Ya empezó la transición entre el kirchnerismo y el sciolismo. El ministro de Economía, Axel Kicillof, y el contador de confianza de Daniel Scioli, Rafael Perelmiter, se reúnen cada dos semanas en el Palacio de Hacienda para analizar el futuro presupuesto con el que tendría que gobernar, si es que gana, el mandatario provincial.
La principal preocupación en el entorno del gobernador es el primer trimestre del año que viene. Y las paritarias. Dan por descontado que el oficialismo en el Congreso prorrogará la emergencia económica, que le permitirá la reasignación de partidas a discreción. Con su mirada “fiscalista”, calificada por otros asesores como Miguel Bein de “cortoplacista”, a Perelmiter lo que más le inquieta es tener flujo de dinero para el arranque de la gestión de Scioli. Y armar un “colchón” para poder afrontar las paritarias.
Con la CGT oficial, en principio, Scioli no debería tener problemas. En octubre del año pasado, Antonio Caló fue el primero en pronunciarse a favor de la candidatura del ex motonauta, cuando todavía había dos competidores dentro del Frente para la Victoria.
El presupuesto ingresa en septiembre y se aprueba en octubre. En el medio, estarán las internas abiertas y se verá cómo queda parado el candidato del oficialismo de cara a las elecciones generales.
“Hay que ver cómo se pautan todas las variables, desde el déficit fiscal hasta la inflación”, planteó un senador del kirchnerismo en diálogo con PERFIL. Y añadió: “Con el presupuesto se va a cristalizar qué es lo que pretende el kirchnerismo de Daniel Scioli. Si lo quiere condicionado o le da rienda suelta para que gobierne tranquilo”. Todo parece indicar que Scioli tendrá lo que pida. Cristina no sólo lo ungió como su candidato a sucederla, sino que no le retacea apoyo. Y el kirchnerismo está cada día más sciolista.
