio durante siete horas y se presentaron fallos en el sistema de agua.
A las 17:20 del mismo día, la construcción colapsó y no hubo víctimas, ya que sus ocupantes y todos los equipos de rescate habían sido evacuados para ese momento. Las autoridades reconocieron que fue la primera estructura alta en derrumbarse como resultado de daños causados únicamente por el fuego, lo que generó dudas entre los escépticos, pero en 2017, la torre Plasco en la capital iraní, Teherán, se convirtió en la segunda.
Debido a que se derrumbó sin haber sido impactado, los teoristas sospecharon que pudo haber sido demolido con explosivos instalados en secreto porque contendría oficinas clandestinas del Servicio Secreto, de la CIA y del Departamento de Defensa. Es que, en esa época, algunos pisos estaban ocupados por dichos organismos, además de otras empresas como American Express. Bajo ese argumento, allí habría sido el centro de comando secreto del atentado, por lo que era necesario "eliminar las pruebas".
La hipótesis fue alimentada en un principio por la cobertura en vivo del evento por parte de BBC News, durante la cual la reportera Jane Standley anunció accidentalmente el colapso del edificio 20 minutos antes de que ocurriera, culpando del error a informes contradictorios de otras agencias de noticias.
No obstante, la investigación oficial del NIST concluyó que se produjeron incendios descontrolados después de que el edificio fuera alcanzado por los escombros de la Torre Norte. Además, las llamas se propagaron con velocidad porque el suministro de agua al sistema de rociadores había quedado bloqueado por el derrumbe de las Torres Gemelas. De esa manera, el fuego provocó que las vigas y los armazones de acero se dilataran térmicamente y se curvaran, lo que a su vez provocó una "cascada de derrumbes del suelo" y el posterior colapso del edificio.
El organismo también descartó la teoría de la demolición controlada, señalando que "los preparativos para un escenario de explosión habrían sido casi imposibles de llevar a cabo en cualquier piso del edificio sin ser detectados", ya que habría sido necesario quitar secciones de la pared para colocar los detonantes.
Por su parte, el funcionario antiterrorista estadounidense Richard Clarke le restó importancia a que la CIA ocupara la Torre 7, indicando que se trataba de un edificio de oficinas comerciales en el centro de Nueva York y que no había nada particularmente inusual en que las agencias gubernamentales alquilaran espacio de oficinas allí como cualquier otra persona.
Teoría conspirativa 3: el Pentágono fue atacado por un misil, no un avión
Otra de las teorías conspirativas apunta a que en realidad se dispararon misiles estadounidenses o un pequeño avión, no un Boeing 757, contra el Pentágono, como parte de un complot del gobierno. En esa línea, sus defensores sostienen que el agujero que quedó en el edificio (de 5 metros de ancho y 3,6 de alto) era demasiado pequeño como para haber sido causado por un avión de pasajeros (de 38 metros de ancho y 47 de largo).
Además, se cuestionó la trayectoria de la aeronave, debido a que la zona donde impactó (el ala oeste) estaba en obras, por lo que no había personal. Al respecto, el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y sus trabajadores utilizaban la zona este del edificio.
Sumado a esto, en las imágenes que se difundieron no se apreciaban restos del fuselaje, alas o asientos, mientras que en el único video hecho público por el Gobierno no se distinguía con claridad qué fue lo que impactó contra el edificio. También se discutió por qué Estados Unidos no interceptó el avión, siendo que habían pasado 40 minutos del primer impacto contra las Torres Gemelas.
A pesar de las dudas, la investigación refutó los presuntos "vacíos" en la versión oficial. Por ejemplo, la mayor parte del vuelo 77 acabó dentro del Pentágono, no fuera de él, a la par que los primeros testigos oculares que llegaron vieron a la aeronave estrellada. Entre ellos se encontraba Allyn E. Kilsheimer, director ejecutivo de KCE Structural Engineers PC en Washington, quien encontró la caja negra y sostuvo fragmentos de la cola del avión, además de observar partes del cuerpo esparcidas en el lugar del accidente, uniformes de la tripulación y ropa de los pasajeros.
Respecto al tamaño de la colisión, el informe de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ACSE, por sus siglas en inglés) concluyó que en realidad el agujero de entrada era de unos 23 metros de ancho. El tamaño no fue mayor debido a que una de las alas se desintegró al impactar contra el suelo antes del choque, mientras que la otra se desprendió cuando dio contra el Pentágono, debido a que era una construcción demasiado ligera como para atravesar el hormigón armado.
