MODO FONTEVECCHIA
RELACIÓN BILATERAL

Julio María Sanguinetti: "Argentina es el mejor país del mundo para los periodistas porque no hay noticias, hay novelas enteras"

El secretario general del Partido Colorado presentará en el Malba su libro y el de Pepe Mujica, y habló de su vínculo con Argentina. "Los gobiernos uruguayos y argentinos han tenido una amistad políticamente muy peligrosa", afirmó.

Julio María Sanguinetti
Julio María Sanguinetti | Captura de Youtube

El histórico dirigente uruguayo, Julio María Sanguinetti, brindó su visión acerca del nuevo rol de los medios de comunicación en la sociedad actual. Por otro lado, analizó la coyuntura de la región y el futuro cercano de la Argentina. “Los latinoamericanos nos miramos mucho el ombligo, pero tenemos que mirar al mundo”, indicó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

¿En Uruguay es posible la emergencia de un candidato disruptivo, como Bolsonaro en Brasil o Javier Milei acá? ¿O el hecho de que ustedes pudieron cruzar la grieta entre oficialismo y oposición, con Pepe Mujica y usted como bandera de esto, los vacunó contra este tipo de personajes antipolítica? 

El sentido es ese, estamos pensando en los jóvenes. Son una serie de episodios, estábamos los dos en el Senado, vino la pandemia y tanto él como yo pensamos en retirarnos. A partir de ahí, decidimos despedirnos juntos, mostrando que la gente puede y debe existir en la democracia, pero también convivir. 

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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Posteriormente, cuando nuestro presidente Luis Lacalle Pou fue a la inauguración de Lula, nos invitaron a los dos y fuimos a acompañarlo. Esto fue muy apreciado para la comunidad internacional.  Y paralelamente estos periodistas (Alejandro Ferreiro y Gabriel Pereyra) nos pidieron escribir un libro de conversaciones, más allá de enfrentamientos del pasado, que es una charla de café pero pretende tener el mensaje de convivencia en la política. 

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La siguiente pregunta se la hago a su parte de periodista: ¿Cuánto ve que la prensa mundial contribuye a la polarización y a la no convivencia de las disputas que, como usted remarcó, son necesarias?

La prensa es más fundamental que nunca, porque la gente se comunica e informa a través de las redes y los dispositivos electrónicos. Por su parte, la prensa en papel está en retroceso, desgraciadamente. La prensa diaria tiene un rol renovado, que es orientar, poner contexto a lo que las personas leen

En la radio se puede explayar y es fundamental que se entienda lo que quieren decir las noticias. Y después está la opinión, algo diferente. 

Esta renovación tecnológica impactó sobre el concepto de representación ciudadana, porque hoy la gente no siente que tiene que congregarse en ningún lado, porque puede mandar un mensaje digital y ya está. Hay una falsa ilusión de debate, porque al final su mundo se reduce a los grupos de WhatsApp, se encierran en las redes. Entonces, con las redes hay un aluvión de noticias que no se sabe qué es real y que no, ya que no hay periodistas responsables que editen. Hay muchas sobrenoticias pero que subinforman. 

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¿El hecho que Lacalle Pou haya llevado a Brasil sus dos viejos adversarios, implica una marca uruguaya en donde esa concordia se convierte en un valor nacional que trasciende los partidos, y más frente a dos vecinos (Brasil y Argentina) que carecen de esto?

Uruguay es un país con una fuerte cultura democrática, pese a ellos no permaneció inmune frente al aluvión guerrillero post Revolución cubana de los ´60 ni a los golpes de Estado militares que aparecieron como réplica. De modo que, nosotros que nos creíamos los dueños absolutos de la democracia, también caímos. 

Pero el país recobró su tradición y asumió la lección: con una democracia no se puede jugar. Por eso, desde 1985 hemos gobernado todos los partidos, incluso este año tenemos un gobierno de coalición, que son los dos partidos tradicionales y dos nuevos (uno de centro izquierda antiguo y otro de centro derecha). En Uruguay hubo contiendas duras pero con reconciliaciones importantes. 

