El Juicio a las Juntas Militares recopiló horas de testimonios de las víctimas de los centros clandestinos de detención que existieron durante la última dictadura. Dentro de esas largas horas de declaraciones, se encuentran las de Elena Alfaro, una sobreviviente de El Vesubio que fue la primera en denunciar las violaciones sexuales que se cometían en las casas de tortura.
“En cada juicio bajo al infierno”, comenzó relatando Alfaro en un diálogo con PERFIL. De igual forma, aseguró que, desde el momento en el que conoció que la Justicia argentina iba a llevar a juicio a los dictadores, ella "estaba convencida de que eso iba a seguir” aún en medio de una frágil democracia.
“El juicio empieza el 22 de abril del 85, el día de mi cumpleaños, lo sentí como un regalo de Raúl Alfonsin”, recordó Elena sobre el inicio del proceso.
La detención de Elena y la Masacre de Monte Grande
El 19 de abril de 1977 Elena fue detenida con 24 años y con pocos meses de embarazo. Sin embargo, ella no era militante, ya que aclaró: “Cuando murió Perón y llegaron los Montoneros, yo me fui”.
“Encuentran a mi compañero Luis Alberto Fabbri, él estaba en la Organización Comunista Poder Obrero. Yo caigo con todo ese grupo, pero nadie me conocía por mi nombre verdadero, yo quedé como una perejila”, contó la sobreviviente.
Casi un mes después de su detención en la que la obligaban a ver las torturas que le realizaban a su pareja y viceversa, sucede la Masacre de Monte Grande, en la que Luis, el padre del hijo que esperaba, y otros 15 militantes fueron asesinados por el Ejército Argentino.
Elena podría haber estado dentro del número de víctimas, pero, minutos antes de llevarse al grupo, el mayor del Ejército Pedro Alberto Durán Sáenz ordenó que Alfaro se quede en el centro. “Dijo que me quede y que me iba a matar después de tener el hijo”, recordó. Sin embargo, fue obligada a trabajar para él en la Jefatura, hasta que la noche del 20 de junio la trasladan a La Tablada, donde él vivía.
Ese día el mayor del Ejército la llevó a su cuarto, la violó con cuatro meses de embarazo y la dejó atada a la cama. Horas después, los guardias la devolvieron El Vesubio. Pasaron los meses y cerca del 3 de noviembre le pregunta Guillermo Suárez Manson si tenía intenciones de entregar a su hijo a una familia militar, pero ella se negó.
Horas más tarde, la dejaron en libertad y 20 días después nació su hijo, pero, tras tanta tortura y sufrimiento, la persecución continuó. “Me visitaban en mi casa, me vigilaban, me controlaban, con tanta amabilidad y un cinismo”, aseguró Elena.
Alfaro vivió en Argentina hasta 1982, cuando la situación social se comenzó a tensar con la Guerra de Malvinas, viajó a Francia, donde pidió el refugio político.
La estrategia de la defensa y la carta “pro-milicos” de sus padres: “Eras terrorista o eras puta”
El equipo de la Fiscalía, encabezado por Julio César Strassera y Luis Moreno Ocampo, se basó en el informe de la CONADEP “Nunca Más”, para el cual Elena prestó testimonio. Por esto mismo, fue convocada a declarar ante el Tribunal en el Juicio a las Juntas Militares de 1985.
La declaración de Elena fue crucial porque podía recordar muchos nombres y personas que habían estado con ella en el centro, así como también identificar a algunos militares. En ese momento, también fue la primera en denunciar las violaciones sexuales que cometían los oficiales.
“Mi testimonio fue terrible, fueron horas y horas”, relató antes de mencionar que la estrategia de la defensa de los militares “fue espantosa”, ya que sostuvo: “Eras terrorista o eras puta”. Como Elena no era militante, los abogados que apoyaron a los dictadores la trataron de “la amante de los milicos” y la denigraron por la violación que había sufrido.
Incluso, utilizaron una carta que el padre de ella envió a uno de los militares en la que cuestionaba que ella se presente a declarar y la trataba de “desagradecida”. “Mis padres eran pro-milicos”, indicó y agregó: “(Julio) Strassera se metió y me defendió”.
El Juicio a las Juntas, el puntapié inicial
Elena no solo participó del Juicio a las Juntas Militares, sino que también tuvo un rol fundamental en los procesos judiciales que siguieron luego como los tres juicios por El Vesubio, en los que se tuvo que enfrentar a problemas para testificar desde Francia y diferencias ideológicas con el gobierno kirchnerista.
Luego de todos los procesos judiciales de los que participó, Elena recordó a Strasera y al juez Leopoldo Bruglia, presidente del juicio de El Vesubio 1 a quien definió como "el único que dio a las víctimas un lugar digno”.
"Lo del 85 siguió. Desde el 85, hasta ahora los juicios de El Vesubio. Todo esto siguió los juicios en Europa, en los que fui testigo”, cerró Elena.
CP