Sobre la falta de respuesta del ejército estadounidense, al momento de los hechos no había un método automatizado para que los controladores aéreos civiles alertaran al Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés). Sumado a esto, los secuestradores del vuelo 77 desactivaron los transpondedores del avión, lo que dificultó el rastreo de la aeronave.
En esa línea, la organización recibió la notificación de la desaparición de la nave solo tres minutos antes de que se estrellara contra el Pentágono, por lo que tampoco tenía tiempo para evitar el desenlace. Al respecto, el informe final de la Comisión 11-S alegó que los cazas no despegaron debido a la "incompetencia".
Teoría conspirativa 4: el atentado fue una estrategia del gobierno de George Bush como excusa de guerra
Si bien la investigación oficial concluyó que Al Qaeda estuvo detrás de los ataques, hay quienes sospechan que en realidad se trató de una estrategia del gobierno de George Bush para justificar los posteriores ataques e intervenciones en otros países como Afganistán e Irak. Dicha hipótesis fue difundida, entre otros, por Andreas von Bülow, exministro de Investigación de Alemania.
En esa línea, una de las primeras órdenes del mandatario generó ruido, ya que dispuso atacar a Irak, cuando el grupo terrorista se encontraba en Afganistán. Al respecto, recién al mes siguiente el jefe de Estado aseguró que Osama Bin Laden se escondía en dicho país.
Sumado a esto, el informe de la Comisión 11-S nombró a los 19 secuestradores, pero quienes descreen de su autoría indican que no eran fanáticos religiosos. Incluso cuestionan el papel de Bin Laden, quien presuntamente había estado en un hospital de Dubái dos meses antes del ataque, donde habría sido atendido por un médico estadounidense y visitado por un agente de la CIA y el jefe de la Inteligencia saudí. Además, señalan que su familia habría sido sacada de Estados Unidos días después del atentado, cuando el espacio aéreo estaba cerrado, y que el entonces presidente norteamericano tenía algunos negocios con ellos.
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Asimismo, pocos días después del hecho, el líder terrorista negó la autoría de los ataques en un comunicado a la cadena de televisión Al Jazeera. Más tarde se encontró en Afganistán un vídeo en el que admitía su responsabilidad, aunque los conspiranoicos sostienen que es falso debido a las diferencias físicas, la presencia de un anillo de oro (prohibido por el islam) y el uso de la mano derecha para escribir (Bin Laden era zurdo). Finalmente, el terrorista saudí reivindicó públicamente el episodio en 2004, en un vídeo difundido antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
También apuntaron a que las investigaciones anteriores intentaron ocultar el ataque inminente. Por ejemplo, Zacarías Moussavi, relacionado después con el atentado, fue interrogado en agosto de 2001 por el FBI en Minneapolis. En esa ocasión, uno de los agentes alertó a sus superiores, ya que temía que el hombre intentase secuestrar un avión comercial y lo estrellara contra el WTC. Al respecto, apuntó contra tres altos cargos que, a pesar de presuntamente saber lo que iba a ocurrir, posteriormente fueron ascendidos.
Teoría conspirativa 5: el dueño de las Torres Gemelas sabía del atentado y contrató un seguro contra ataques terroristas
"Los conspiradores del 11-S gastaron finalmente entre 400.000 y 500.000 USD para planificar y conducir su ataque, pero (...) los orígenes específicos del dinero usado para ejecutar los ataques permanece desconocido", detalla el informe final de la Comisión 11-S. Ante esa incógnita, otra de las teorías apunta a que los fondos provinieron de la Bolsa.
Es que, en los días previos al ataque, hubo movimientos extraños relacionados con las compañías aéreas implicadas en el hecho: United Airlines y American Airlines. Bajo esa lógica, quienes supieran lo que iba ocurrir podrían haber sacado beneficio económico de ello, ya que las ganancias serían de cientos de millones de dólares.
Al respecto, las acciones de la primera compañía cayeron en un 42%, mientras que en la segunda lo hicieron en un 39%. Algunas de esas operaciones se llevaron a cabo con Morgan Stanley Dean Witter & Co., una empresa que ocupaba 22 pisos en el WTC. Sin embargo, la investigación calificó esas transacciones de no relevantes.
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Otro de los nombre que reflota en esa teoría es el de Larry Silverstein, el magnate que alquiló las Torres Gemelas dos meses antes del atentado. Debido al contrato del arrendamiento, estaba obligado a asegurar la construcción, por lo que adquirió una póliza de seguros de 3.500 millones de dólares, la cual solo se cobraría en caso de un ataque terrorista, tal como ocurrió aquel 11 de septiembre de 2001.
