POLITICA
25 de mayo de 1973

Lealtad, peronismo, divisas, Malvinas, grieta y deuda: 50 frases de Cámpora a medio siglo de su asunción presidencial

El 25 de mayo de 1973 el delfín de Juan Domingo Perón asumía la primera magistratura argentina en un clima de euforia popular que pronto se convertiría en violencia sin freno. Qué pensaba el hombre que duró apenas 49 días en la presidencia.

Héctor J. Cámpora
Héctor J. Cámpora | Archivo General de la Nación

Héctor Cámpora fue uno de los raros experimentos que padeció la Argentina a la hora de elegir autoridades, y más aún, presidentes. Fue un político más, sin mayor destaque, más allá de la lealtad inquebrantable al movimiento peronista y a sus líderes, Juan Domingo Perón y Eva Peron. Pero las particularidades circunstancias que vivió este país lo pusieron en un lugar que nunca sospechó: la presidencia de la Nación y este 25 de mayo se cumple medio siglo del comienzo de su gestión, que duró apenas 49 días.

“Delfín de Perón”, “leal”, “consecuente” fueron algunas de las maneras en que lo definieron quienes lo veían con buenos ojos. Incluso la juventud kirchnerista bautizó a su espacio como “La Cámpora”,  en su honor.

Sus detractores fueron durísimos contra él, pero incluso tuvo detractores dentro del propio movimiento, que hasta votó por su expulsión del partido. Lejos de las polémicas que pudo suscitar, que en la Argentina no van a cerrarse nunca, aquí un breve recopilado de sus frases más importantes, las propias, las que reflejan su pensamiento peronista y las que son su interpretación personal del ideario y la filosofía del movimiento que para mal o para bien, sigue marcando los destinos de este lado del mundo desde hace casi ocho décadas.

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Deuda externa, producción, divisas, grieta (a la que llamó de otra manera, pero ya estaba entre nosotros), Malvinas y varios temas se citan en “La revolución Peronista”, libro publicado por EUDEBA que rescata sus discursos, hoy olvidados y tergiversados según del lado de la grieta que los recuerden.

El libro
La revolución Peronista recopila los discursos de Héctor Cámpora.

1. “Lealtad total, incondicional, a mi patria, lealtad total, incondicional, a mi movimiento. Lealtad total, incondicional, a mis verdaderos amigos. Considero que el más grande de ellos es el general Juan Perón y le he sido leal durante el gobierno y desde el llano. A esta lealtad personal se suma la lealtad especial que merece un jefe. Gracias a la lealtad, que muchos insisten en considerar un defecto mío, he conseguido ser leal también conmigo mismo: por odio a la traición y a los traidores.

2. Desde el punto de vista ideológico, la Tercera Posición significa una concepción distinta de las sustentadas, tanto por el individualismo como por el colectivismo, ambas igualmente materialistas e inhumanas, y se expresa en la Doctrina Peronista, profundamente cristiana y humanista. Desde el punto de vista programático de la política exterior significó una actitud no comprometida y equidistante frente a los dos imperialismos que en la década del 50 se disputaban el predominio mundial, sobre la base del reparto de esferas de influencia que se concertó en Yalta.

3. También será nuestra preocupación fundamental la recuperación de ese jirón inmarcesible de nuestro territorio, que son las Islas Malvinas. Y comprometemos nuestra decisión de informar debidamente a la opinión pública argentina y del mundo de todas las tratativas que en secreto y solapadamente se han venido realizando en estos últimos años, aparentemente sin ningún resultado fructífero. ¡Así se sabrá por qué la Argentina sigue consintiendo la existencia de una colonia en su propio territorio cuando ya la era del colonialismo ha llegado prácticamente a su fin en todo el mundo! El Gobierno Justicialista mantendrá relaciones diplomáticas y económicas con todos los países del mundo, porque propugna el respeto a la libre determinación de los pueblos y a la no intervención en sus asuntos internos.

4. Nuestro programa, en síntesis, consiste en reconquistar la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, nuestras gloriosas banderas, a través de la liberación nacional, el desarrollo socioeconómico y la socialización de la economía y la participación popular en todos los estratos del poder.

5. El comercio exterior será, entonces, orientado y controla­do por el Estado. Se creará un organismo estatal específico el que cumplirá funciones de fomento, orientación, ejecución y control de las exportaciones. Se centralizarán las importaciones de las empresas del sector público y se controlará severamente las del sector privado, haciendo de las divisas extranjeras, en razón de su escasez, un objeto de primordial atención, en sus fuentes y usos, por parte de la autoridad económica. (…) En materia de importaciones, el control será estricto y tendrá en cuenta el máximo aprovechamiento de las posibilidades de sustitución que el país ofrece.

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6. Las implicancias políticas, sociales y económicas del ac­tual sistema de propiedad y uso de la tierra, de sus niveles de productividad, de la incidencia de los precios de su producción y del régimen de su comercialización, nos llevará a plantear una Reforma Agraria integral.

7. Frente a esta situación es necesario que el Estado se haga cargo de aquellas actividades cuyo manejo implica un poder mo­nopólico y/o decisiones estratégicas. Se tendrá en cuenta que el financiamiento del proceso de industrialización no requiere necesariamente la participación del capital extranjero dado que puede y debe basarse en todo lo posible en el ahorro nacional.

