"En base a la reunión que va a tener Alberto Fernández con Joe Biden, la idea es mostrar el potencial argentino y poner en contexto lo permanente de lo coyuntural. Biden está recibiendo un presidente que está en el fin de su mandato y con pocas posibilidades de reelección”, comentó Jorge Fontevecchia en el inicio de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9) del miércoles 29 de marzo.
En vísperas de este encuentro bilateral, muchos se preguntan si la Argentina está fuera del mundo o no. Hay un gran potencial del país, independientemente de la situación en la que se encuentre. Por ejemplo, siendo la economía 48 globalmente, Argentina integra el G20, y su primera participación en esa cumbre fue en el medio de la crisis del 2001, cuando era un país aún más insolvente que hoy.
Vale mencionar que al G20 lo integran Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.
Qué espera el Gobierno de la reunión con Joe Biden
¿Qué hace la Argentina en ese conjunto de países? Tiene que ver con los valores permanentes de un país. El caso actual puede situarse en el litio y en aquel momento era el complejo agroalimentario, un elemento estratégico en un mundo de población creciente. Es decir, en cada momento, los países pueden pasar situaciones de decadencia o pérdida de importancia relativa, pero el potencial puede mantenerse intacto.
La visita del presidente Richard Nixon a China en 1972, fue un momento que marcó el curso del acercamiento paulatino de China hacia la economía estadounidense, despegándose de la URSS.
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En dicha visita, Nixon le consultó al primer ministro chino, Zhou Enlai, qué pensaba de la Revolución Francesa, con la intención de emparejarlo con la democracia. Pero el funcionario comunista le contestó, cínica y confucianamente, “400 años es demasiado poco tiempo para tener una opinión definitiva”.
Se podría pensar que, casualmente, ese fue el tiempo que pasó China en medio de la decadencia antes de volver a convertirse en la segunda potencia mundial, camino a liderar.
Algo similar le pasó a España, que tuvo 70 años de decadencia. Incluso hasta 1960 el índice de alfabetismo y el Producto Bruto argentino superaba al del país ibérico. Sin embargo, se recuperó y hoy es un lógico representante del G20.
Esta semana visitaron la Editorial Perfil representantes de la empresa Accor, que está abriendo varios hoteles en el país, y uno de los empresarios suizos comentaba que le sorprendió la baja autoestima de los argentinos respecto del potencial de su nación, cuando a Suiza la quebró el Credit Suisse.
En búsqueda de la autoestima perdida, todos los presidentes argentinos estuvieron con sus pares estadounidenses. No importó la ideología o el partidismo. Aunque, en este caso, no quita que haya un sesgo más cercano al peronismo de parte del demócrata Biden.
Sin embargo, el exmandatario Mauricio Macri, afirmó que Argentina “está aislada del mundo, estamos solos”. Aunque, en una entrevista con Luis Majul, sostuvo que “antes estábamos en el centro del mundo, todos nos apoyaron y nos daban esa centralidad única”.
Pero esa “centralidad política” es parte de algo más abarcativo ya que los gobiernos son coyunturales, mientras que los países son estructuras permanentes.
La afinidad real entre un gobierno demócrata con uno peronista
El presidente estadounidense es católico y seguidor del Papa Francisco, pero también se le puede hallar semejanzas con la doctrina peronista. Incluso, desde este medio se lo rebautizó como “Juan Domingo Biden”, y Alberto Fernández utilizó esa denominación, posteriormente, en su discurso por los 100 días de asunción, cuando se refirió a los derechos sociales y la promoción de obra pública en el país norteamericano.
La simpatía entre el peronismo y la ideología demócrata se puede resumir en algunos puntos que el mismo Biden se encargó de enunciar:
En medio de la pandemia afirmó que se enviaron cheques de 1400 dólares a millones de hogares, y que “eso hace la diferencia”. Y puso el ejemplo de los buenos autos que están en una cola durante kilómetros esperando por una caja de alimentos, todo por algo que “ellos no tienen la culpa”.
Asimismo, tal como mencionó Alberto Fernández, Biden manifestó que “en Wall Street hay buenos hombres pero la clase media la forjaron los sindicatos. “Es por eso que le pido al Congreso que apruebe el proyecto para respaldar el derecho a formar sindicatos y a los incrementos del salario mínimo a 15 dólares la hora, además de la equidad con las mujeres”.
Luego hizo mención al Plan de Familias. “Va a ayudar a reducir la pobreza infantil a la mitad. Nadie debería elegir entre un salario y un empleo”.
“El cuidado de la salud debe ser un derecho y no un privilegio”, señaló en su discurso el mandatario estadounidense. Es que muchos ciudadanos se iban a atender a Canadá, ya que no tenían cobertura médica, a tal punto que si alguien se caía por la calle no lo levantaba nadie.
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Finalmente, se refirió a los aumentos de la presión impositiva. “No voy a imponer ningún impuesto en personas que ganan menos de 400 mil dólares al año. Pero es hora de que las empresas de los Estados Unidos y el 1% más rico empiecen a pagar lo que corresponda”, expresó. A su vez, remarcó que varios estudios recientes indican que “55 de las corporaciones más grandes pagan 0 dólares en impuestos federales, cuando ganaron más de 40.000 millones de dólares en ganancias”.
“En síntesis, nada muy distinto a lo que ha propuesto el peronismo a lo largo de su historia en la Argentina. Por eso, el “Juan Domingo Biden”, al margen de ser un humorada, no deja de tener algún punto de contacto con la realidad”, cerró el conductor.
AO JL