No obstante, según el Instituto de Información de Seguros, una cámara empresaria estadounidense de la industria del seguro, prácticamente todas las pólizas de seguros comerciales vendidas en los Estados Unidos antes del 11 de septiembre cubrían incidentes terroristas.
Teoría conspirativa 6: el vuelo 93 fue derribado por el ejército
El vuelo 93 de United Airlines fue infiltrado por cuatro miembros de Al-Qaeda, con la intención de estrellarlo contra el Capitolio. Sin embargo, impactó contra una zona rural de Pensilvania debido a que los pasajeros forcejearon con los terroristas y frustraron el atentado, aunque no pudieron evitar la caída, según la versión oficial.
Sin embargo, luego surgió la teoría de que no fueron los civiles quienes impidieron el desenlace trágico, sino que fue el misil de un caza de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, pero que el Gobierno no aceptó su responsabilidad para no hacerse cargo de las víctimas a bordo. Al respecto, se vio a una pequeña aeronave blanca sobrevolando el lugar del accidente poco después de la colisión.
A pesar de las hipótesis en torno a dicha nave, se trató de un jet privado Dassault Falcon 20 operado por la empresa VF Corp. El avión se encontraba descendiendo hacia el aeropuerto Johnstown-Cambria cuando el Centro de Cleveland de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) le pidió que investigara el área tras el accidente, lo cual cumplió antes de aterrizar como tenía previsto.
Otro punto que "reforzaba" la teoría era que los escombros del vuelo 93, incluido el motor del avión, se encontraron a kilómetros del lugar del accidente. Incluso se sustrajeron restos en los alrededores del Indian Lake, a diez kilómetros del sitio de impacto. En ese sentido, los teóricos afirmaron que esas lejanías se debían a que la aeronave se desintegró a gran altura, probablemente debido al impacto de un misil termodirigido.
No obstante, las distancias informadas eran incorrectas. Al respecto, en línea recta, el lago está a solo un poco más de un kilómetro de donde cayó la nave. Además, la mayoría de los escombros que se encontraron allí eran papel que probablemente fue lanzado al aire por el calor de la explosión y que luego fue desplazado por el viento, que soplaba en dirección hacia el cuerpo de agua. Por su parte, el motor también fue hallado a solo 300 metros y en una dirección que coincide con la trayectoria de vuelo del avión cuando impactó contra el suelo.
Sumado a esto, los audios de la cabina de mando y de las desesperadas conversaciones por teléfono de los pasajeros con sus familiares confirmaron la lucha a bordo. No obstante, no se pudo dilucidar si lograron entrar a la cabina o si los terroristas decidieron chocar la aeronave cuando estaban por ser interrumpidos. Si bien las investigaciones aseguraron que existió una orden de derribarlos, la lucha de los civiles y la caída precipitada se adelantó a dicha ejecución.
Teoría conspirativa 7: el atentado fue obra de otro grupo, como los judíos o Arabia Saudí
Las acusaciones sobre la autoría del hecho no solo recaen en Estados Unidos y Al Qaeda, sino que hay quienes apuntan a otros grupos que no estuvieron relacionados. Bajo esa línea, sospechan que el ataque fue orquestado, o al menos financiado, por un gobierno u organización extranjera diferente.
De esa manera, se insinuó que el Servicio Secreto Israelí (Mossad) o "las poderosas élites judías que controlan los acontecimientos desde las sombras" podrían estar detrás de los atentados. El motivo detrás del acto sería incitar a Washington a que atacara a sus enemigos regionales.
Una de las "pruebas" que sostiene esa afirmación es que, presuntamente, ningún judío murió en los ataques, ya que los 4.000 empleados de la comunidad en el WTC habían recibido un aviso previo para que no se presentaran a trabajar. Sin embargo, de las 2.071 víctimas, se confirmó que 119 eran judías y se cree que al menos otros 72 también lo eran, lo que constituiría el 9,2% de los fallecimientos. Incluso algunos estiman que la cifra podría ascender a 400.
También se acusó a otros Estados, como Arabia Saudita, Pakistán, Irak e Irán. No obstante, nunca se encontró evidencia de la participación directa de algunos de esos países. Además, el informe de la Comisión 11-S concluyó: "No hemos visto ninguna prueba de que algún gobierno extranjero -o funcionario de un gobierno extranjero- haya proporcionado financiación alguna”.
mb / ds / Fotos: Archivo