Un grupo de vecinos de la pequeña comuna de La Rinconada, en el nordeste cordobés, cortó 15 kilómetros de alambrados de un campo de 23.000 hectáreas, cuya propiedad le reclaman a un empresario entrerriano quien asegura ser su legítimo dueño.
Sin embargo, para los pobladores, quien exhibe títulos de haber adquirido la propiedad les está usurpando sus tierras y cerrando las vías de acceso hacia las costas del río Dulce.
El episodio se asemeja al que protagonizó hace unas semanas el subsecretario de Tierras y Hábitat Social, Luis D´ Elía, en campos del empresario estadounidense Douglas Tompkins, en Corrientes.
La Rinconada –donde viven 900 personas -se encuentra a cinco horas de viaje en auto desde la ciudad de Córdoba al final de un camino de tierra que cada año llega hasta donde el agua lo deje, informa el diario La voz del interior.
Según el informe, la disputa comenzó cuando “a principios del año pasado se conoció la llegada al pueblo del empresario entrerriano René Fritzler, quien sería directivo de la firma productora de jugos Frutafiel. Su padre, Nilvert Fritzler, habría comprado las 23 mil hectáreas a una empresa llamada Cabiria SA, en Bahía Blanca, en mayo de 2004. Según los títulos de Fritzler, la propiedad estaba asentada catastralmente en el Registro de la Propiedad de Santiago del Estero, pese a que se encuentra en la provincia de Córdoba. Dentro de esas 23 mil hectáreas, se ubican las propiedades que habita un grupo de familias de La Rinconada, en algunos casos desde hace varias generaciones y con boletos de transferencia de propiedades”.
En medio de este conflicto ayer, armados con sierras automáticas y grandes tenazas los vecinos fueron volteando alambrados hasta alcanzar –según dijo anoche Fritzler a La voz del Interior– una extensión de 15 kilómetros.
Estuvieron apoyados por el jefe de la comuna, Aldo Angulo, peronista de la coalición Unión por Córdoba, que lidera el gobernador José Manuel de la Sota.
El caso lo lleva adelante la Justicia de la localidad de Deán Funes y la falta de avances ayer fue un motivo de queja unánime entre los vecinos de La Rinconada.