OPINIóN
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El placer de leer, siempre (décimo octava entrega)

La compañía de un libro es enriquecedora, a nivel intelectual y emocional. Hoy hablaremos de William Somerset Maugham.

Lectura
Lectura | Perfecto Capucine / Pixabay

Hoy sólo unos pocos lo recordamos, aunque por lo que leí, durante la década de 1930, fue uno de los escritores más famosos y mejor pagados del mundo.

William Somerset Maugham nació el 25 de enero de 1874 en la embajada británica en París, hijo del diplomático británico Robert Ormond Maugham y Edith Mary Snel, los cuales murieron cuando William tenía 8 años (su madre) y 10 (su padre).

 

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William Somerset Maugham 20210624
William Somerset Maugham.

Maugham, nunca pudo recuperarse de la muerte de su madre, como puede leerse en el siguiente pasaje del libro del historiador A. L. Rowse “Homosexuales en la historia. Estudio de la ambivalencia en la sociedad, la literatura y las artes”, editado por Planeta, México, Distrito Federal, 1991:

“William Somerset Maugham era otro ejemplo típico del “hijo de su mamá”. Mucho debía a la sangre cornualles de su madre, a quien adoraba; tan sólo contaba ocho años cuando falleció ella. El sobrino de Maugham atribuye las páginas iniciales de su mejor novela, Of Human Bondage, a “su apasionado e irrazonable amor infantil por su madre”. Conservó una última fotografía de ella a la cabecera de su lecho durante toda su vida. Era su tesoro más preciado. Esa fotografía se hallaba al lado de su cama el día de su muerte, casi ochenta y cuatro años después de la desaparición de su madre. Cuando era ya un hombre anciano y cínico, de vuelta de todo, al parecer habría dicho: “Jamás me consolé de su muerte.”

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Maughan ejerció como medico hasta 1897, año en el que publicó su primera novela “Liza De Lambeth” (1897), sobre un adulterio en la clase obrera y sus consecuencias. Su éxito lo alejó de la medicina –cuyo ejercicio le permitió valorar la vida en toda su crudeza– y lo instaló para siempre en el mundo de las letras.

Autor de biografías, ensayos, relatos, cuentos, obras de teatro, fundamentalmente comedias de costumbres, libros de viajes y una veintena de novelas, con personajes de todas las clases sociales y una gran riqueza psicológica, entre las que se destacan “La Señora Craddock” (1902), “Servidumbre Humana” (1915),- considerada por la crítica “una de las más importantes del siglo X-; “Soberbia” (1919), “La Luna y Sus Seis Peniques” (1919), “El Velo Pintado” (1925), “El Misterio De La Villa” (1941) o “El Filo De La Navaja” (1944).

El placer de leer, siempre

En la Primera Guerra Mundial, Maugham sirvió en Francia como voluntario en la Cruz Roja Británica, en el American Volunteer Motor Ambulance Corps (Conductores de Ambulancia Literarios), al igual que Ernest Hemingway, John Dos Passos y E. E. Cummings, entre otros.  

Abandonó Francia durante la Segunda Guerra Mundial emigrando a Estados Unidos, donde una larga serie de exitosas adaptaciones cinematográficas de parte de su vasta obra, unido a inversiones en bolsa y conferencias que a pedido del gobierno dio en apoyo a la ayuda norteamericana a Gran Bretaña, lo convirtieron en una figura popular y uno de los más adinerados.

Importante coleccionista de pinturas teatrales, que hoy se pueden apreciar en el Museo del Teatro de Covent Garden, en 1947 instituyó un premio que lleva su nombre para reconocer al mejor escritor británico menor de treinta y cinco años por una obra de ficción publicada el año anterior.

Maugham era bisexual y tuvo amantes ilustres como H. G. Wells, W. H. Auden, Lytton Strachey, Thomas Mann, pero el gran amor de su vida fue Frederick Gerald Haxton, un joven de San Francisco, al que conoció en Francia en los inicios de la Primera Guerra Mundial, cuando ambos colaboraban en la Cruz Roja, y que logró separarlo de su mujer.

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Haxton se convirtió en secretario y amante de Maughan, acompañándolo en sus viajes por la India, el Sureste Asiático, China y el Pacífico donde Maugham recogía información para los servicios secretos amparado en su condición de escritor y lo ayudaba a conseguir material humano que Maugham transformaba en literatura.

Haxton murió en 1944, a los 52 años de edad, después de haber compartido la vida con Maugham durante un cuarto de siglo, quien nunca pudo olvidarlo.

En las novelas de Maugham tienen presencia lo autobiográfico, el misticismo oriental, el rechazo a la guerra, la vida de los colonos del lejano oriente, muchos de ellos británicos, en las que se trata el precio emocional que deben pagar por su aislamiento; la hipocresía moral en varias de sus narraciones cortas, basadas en historias reales que oyó durante sus viajes a los confines del imperio británico. 

Pionero en el género de espionaje, también es considerado el gran cronista del final del imperio británico en la India, el sureste asiático y el Pacífico. Por sus obras desfilan funcionarios del Imperio, mujeres y militares que vegetan en clubes exclusivos, misioneros y vividores, seres mediocres que se creen la encarnación de las supremas virtudes de la raza blanca, testimonios de un mundo hoy desaparecido.

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Los últimos años de Maugham estuvieron tristemente empañados por diversos escándalos que es posible que se desencadenasen a causa de la decadencia intelectual del escritor, amenazado por el mal de Alzheimer.

William Somerset Maugham murió el 16 de diciembre de 1965, a los 91 años, en Saint-Jean-Cap-Ferra, Niza. Está enterrado en la Catedral de Canterbury, Canterbury, Kent.