POLICIA
CUATRO HISTORIAS

El caso del podólogo y otros envenenadores de la historia criminal argentina

Guillermo Berjeli fue detenido e imputado por el asesinato de su pareja en 2020. La Justicia cree que lo envenenó cuando estaba en terapia. De Yiya Murano a la "envenenadora de Guaymallén".

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Envenenadores | Cedoc Perfil

Entre el 2 y el 11 de enero de 2020 las cámaras del Sanatorio Anchorena registran que el podólogo manipula los sueros que estaban conectados a su pareja. Un día después el hombre fallece por un cuadro que no se correspondía con el motivo por el que estaba internado e inconsciente en terapia intensiva. Tres años más tarde, Guillermo Germán Berjeli (45) fue detenido e imputado por envenenar y asesinar a su esposo. El plan criminal quedó al descubierto, al igual que el caso de la emblemática Yiya Murano y de la mujer conocida como "la envenenadora de Guaymallén" aunque hayan intentado disimularlo.

Roberto Alfonso Aquiles Guzmán Jaque (58) y Berjeli se casaron en septiembre de 2019, cuatro meses antes de su muerte. Se habían conocido por una aplicación de citas y al poco tiempo el podólogo se mudó al departamento en el que vivía la víctima (de origen chileno), junto a su madre, en el barrio porteño de Villa Crespo. 

El 16 de diciembre de 2019, Guzmán Jaque ingresó al sanatorio "desorientado" y con una "insuficiencia renal". Estaba acompañado de su pareja. Pero, el 12 de enero de 2020 falleció por un cuadro respiratorio que generó sospechas en el personal médico del sanatorio y en la familia de la víctima. El chileno, que trabajaba en el call center de una aerolínea, fue cremado por decisión de su pareja.

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Más tarde, el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Número 19, a cargo de Diego Javier Slupski, comenzó una investigación para averiguar si existía un delito detrás de esa muerte, aunque no había cuerpo para peritar. Por eso, fue relevante la secuencia fílmica en la que para la Justicia queda claro que el podólogo manipuló los suegros 13 veces y le habría suministrado sustancias para envenenarlo a través de jeringas que ingresaba al centro de salud, informaron fuentes policiales. El objetivo final era heredar los bienes de Guzmán Jaque, según la imputación. Pero no lo logró porque en Chile no fue reconocida la unión civil de la pareja.

Luego de una larga investigación, efectivos de la Policía de la Ciudad detuvieron al podólogo en la provincia de Mendoza (de donde es oriundo). Lo habían ido a buscar a su casa en Villa Crespo y al consultorio que tenía en Recoleta, pero ya no estaba. Lo localizaron en Mendoza. Ahora, el juez Slupski lo procesó con prisión preventiva como autor de "homicidio agravado por el vínculo, por haber sido cometido con alevosía, por el suministro de veneno y por codicia".

En la historia criminal argentina hay otros casos en donde las víctimas murieron envenenadas, luego de un meticuloso plan para terminar con sus vidas ideados por una persona de su confianza. El más emblemático es el de María de las Mercedes Bernardina Bolla Aponte de Murano, más conocida como Yiya Murano. Se trataba de una inversionista que fue condenada por asesinar, tras suministrarles cianuro disimulado en el té, a tres amigas a las que les debía dinero.

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Yiya Murano fue condenada por envenenar a tres de sus amigas para no pagarles una deuda.

Los crímenes ocurrieron entre el 11 de febrero y el 24 de marzo de 1979. En los tres casos hubo té y masitas finas en el medio y después las víctima comenzaron a sentirse mal. A la mujer le adjudicaron los crímenes de sus amigas Nilda Gamba, Lelia Formisano de Ayala y su prima Carmen Zulema del Giorgio Venturini. 

Un mes después de la última de las muertes, Yiya fue detenida, condenada y pasó presa 16 años. Murió en un geriátrico del barrio de Belgrano en 2014.

Un caso más reciente es la de la “envenenadora de Guaymallén”. A Karen Oviedo la condenaron a cadena perpetua por la repentina muerte de su pareja Rolando Aquino (35) en 2022 y del hijo de éste Elías, en 2019

El fallecimiento del nene sorprendió a todos. Cuando estaba vacacionando con su padre y Karen se empezó a sentir mal y luego de una internación murió. Casi tres años después, el que ingresaba descompensado a la clínica era Rolando, un hombre sin patologías previas y deportista. En poco días murió.

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Karen Oviedo fue condenada a perpetua por el crimen de su pareja, Rolando Aquino.

La autopsia realizada al hombre indicó que lo habían envenenado y todos apuntaron a Karen. En ese momento reflotaron las sospechas por la muerte del menor. 

Un jurado popular determinó, en diciembre pasado, que Karen era culpable de ambos crímenes. Los había intoxicado con etilenglicol, un refrigerante para autos que es letal para las personas y que ella compró por Mercado Libre en los días previos a ambas muertes.

Otro que podría seguir los pasos de Karen es Pablo Damián Grottini, un empleado de una funeraria de la localidad bonaerense de Ramallo que está acusado de envenenar y provocarle al muerte a su hermano en 2019, a su hija en 2021 y a su madre un año después.

"Se podría pensar -o haberse pensado antes del inicio de la investigación- que Grottini es simplemente una persona signada por la tragedia al verse castigado por la muerte de sus tres familiares más cercanos pero, en realidad, fue el resultado de un plan homicida ideado, desarrollado y finalizado con su detención", sostuvo la fiscal de San Nicolás, María Belén Baños, en el pedido de elevación a juicio de la causa en marzo pasado.

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Pablo Grottini acusado de tres crímenes. Uno es el de su hija Ailén.

Los indicios que comprometen a Grottini es que las tres víctimas ingresaron al centro de salud en condiciones similares, acompañados por él y fueron cuidados por el acusado hasta su muerte. En el caso de su hija Ailén y su madre Teresita, la justicia pudo determinar que manipuló los sueros. Allí se cree que les suministró algo para terminar con sus vidas. 

Cuatro historias de criminales que se valieron de la confianza de sus víctimas para terminar con sus vidas. Dos de ellos fueron condenados, los otros dos deberán enfrentar un juicio que determine si son responsables de la grave acusación que pesa sobre sus espaldas.

NG