Argentina enfrenta uno de los desafíos más complejos e inéditos de su historia contemporánea: controlar y mitigar el impacto de la pandemia del coronavirus. En un escenario de medidas de emergencia que se vienen prologando en el tiempo, la opinión pública se encuentra altamente movilizada y sensibilizada por el tema.
Coronavirus y Salud Mental: la curva que no vemos
En este contexto, es relevante preguntarse cómo esta nueva realidad afecta a la sociedad argentina. A partir de diversas encuestas online a nivel nacional y en el Área Metropolitana de Buenos Aires, realizadas por la consultora Opinaia, en esta nota nos detendremos en reseñar tres fenómenos relacionados: las preocupaciones que despierta la pandemia, la dinámica de la convivencia en tiempos de cuarenta, y las valoraciones en torno tanto al aislamiento como a la clase dirigente argentina.
Allá por el comienzo del confinamiento obligatorio hacia fines de marzo, por sobre lo económico, los argentinos se encontraban fundamentalmente preocupados por su salud, es decir, temían enfermase o que algún familiar contrajera Covid-19. Si bien se avizoraba un futuro económico complejo, era todavía mayor la importancia asignada al factor sanitario por sobre lo estrictamente material.
Discriminación en tiempos de pandemia
Hoy, en cambio, el núcleo de preocupaciones de los argentinos en relación al coronavirus presenta una estructura tripartita. Nos atemoriza el porvenir económico, personal y del país; la salud de nuestros seres queridos, por sobre la propia; y la inseguridad. Dicha problemática asoma por primera vez como preocupación vinculada a la pandemia, al calor de la polémica por la liberación de personas privadas de su libertad.
Conforme pasa el tiempo, y las medidas de aislamiento son efectivas en términos de infectados y víctimas fatales, ganan terreno las preocupaciones que exceden lo sanitario.La sociedad le va perdiendo el miedo a la enfermedad al tiempo que se sienten en carne propia distintas dificultades económicas e incluso emocionales.La falta de dinero y de ingresos laborales ya son percibidos como los principales problemas durante el aislamiento. Como señalaron algunas de las personas entrevistadas cuando se les preguntó qué es lo primero que harían si se llegase a levantar la cuarentena: “Poder trabajar. Que se solucione pronto, necesitamos comer, pagar cuentas y no entra dinero a casa”.
Curiosamente, la pandemia está deprimiendo la inflación
Uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad que la cuarentena pone a prueba son los afectos, las relaciones familiares, las amistades y los vínculos amorosos. Nuestro último estudio de mayo indica que frente a la disyuntiva de “estar solo sin poder ver a familiares y amigos durante mucho tiempo” o “convivir con la misma gente todo el tiempo”, los argentinos se inclinan por la segunda opción. De esta manera, parece reformularse el viejo refrán, “mejor mal acompañado que solo”. Si de soledad se trata, el panorama no parece muy alentador. Son pocos los que disfrutan de no estar acompañados. La mayoría de los que no conviven ya expresan fastidio, hastío y hasta angustia a esta altura del aislamiento.
La convivencia, por su parte, es un desafío que por el momento parece aprobado. Al consultar sobre las relaciones en el hogar, las evaluaciones son mucho más positivas que negativas. Sin embargo, no todo es color de rosa. Los principales motivos de discusión se relacionan con las tareas del hogar, el orden y la limpieza, y su desigual asignación en las familias. Existe una significativa brecha de género en la distribución de las tareas de limpieza en los hogares argentinos, y la cuarentena no hace más que amplificar esta situación. Los «ruidos molestos», por otro lado, son también un motivo de pelea pero fundamentalmente destacado por los más jóvenes.
Educación a distancia: la otra escuela
Una de las continuidades en materia de opinión pública durante este tiempo ha sido la aceptación de la cuarentena. Desde un primer momento la adhesión para con el aislamiento social, preventivo y obligatorio ha sido prácticamente total, con índices de aceptación elevados. Esto explica no solo el alto acatamiento efectivo de la cuarentena sino también la evaluación positiva de la tarea del Gobierno nacional en el manejo de la pandemia y la popularidad del presidente.
Aquí el más beneficiado parece ser Alberto Fernández. La aprobación de su gobierno se encuentra por las nubes, logrando un fenómeno pocofrecuente: exhibe más adhesión que rechazo en todos los segmentos sociodemográficos y políticos. Logra apoyo en hombres y mujeres, en jóvenes y adultos, en clases populares y en clases de mayor poder adquisitivo, y en votantes propios y ajenos. Curiosamente, el intento de aplanar la curva tuvo como efecto no deseado “cerrar la grieta”,momentáneamente.Tengamos presente que el calendario electoral jugó a favor del consenso; este año en Argentina no se celebran elecciones nacionales ejecutivas o legislativas. Es interesante plantear un contrafáctico, ¿qué habría pasado si esta pandemia coincidía con una elección presidencialen nuestro país, tal como sucede en Estados Unidos?
Coronavirus: necesitamos más datos
No solo el oficialismo nacional se fortalece en este escenario, tanto Rodríguez Larreta, Kicillof, Schiaretti como Perotti tienen altos niveles de aprobación de gestión según las últimas mediciones realizadas. Asimismo, además del presidente, todos los dirigentes con un protagonismo claro durante esta pandemia experimentaron una suba en su popularidad, desde el Jefe de Gobierno porteño, pasando por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, hasta el propio Sergio Massa.
La evolución sanitaria de la pandemia en conjunto con el impacto social de la cuarentena cambiarán la manera en que vamos a pensar la vida de aquí en más. En la opinión pública existe un consenso generalizado sobre la importancia que van a despertar distintos temas: desde la salud y la tecnología, pasando por la sustentabilidad y el consumo responsable. Por su parte, el tándem coronavirus-aislamiento definirá el posicionamiento electoral de los distintos espacios oficialistas y opositores de cara al 2021, año de elecciones legislativas.