Un país con nuestras dimensiones debe mostrar civilización política y seguridad jurídica. Sobre todo en este tiempo tan intemperante, en donde Donald Trump no fue a la presentación de Barack Obama o Cristina Fernández sin ir a la de Mauricio Macri.

Pepe Mujica y Julio Sanguinetti presentarán su libros en el Malba
Pepe Mujica y Julio Sanguinetti presentarán su libro en el Malba

Todo esto degrada a la democracia y es contagioso. Más que nada por los jóvenes que están distantes de la política, tienen que entender que no es solo una lucha encarnada por el poder, sino representación institucional.

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Brasil en 1970 tenía 70 millones de habitantes, hoy posee  210 millones; la Argentina tenía 20 millones, ahora casi 50 millones; y en Uruguay habitaban 3 millones, y en 2023 sólo un poco más. ¿Cómo resolvieron la exportación masiva de jóvenes y la importación de un grupo selecto de ricos?  

No lo hemos resuelto y, en el fondo, los países de Europa tampoco. La madurez de las clases medias termina generando esta baja natalidad. Y pasa lo mismo en países más grandes, por ejemplo, la India ya la pasó a China.

Ahora bien, tenemos inmigración, sobre todo venezolana y cubana. Lo de Argentina es distinto porque los que van a  Uruguay no sienten que van al extranjero, como les pasa si van a Miami o España. Es que Uruguay y Argentina son la misma sociedad con dos Estados distintos. Ya que la sociedad es muy armónica, aunque los gobiernos uruguayos y argentinos han tenido una amistad políticamente peligrosa. 

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Los empresarios, que hay muchos, encuentran en mi país mucha tranquilidad. Argentina es el mejor país del mundo para los periodistas porque no hay noticias, hay novelas enteras.

Su vínculo con la Argentina y el posible futuro cercano del país

¿Cómo se siente usted en nuestro país?

En Argentina me siento en casa. La primera vez que salí después de la pandemia fue al Malba cuando festejó sus 30 años. No me siento extranjero para nada, de hecho tengo muchos amigos y mi hermana que vive acá hace más de 50 años.

Recuerdo que durante la Dictadura no podíamos hacer política, y en el diario El Día estábamos haciendo una serie de conferencias internacionales que era lo máximo que podíamos hacer. Y recuerdo que vine a ver a Ricardo Balbín que no salió de la Argentina, típico de los radicales antiguos. Finalmente, lo pudimos convencer y por primera vez salió de su país. 

Se cumplen 50 años de decadencia en el país el próximo año y hay teorías de que la Argentina puede estar en un fin de ciclo a partir de este extremo de polarización o, por el contrario, seguiremos por un camino de autodestrucción. ¿Cuál es su pronóstico del futuro cercano de nuestro país?

Hay una sensación de tristeza, porque tiene fantásticos recursos humanos y materiales, sin embargo no alcanza los niveles a los que debería llegar con esos dos recursos. También es cierto que tiene una constante debilidad institucional. Pero, asimismo, ese debate político le impide no caer en donde caería cualquier otro país. Ustedes tienen sus procesos de caída y de levantarse.  

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Hay que aclarar que, primero, los latinoamericanos nos miramos mucho el ombligo, pero tenemos que mirar al mundo. Por eso tenemos los problemas que tenemos. Por ejemplo, hasta el 2019 Chile era un modelito y ahora tiene una gran inestabilidad, cayó en una dialéctica de extremos. Lo mismo le pasó a Colombia. El mayor problema de América Latina es la política misma. 

En segundo lugar hay tres requisitos: independencia de los poderes, seguridad jurídica y estabilidad política. La inversión extranjera y local requiere esos ingredientes. El activo que posee la Argentina es que todavía tienen partidos, pese a todo. Más allá de que haya dificultades en los espacios. Hay que salir de la cuestión personalista. 

AO JL