POLITICA
SEMANA 16 DE 2011

¿Debe Moyano un acto a Sarmiento?

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¿Qué Feria? ¿Del Libro o de la Vaca? Lo capcioso impone aclaración. Soy de gozar un bife de lomo semanal pero vivir, vivo por y para la palabra. Pero fue siendo pesador de medias reses congeladas que inicié mi platónico (salvo el lomo) amor por las vacas. Berisso, barcos ingleses. altri tempi,etc. En las que iban hacia Argelia (donde Francia respondía con Horror al Terror) además de pintarles números en rojo (libras) y en azul (correlato), mi veinteañero yo solía esconder panfletos feroces contra la OAS. Epica ingenua, pero así fue. Ya huido del friforifico, toda vez que pude acudí en agosto al festín de "los ganados y las mieses". Me impulsaba un nostálgico atavismo familiar.

Ni estancia ni chacra. Apenas una milimetrada quinta: la del fondo del Palacio Imperial de Madera y Zinc que habité hasta mi juventud, en Berisso. Allí, entre clonados conejos, señoras batarazas y gansos patoteros, me nació la afición. Tanta, que en la Animalia me veo más cómodo como mamífero inferior que superior. Y deben ser aquellos animales domésticos los que cada año me convocan. Hasta el cerdo, que tengo abundantes hozando entre las raíces de mi árbol genealógico pues entre los dálmatas quien no poseía un cerdo era o un vagabundo o un poeta. Y dejo ésto, pues cumplido está el prefacio.

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Distinto me pasa cada abril/mayo con la Feria del Libro. Por persistir en mi crítica al-cobro-de-entrada (ni para adquirir papas, zapatos, calzoncillos,etc, la requieren) el higiénico pulgar de Marta Díaz me supo expurgar de los actos para escribas muchas veces. Decidí entonces no verme favorecido con invitaciones (gratuitas) de editoriales. Ingenua, aunque quizás coherente actitud, que interrumpí este domingo, en el ya penúltimo día de Mercado. Por supuesto no pagué sino que practiqué una micro autocorrupción. Viejo bueno que parezco (y aún sin automóvil, que no me gustan ni conduzco) me deslicé por la rampa peatonal hacia el estacionamiento, con la venia y sonrisa, nunca supe porqué, de los cuidadores. Y así ingresé en la muy baqueteada y fenicia Ballena de Papel. 

¿Y con quién fue que me di de frente, interpelándome de viva voz? No, con Hugo Moyano no. Con un gremialista más importante que nuestro Hoffa local. Con Domingo Faustino Sarmiento. (perdón: con don Domingo Faustino Sarmiento) De entrada, obras. En 1869, a meses de asumir la presidencia dispone Censo que nos sincera el siglo 19: 1.830.000 de los cuales el 87% (sic) es analfabeto. La tuvo clara: durante el resto de su gestión construyó 1.117 escuelas, una cada dos días. Pero yo estaba en la Feria del Libro y a quien tenía enfrente (en avatar asiluetado, mirada móvil y gruesos labios dando ideas) era al más grande escritor de habla castellada de todo el siglo 19. En calidad de estilo. Y en cantidad: con discursos, son 53 los tomos. Lejísimo de Menem, quien no escribío siquiera 1. Y máximo antípoda de Videla que quemó un 1.000.000 . 

-- Sí, sí, pero que tiene que ver Moyano con ésto. 

Algo. Digamos lo suficiente como para disponer un homenaje a Sarmiento en la 9 de Julio. Sucede que para algunos Sarmiento es solo guerra contra indios y paraguayos (que así fue y es repudiable) y ocultan lo mejor: aquello que le deben. Sarmiento fue afiliado original de la Primera Entidad Obrera que tuvo el país: la Sociedad Tipográfica Bonaerense. Y ya gobernante (1871) el creador de la Primera Oficina de Trabajo. Esto es, que la C.G.T. existe porque un peoncito sanjuanino de 1850 soñó un país con libros y algo más que alpargatas. Por alguien que de modo revolucionario y socialista vislumbró que sin ellos andaríamos "en pata" muchos siglos. 

--Se está pasando ¿Algo más?  ¿Algo más? Con Sarmiento siempre hay más cosas. Fue nuestro Franklin, aunque sin control de calidad. Lo de hacer las cosas mal, pero hacerlas... Pero como gremialista para mí es lo más. Vaya universidad norteamericana a donde uno vaya se sorprenderá al ver asomar en sus jardines su cabezota y busto en mármol. El que se alza frentre a la Biblioteca de la Rice University de Houston tiene tres metros de alto (sic). Al breve texto biográfico grabado lo cierra una tipografía  de mayor cuerpo. ¿Motivo? Resaltar "el reconocimiento del pueblo de los Estados Unidos" (sic) ¿Por qué? Porque estando en Boston propagó tanto entusiasmo e ideas sobre la Revolución Educativa que se convirtió en uno de los fundadores del Gremio de los Maestros Norteamericanos. "Le estaremos siempre agradecidos" apunta la frase final de sus colegas. Y de ser así, y así es, ¿le debe o no la C.G.T un magno acto de homenaje al compañero Sarmiento?

(*) Especial para Perfil.com