Existe un convencimiento cada vez mayor de que el mundo post COVID-19 será un mundo más sustentable. Sobran ejemplos cotidianos de cómo este proceso de cuarentena nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros como sociedad: el voluntario que se ofrece para hacer las compras del edificio, quienes dedican un tiempo de su día a brindar contención afectiva a sus adultos mayores y el aplauso generalizado de las 21, que nuestros hijos esperan con ansias para salir al balcón y reconocer el esfuerzo colectivo.
Contra todas las tendencias que venían desarrollándose, nuestra sociedad parece haberse vuelto mucho más colaborativa. Podemos señalar, entonces, que un legado fundamental de la pandemia global será la conciencia de nuestra interconexión, de entender que el otro tiene un valor que nos potencia. El mundo de los negocios por supuesto que no es ajeno a esta realidad.
Solidaridad en tiempos de aislamiento
Los negocios deben estar atravesados por esta nueva conciencia colectiva. De otra forma, estarán destinados al fracaso. Los proyectos deben nacer con esta visión e incorporar en su esencia la noción del triple impacto: económico, claro, pero social y ambiental también. A la hora de formular un modelo de negocio, el mundo exigirá que sea sustentable; mucho más que antes.
Algunos ya lo están entendiendo. La cervecería Quilmes y los fabricantes internacionales de perfumes como Carolina Herrera, Prada y Gualtier, que convirtieron su producción para realizar alcohol en gel e insumos de higiene. Ford que produce protectores faciales y Toyota y el ITBA que se asocian para desarrollar soportes respiratorios. También la creación de múltiples apps que buscan conectar a las PyMES afectadas para realizar consumos futuros. Se puede mencionar asimismo al innovador acuerdo entre Unilever y General Motors para sumar trabajadores suspendidos en la actividad automotriz a la industria de alimentos y artículos de primera necesidad. Estos son ejemplos de respuestas a la pandemia de empresas que entendieron, más allá de su situación particular, el rol que jugaban en el contexto social.
La oportunidad de cambiar la oferta
Es hora de un modelo que genere impacto social positivo, que cree valor favoreciendo a la comunidad donde se desarrolla, reconociendo sus necesidades y potenciando sus fortalezas. Un modelo que incorpore a su esencia el cuidado del ambiente; adoptando desde su concepción herramientas de economía circular y con conocimiento real de la huella ambiental que su actividad genera, para así poder fusionar acertadamente su estrategia de negocios con los valores de la sustentabilidad.
Realizar proyectos de triple impacto requiere de un modelo económicamente sostenible, que genere recursos y permita su desarrollo y evolución. Los proyectos que logren saltar la valla económica y busquen ser exitosos en el tiempo deberán tener una estrategia ambiental, social y económica coherente; sólo así los números cerrarán.
Los beneficios de vivir en un edificio sustentable
Mirando el camino de desarrollo hacia el futuro, parece difícil escindir alguno de estos tres ejes de la esencia del negocio, entendiendo que la creación de valor económico se verá fuertemente potenciada en la medida que las variables ambientales y sociales estén alineadas con los valores conductores de la empresa.
La incorporación de los criterios sociales y ambientales debe darse desde la génesis del modelo de negocio. Misma situación para aquellos emprendimientos que se encuentran en marcha. La conciencia colectiva de responsabilidad legada por el COVID-19 refuerza la necesidad de adopción de estrategias de triple impacto y su transformación en agentes de cambio.
Cómo pensar esta pandemia desde la ecología política
La manera en la que nos relacionamos dentro de la sociedad tiene que evolucionar y los negocios deben ser un actor protagónico y motor de cambio en este nuevo paradigma. No cambian las reglas del juego, pero sí la forma en la que lo jugamos.
* Iván Buffone y Lucas Peverelli, licenciados en ciencias políticas y socios de Business & Sustainability, startup en sustentabilidad.