La Argentina debería tener un canciller que provenga de la carrera diplomática y no de la política. Hoy en día quien ocupe esa cartera tiene un rol tan importante como el Ministro de Economía.
Debe estar capacitado como este último para renegociar las deudas del país e insertarnos en un mundo que cambia día a día. Bajo ningún concepto puede ser un improvisado.
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Alberto Fernández cuando asumió la presidencia el 10 de diciembre del 2019 nombró como su canciller a Felipe Solá, un ingeniero agrónomo. Pero el pasado viernes 17 de septiembre "decidió" cambiarlo, en medio de una pelea con quien lo eligiera como candidato presidencial, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Solá estaba viajando hacia México cuando se enteró en pleno vuelo de cambio. Por eso decidió renunciar a su puesto de Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto ni bien arribó al país centroamericano. Su viaje tenía como fin aceptar la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en nombre de la Argentina, ya que Aníbal Fernández por su crisis en el gabinete había decidido no concurrir.
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En remplazó de Solá, Fernández "decidió" nombrar como su nuevo canciller a Santiago Cafiero, hasta el viernes su jefe de Gabinete. Cafiero no cuenta con experiencia en el ámbito internacional. Antes fue subsecretario de Políticas Sociales de la Provincia de Buenos Aires y concejal de San Isidro. Se puede decir que el hijo de Juan Pablo Cafiero y nieto de Antonio Cafiero tuvo un ascenso meteórico gracias a su versatilidad.
Cafiero nunca pasó por el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), que fuera fundado el 10 de abril de 1963 por iniciativa del canciller Carlos Muñiz durante la presidencia de José María Guido. "Desde el momento de su creación ha desarrollado una labor continua e intensa, posibilitando la formación y consolidación de un cuerpo de profesionales diplomáticos altamente calificados, de reconocido prestigio internacional por su nivel de capacitación y excelencia", afirma la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Y así lo demuestra lo difícil de su ingreso. Anualmente se suelen postular 300 personas para unas 20 vacantes, cantidad que varía de acuerdo a las necesidades.
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Por ejemplo, más allá de su gestión, el ex canciller Jorge Faurie ingresó en el ISEN en 1976 y se desempeñó como Embajador en Francia y Portugal así como Secretario de Relaciones Exteriores de la Nación Argentina antes de ser nombrado como canciller por Mauricio Macri.
La antecesora de Faurie fue Susana Malcorra, quien no pasó por el ISEN, pero si se desempeñó en las Naciones Unidas por más de 10 años antes de asumir como canciller, también en la presidencia de Macri.
Pero la designación de Santiago Cafiero como canciller, por parte de Alberto Fernández, no debe sorprendernos. El presidente ya se había manifestado contra la meritocracia en septiembre de 2020.