Ningún gobierno tiene atada su suerte electoral a un mundial de fútbol, pero el clima social de este diciembre con celebraciones en las calles no es el habitual al de un país en el que la crisis económica no les da respiro a los sectores más vulnerables. Este es el mayor rédito que la gestión de Alberto Fernández podrá sacar de una selección que llegó a la final y que se prepara para ser recibida por miles de hinchas.
Los jugadores argentinos les informaron ayer a las autoridades de la Asociación del Fútbol Argentino que todos volverán al país para celebrar, con los hinchas argentinos, haber jugado el último partido. “Quieren agradecerle al pueblo haberlos acompañado hasta acá, por lo que llegarán todos juntos para repetir el ritual de la Copa América”, le dijo a PERFIL un dirigente desde Qatar. El plan de vuelo del avión de Aerolíneas Argentinas ploteado con las figuras del fútbol está programado para despegar el lunes a las 3 de la mañana del país en el que se juega el Mundial. Una vez que el vuelo aterrice en el aeropuerto de Ezeiza, el equipo se trasladará al predio de la AFA, ubicado a 11 kilómetros.
“Disfrutaré la final de la Copa del Mundo en casa”, tuiteó ayer el Presidente
Esa es la única información con la que hasta ahora cuenta el Gobierno, que espera la decisión de la AFA para saber hasta dónde se tiene que involucrar en el operativo de la celebración, sea cual fuere el resultado. “No nos interesa mezclar fútbol y política”, dijo la portavoz, Gabriela Cerruti, sobre el día después de la final. No se imaginan a un plantel pidiendo celebrar en el balcón de la Casa Rosada y, si eso sucede, Alberto Fernández no será parte de esa imagen. Hay quienes creen que, en caso de ganar el campeonato, los jugadores puedan acercarse hasta el Obelisco. Algo a lo que la dirigencia instalada en Qatar no quiere aún ni siquiera mencionar.
En 2014, Cristina Kirchner esperó a la Selección en el predio. En aquel entonces era presidenta y tenía como gran aliado al director técnico, Alejandro Sabella. Hoy Lionel Scaloni prefiere dejar afuera cualquier definición política, pero no podrían negarse a recibir a un jefe de Estado en el predio. Alberto Fernández asegura que no hará ninguna gestión para conseguirlo y esperará el protocolo de la AFA para moverse.
“Como millones de compatriotas, disfrutaré la final de la Copa del Mundo en casa. Viviré este momento fantástico como hasta ahora, junto a mi gente. En la cancha van a estar los mejores de los nuestros y en la tribuna una gloriosa hinchada”, escribió ayer Alberto Fernández en sus redes sociales. Y concluyó: “Además, cábalas son cábalas”. Fanático del fútbol e hincha de Argentinos Junior, el jefe de Estado verá el partido de la Selección en la Quinta de Olivos junto a su pareja Fabiola Yáñez y su hijo Francisco. Días atrás, también en las redes sociales intercambió mensajes con el presidente electo de Brasil, Lula da Silva, y con el mandatario de Francia, Emmanuel Macron. A este último le deseó “lo mejor para el futuro, salvo para el domingo” (por hoy).
Internas por la pelota. Apenas un año y medio atrás, Claudio “Chiqui” Tapia parecía tener las horas contadas como titular de la AFA. En la disputa por la continuidad de su conducción, la política no estuvo ajena y el Gobierno también mostró allí las mismas internas que en la gestión. Tapia logró su continuidad no solo por el apoyo del Ascenso, del Interior y en un sector de la Primera, sino también avalado por un sector del Gobierno que no creyó que sería tan simple sacarle el lugar. Mientras Alberto Fernández apostó a una alianza con Marcelo Tinelli para ocupar la entidad del fútbol, Máximo Kirchner defendió la continuidad de Tapia y es hoy quien mantiene el vínculo más cercano dentro del Frente de Todos. Hoy el diálogo con la asociación instalada en Qatar es a través de Santiago Carreras, directivo de YPF.
Desde Buenos Aires, Sergio Massa también intercambia algunos mensajes con Tapia. El último fue después del partido contra Croacia en la semifinal. El ministro de Economía le envió unas felicitaciones para todo el plantel. Massa salió airoso de la disputa por la AFA, no jugó fuerte por ningún dirigente y hoy puede mantener la buena relación con su titular, que logró ratificar su mandato hasta 2025. El ministro de Deportes, Matías Lammens, también mantiene un buen vínculo, aunque desde Qatar lo recuerdan empujando para que Tinelli se quede con el lugar de Tapia. El conductor de televisión lleva casi un mes en este país, pero mira el fútbol desde la tribuna y como un espectador más de los miles de argentinos que copan los estadios.
En 2020, Alberto apostó por Tinelli para suceder a Tapia, defendido por Máximo
A pesar de las internas del Gobierno, Tapia se siente cómodo con varios de sus funcionarios y hasta gobernadores como Sergio Uñac (San Juan), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Omar Perotti (Santa Fe) y Jorge Capitanich (Chaco). Estos vínculos son muy diferentes de la relación que tiene con Mauricio Macri. Más allá de su rol como titular de la Fundación FIFA, el titular de la AFA no dejará que el exjefe de Estado capitalice el resultado de la selección en este mundial. Llevan más de un mes en Qatar y ni siquiera se miraron de reojo. La vieja idea del fútbol privatizado es uno de los tantos puntos de desencuentro.
Aunque el Gobierno no pueda capitalizar el rol de la Selección en este campeonato, el fútbol y la política mantienen una alianza difícil de romper. Tapia verá la próxima elección presidencial desde la AFA, pero dos años después necesitará el apoyo de quien esté en el poder para definir su continuidad. Seguramente, para ese entonces, ya tendrá nuevos aliados.