Para un asesor directo de Mauricio Macri, el pedido de modificar el sistema de inteligencia nacional es directamente “un delirio”. No todos los funcionarios de peso en la Casa Rosada opinan lo mismo, pero lo cierto es que por ahora se impone la decisión de no tocar nada dentro de la AFI.
La postura oficial es que el Gobierno comparte el fondo del planteo, pero no la necesidad de cambiar las formas. En concreto, Macri recibió a Carrió en la quinta bonaerense de Los Abrojos y escuchó los detalles sobre su idea (derogar la Ley de inteligencia y disolver la AFI), pero no piensa darle apoyo político al proyecto.
Carrió a su vez pretende darle más protagonismo a la Comisión Bicameral que controla a la AFI, de performance casi nula en los últimos años. El planteo reflota uno de los motivos de su antigua enemistad con Majdalani: en 2012, la diputada chaqueña repudió que Majdalani fuera la vicepresidenta de la Comisión de control a la ex SIDE, a raíz de su “vínculo personal” con el por entonces segundo de la Secretaría de Inteligencia, Francisco Larcher. “Se contrapone con la necesaria independencia que debe revestir su cargo”, argumentó entonces.
Ahora, la aliada más incómoda del PRO reactivó esa rivalidad: acusó a Majdalani de ser una especie de autora intelectual de la supuesta trampa (con espionaje ilegal incluido) que le tendieron al suspendido jefe de la Aduana, Juan José Gómez Centurión.
Al igual que ante sus campañas previas contra Daniel Angelici o el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, Macri optó por no acompañar la cruzada moral de Carrió contra Majdalani.