El hijo de 10 años de Susana Leiva, la mujer asesinada y encontrada en el pozo ciego de su casa en Temperley el pasado 24 de julio, hizo referencia al maltrato físico que sufría de parte del único detenido por la causa, en su declaración de ayer en Cámara Gesell.
Susana fue encontrada muerta en el pozo ciego de su casa después de estar cinco días desaparecida. La autopsia reveló que fue ahorcada, golpeada, y presentaba quemaduras con cigarrillos.
Ayer el hijo mayor declaró en los tribunales de Lomas de Zamora. Durante 40 minutos relató a los profesionales el maltrato que sufrían él y su mamá. “Es necesario esperar al informe final, pero se puede adelantar que el menor expresó manifestaciones de maltrato de Ponce frente a él y hacia ella. Dijo que vivía en un círculo de violencia y discusiones, y que el acusado hacía diferencia entre él y el hijo que Ponce tenía con Susana”, explicó a PERFIL el abogado Jorge Monastersky.
El viernes de su desaparición, Susana debía presentarse a trabajar en un edificio en Recoleta donde se desempeñaba como empleada doméstica, pero no fue. Su pareja faltó a su trabajo como portero, también en Capital Federal. La familia de la mujer apuntó desde un comienzo hacía Alberto Ponce, hoy único detenido.
En la Cámara Gesell el menor habló del día del crimen. Según el abogado de la familia el chico hizo referencia a una sombra, una casilla y mencionó un pozo. “No podemos decir que vio el hecho, pero sí algo. También habló de tentativas de abuso, pero no se especificó si correspondían a ese momento específico o días anteriores”, explicó.
Según fuentes de la investigación el día de su detención Ponce reconoció en la DDI de Lomas que había discutido con Leiva y que “se le fue la mano”. Además describió que “la ahorcó” y la tiró al pozo ciego. Sin embargo, frente al juez de la causa se negó a declarar.
