Si el Frente de Todos pretende pelear la elección, aún necesita de Alberto Fernández. Y esto lo entiende la vicepresidenta que sabe que en los próximos meses será el jefe de Estado quien, en plena campaña, deberá activar una serie de medidas económicas que puedan mejorar el humor social. “Si el Presidente sale mañana en bolas por la Avenida de Mayo nos afecta a todos”, es la frase con la que uno de los hombres más cercanos a CFK describe al extremo lo que puede provocar un mandatario desalineado con la estrategia electoral.
“Ya llegará el momento”, dice el jefe de Estado cuando sus propios funcionarios transmiten el mensaje urgente del kirchnerismo. Ese sector quería que se baje, pero desde que el Presidente anunció que no competiría por un nuevo mandato, no hubo avances. “No tienen idea de qué hacer”, evalúa el jefe de Estado en la intimidad. “Pero el Presidente es parte de la estrategia, no podemos hacer nada sin él”, se resignan en el sector que responde a la vicepresidenta.
“Decile que ya está, que tenemos que avanzar en la definición de la campaña”, fue el mensaje que Eduardo “Wado” De Pedro le pidió a un gobernador que le transmita al Presidente la última semana. Los despachos están apenas separados por un piso y una escalera en la Casa Rosada, pero los funcionarios no pueden sentarse a dialogar sobre el futuro del Frente de Todos. El ministro del Interior se tapa la cara con las dos manos y se lamenta: “Hace un año pedí públicamente una mesa de diálogo para empezar a definir una estrategia, fijate todo el tiempo que perdimos”.
Suma fija y congelamiento de precios son apenas dos cosas que el kirchnerismo cree que se debe anunciar en los próximos días. “Sergio (Massa) ya tiene algo escrito sobre eso, pero se necesita la firma del Presidente para la suma fija”, dice un importante funcionario. No basta con el diálogo casi diario que la vice mantiene con el ministro de Economía. “La fuerza política que está en el Gobierno hace campaña desde la gestión. No es nada novedoso lo que estoy diciendo, pero parecería que lo debemos explicar”, dicen desde el kirchnerismo.
No solo deben acordar el rumbo de la gestión en la campaña, sino también cualquier imprevisto que surja. “Si en plena campaña la ministra de Trabajo dice que no hay pérdida de poder adquisitivo o cualquier otro ministro deja una frase polémica, eso repercute inmediatamente en los candidatos del oficialismo que puedan llegar a competir. Todo tiene que estar coordinado”, evalúan desde el Senado. Se trataría de un pacto interno durante los cinco meses de campaña. Un acuerdo al que nunca, durante los tres años y medio de gobierno, se pudo llegar.
Candidatos. “¿Qué va a hacer Cristina?, ¿se presenta?”, son las dos preguntas que Wado De Pedro más escucha desde hace meses. El ministro del Interior no da ninguna pista. Al igual que Máximo Kirchner que, ante cada consulta, responde que se lo pregunten directamente a la vicepresidenta. El apellido del ministro del Interior estará en una lista. Es uno de los dirigentes de máxima confianza de la titular del Senado y será una de sus principales voces en la próxima etapa. Si no llegase a estar en el primer tramo de la boleta, tendrá un lugar clave en las papeletas que se presentarán en el cuarto oscuro de la provincia de Buenos Aires.
El operativo clamor por Cristina Kirchner resiste con la vice de candidata como plan A y B
“¿Massa es el candidato de la vicepresidenta?”, preguntó PERFIL a uno de los dirigentes más fuertes de CFK. No dice ni que sí ni que no, pero explica: “Cristina en su momento entendió que el manejo de la economía estaba desordenado y en distintas manos sin un alineamiento claro. Por eso acompañó la decisión de que Sergio tome el control”. Y continúa: “Esto lo hizo entendiendo que si a Sergio le iba bien, podía ser el candidato. Aun cuando esta decisión pudiese ir en detrimento de nuestro espacio por no tener candidato propio, Cristina entendía que si se podía salir adelante, Sergio podía tener una oportunidad”. Usa los verbos en pasado. No agrega nada más, pero esos resultados aún no llegan.
A Sergio Massa se le termina el tiempo. Mira al Fondo Monetario Internacional y, ante la burocracia del organismo que atenta contra la prisa del Gobierno para engrosar las reservas del Banco Central, mira también a Brasil y la oportunidad de que el gobierno de Lula Da Silva le abra las puertas a un crédito del bloque de mercados emergentes que integran este país junto a Rusia, China, India y Sudáfrica. En las últimas horas, y ante el retraso del FMI para destrabar los fondos, se escuchó al ministro de Economía decir que si en Washington él dijera que es candidato, los fondos estarían más rápido. Una nueva promesa.
La economía, la falta de diálogo interno y la ausencia de candidatos hacen que el Frente de Todos estire aún más allá de mayo una definición. “Recién el 24 de junio vas a conocer a los candidatos”, le dijo a este medio un importante dirigente. Insistió en que no habrá nada novedoso el 16 de mayo cuando el Congreso del Partido Justicialista se reúna para acordar la alianza electoral y que este cierre de campaña será como aquellos sábados en los que el peronismo daba a conocer los nombres de las listas sobre la medianoche, al límite de la presentación.
Hoy, solo una candidatura de CFK parece llevar a un escenario en el que no haya PASO. Un dirigente que analiza competir sabe que, si va a la interna, puede quedar cuarto. Sin contar el total de votos que obtendrá el sello del oficialismo, su nombre puede quedar detrás de Javier Milei, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. “En un escenario optimista, con 17 puntos, que sería mucho, quedo tercero. Con internas puedo quedar en el cuarto lugar tranquilo”, se desanima. La discusión dentro del Frente de Todos ni siquiera comenzó.