El diputado nacional, Daniel Arroyo, declaró que el problema social es algo que excede a las organizaciones sociales y que mucha gente no llega a fin de mes, más allá de tener un trabajo. “Una parte de los jóvenes está girando a la extrema derecha", sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
Si me paro frente al Ministerio de Desarrollo Social, es como una película repetida, esto ya lo vimos.
Sí, hay que separar dos cuestiones. La conflictividad social del país solo va a bajar si se estabiliza el precio de los alimentos.
Quienes protestan lo hacen en un contexto donde el pan está $500, la leche está $300 y el kilo de asado está $1600. Hay mucha gente trabajando que no llega a fin de mes. La mejor política social hoy es estabilizar el precio de los alimentos.
Por otro lado, el Ministerio hizo una validación de datos donde hubo mucha gente que no los validó y cobró el 50%. Quedaron 85.000 sin validar, a esos se les da de baja y entiendo que en los próximos días una parte de esas personas van a validar sus datos y se va a achicar el número. El problema central es el precio de los alimentos.
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¿Creés lo de la utilización de los pobres de parte de los piqueteros y que por parte de los líderes hay un manejo de la pobreza?
Vivos hay en todos lados, y alguien que le hace la cabeza a otros. El problema social excede a las organizaciones sociales.
Respecto al estudio, puede ser que haya algunos que digan “no te anotes para estudiar”, pero en esencia, a mucha gente le cuesta volver a la secundaria.
La gente sí se engancha con cosas prácticas como un curso de gasista matriculado, peluquería o instalación de aires acondicionados. Yo presenté un proyecto de ley de cursos de tres meses con certificación, es decir, que una vez que tenga el certificado puede salir a laburar, y eso hoy hace una diferencia económica.
Y cuando está haciendo el curso es posible que se le acerque alguien y le diga “la escuela está acá a la vuelta, fijate, dame tus datos que yo veo cuanto te falta, sí en un año terminas o no”. Para mí la gente busca cosas prácticas, la gente trabaja y no le alcanza. En ese sentido, yo complementaría la escuela secundaria con la escuela de oficio.
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Hace pocos días hubo un supermercado que se instaló y buscaba 600 trabajadores, se generó una cola larguísima para anotarse y cuando los cronistas entrevistaron, había mucha de esa gente que tenía trabajo pero no le alcanza.
Hay que, no solo estabilizar el precio de los alimentos, sino ir por el lado de escuelas de oficio y prácticas.
Con los números que tenemos, para quedarse en la clase media, el trabajo de la "changa" cada vez se hace menos. Porque quien puede pagarlo, cada vez puede pagar menos.
Exactamente, no solo puede pagar menos, sino que estamos frente a una generación de inquilinos.
A la gente más joven se le hace muy difícil acceder a una vivienda. La gente paga el alquiler y las deudas. Entonces, para muchas personas el mes arranca en menos diez. En ese esquema, hay un largo camino, no es que la economía vaya a crecer y a absorber trabajadores formales.
Hay que urbanizar 5.600 barrios y construir 3.000 jardines de infantes, que es un gran plan de trabajo.
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Alejandro Gomel (AG): ¿Qué pasé que el Gobierno no puede establecer el precio de los alimentos?
Hay que hacer un plan antiinflacionario integral, es decir, tomar medidas serias en lo monetario, en lo fiscal y en la intermediación.
Hay que resolver los créditos. Yo presenté un proyecto de ley de créditos no bancarios a tasas bajas para desendeudar a las familias, y crear cerca de 400 pequeños mercados centrales, todo a la vez.
Eso es algo muy complejo en un Gobierno que está en sus últimos meses, no solo el de Alberto, sino cualquier otro. En ese contexto y en la situación de hoy, tenemos que ayudar a que funcionen los precios justos y a que por lo menos 1900 se puedan sostener.
Me gustaría que la campaña electoral sea de debates serios sobre cómo encaramos un plan de estabilización en la Argentina, en un contexto donde producimos alimentos. Por lo cual, tenemos que lograr que un conjunto de alimentos básicos sean accesibles de verdad.
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¿Puede hacerse un plan de shock sin una devaluación?
Sí, se puede. Devaluación a lo bestia es pobreza a lo bestia en Argentina, todo el mundo lo sabe porque lo hemos vivido. Una devaluación brutal aumenta brutalmente los precios y tira a un montón de gente a una situación crítica.
Ese no es el camino, pero de ahí a no hacer nada hay un montón en el medio, donde hay que trabajar equilibradamente. Está en el debate general y ojalá la campaña pueda ser sobre eso.
Claudio Mardones (CM): El incremento de la inflación, el descontrol de las tasas informales de interés en los préstamos informales, el sobreendeudamiento de la familia que está por debajo de la línea de pobreza, anticipan que nos encontremos a partir de marzo con un deterioro progresivo de las condiciones de vida de los sectores populares del país. ¿Cómo cree que impactará en las condiciones de alimentación de los sectores populares?
Primero impacta en la calidad nutricional. Comer mal para gente grande es un problema pero ya tenemos nuestro desarrollo, para un niño es un problemón porque va a reproducir la pobreza. El primer efecto de lo que pasa es la malnutrición.
Hay una institución que mide la pobreza en los barrios y dio arriba de 13 puntos. Nosotros, más allá de hacer un plan antiinflacionario, tenemos que generar un mecanismo para que un conjunto de alimentos sean accesibles, comer tiene que ser barato.
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Uno tiene que partir de la base de que lo que se produce en un país tiene que ser accesible para los que viven en ese país. Nosotros, que producimos alimentos, un conjunto básico debe ser accesible. Hay que diferenciar la canasta básica del resto y generar un mecanismo. Iría por el desendeudamiento de la familia.
Lula asumió el primero de enero y ya lanzó un plan de desendeudamiento de la familia. Eso de vivir con la soga al cuello y del recrédito le quema la cabeza a cualquiera y desacomoda la vida, además de comer mal.
Que difícil encontrar el voto de los más jóvenes en este momento.
Si, de hecho mi impresión es que una parte de los jóvenes está girando a la extrema derecha, y con razón, porque está quebrada la relación con la política.
La sociedad siente que la política no vive la vida cotidiana y que debate temas fuera de eso.
MVB JL