8. El campo de la radio y teledifusión, por ejemplo, está ins­trumentado mediante concesiones de emisoras para materializar los planes de opresión al pueblo y de perpetuación de los grupos privilegiados en el poder. El Gobierno Justicialista revertirá el actual estado de cosas para servir a la cultura nacional y contribuir al progreso social y económico.

9. El Justicialismo así lo ha entendido siempre, pues consi­dera al hombre en su humanidad trascendente, y como un todo bio-sico-social. Fue uno de nuestros hombres, el profesor Ramón Carrillo, el auténtico creador de la moderna salubridad en nuestro país. De manera que en nuestro Programa, los asuntos de la salud ocupan un lugar de primer orden, pues consideramos que mal puede haber una Nación liberada si dentro de ella los hom­bres no se han podido liberar de las enfermedades que la ciencia moderna está en condiciones de erradicar y prevenir.

10. Todo sistema educativo es el resultado de un sistema político y socioeconómico, que a su vez se apoya en un conjunto de valores y creencias, en una concepción del hombre, de la vida y del universo compartidos por la sociedad. No existe ni ha existido nunca una educación autónoma y neutra, aislada del contexto social que la rodea e independiente de los objetivos políticos de la Nación o, en los casos de flagrante colonialismo cultural, de las potencias dominantes.

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11. Pero existen otras amenazas más sutiles a la independencia de los jueces y es su condicionamiento a las ideas del grupo social al que pertenecen y a su tabla de valores. Ello no significa poner en duda su deseo de imparcialidad sino poner de manifiesto una realidad que no puede ignorarse desde que la gran mayoría de los magistrados provienen de un mismo sector social, ya que el ingreso a la carrera se funda generalmente en la­zos de parentesco y amistad. Es preciso ampliar las formas de reclutamiento y selección de sus miembros para hacerlo accesible a todos los sectores sociales. En un Estado democrático todos los ciudadanos deben tener las mismas posibilidades de acceso a todas las funciones sin otro requisito que el de su idoneidad específica para el cargo.

12. El federalismo que nosotros postulamos se asienta en la vigorización de las economías provinciales y la incorporación de las zonas más atrasadas del país al consumo y a los métodos de producción moderna. No sólo porque ello responde a la más genuina interpretación de nuestro federalismo histórico sino por-que consideramos que con provincias pobres y estancadas no puede haber un federalismo auténtico.

13. Los representantes del pueblo deberán proceder a dictar una amplia y generosa ley de amnistía para todas aquellas personas procesadas o condenadas como consecuencia de haber transgredido una norma penal obedeciendo a móviles políticos.

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14. Y en los momentos decisivos, una juventud maravillosa supo responder a la violencia con la violencia y oponerse, con la decisión y el coraje de las más vibrantes epopeyas nacionales, a la pasión ciega y enfermiza de una oligarquía delirante.

¡Cómo no ha de pertenecer también a esa juventud este triunfo, si lo dio todo –familia, amigos, hacienda, hasta la vida– por el ideal de una Patria justicialista! Si no hubiera sido por ella, tal vez la agonía del régimen se habría prolongado, y con él, la desintegración de nuestro acervo y el infortunio de los humildes.

Por eso, la sangre que fue derramada, los agravios que se hicieron a la carne y al espíritu, el escarnio de que fueron obje­to los justos, no serán negociados.

15. Tenemos así al desnudo una de las facetas de la dependencia. El control del sistema financiero por el interés externo deter-mina que los planes de expansión de la economía argentina y los planes sociales de asistencia popular, queden rezagados en favor de la penetración del capital extranjero. Se plantea así, por una parte, la escasez del ahorro interno para financiar el desarrollo y, por la otra, ese magro ahorro va a incorporarse al capital de giro de empresas no nacionales que eluden traer recursos financieros genuinos. En la cúspide del sistema, los argentinos estamos financiando a las grandes corporaciones multinacionales, el poder de las cuales es, a veces, superior al del propio Estado. Todo ello se agrava con el elevado monto de la deuda externa y la sangría en divisas que significa, año por año, solventar el servicio de la misma. Esa deuda ha alcanzado ya los siete mil millones de dó-lares. Para decirlo en otros términos, debemos al extranjero una cifra superior a nuestras exportaciones de los tres últimos años.

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16. Otra consecuencia de esa política ha sido la caída vertical del valor de nuestra divisa. El peso argentino se envileció en su confrontación con otras monedas y también en su poder adquisitivo interno. Esta parte del drama argentino la conocen, mejor que nadie, las familias trabajadoras.

17. La resistencia popular, más dura y heroica a medida que más injusto y represivo se hacía el sistema, frustró todas las ma­niobras del continuismo. Porque todas se intentaron. Y todas fracasaron.

18. Ésta es la verdadera y única razón de la violencia de los argentinos. Una violencia que creció a medida que crecía la re­sistencia popular. Una violencia ciega e inútil. A este Pueblo, por la fuerza, nadie podrá imponerle nada, porque sabe lo que quiere y cómo conseguirlo, se oponga quien se opusiera, cuente con los medios que contare.

19. Este país debe retornar al camino de su grandeza. Ello no puede ser la obra de sólo una fuerza política aunque sea mayoritaria. Puede y debe ser tarea de todos, pues no cabe disenso en la opción entre construir la Patria grande o admitir la Patria sojuzgada.

20. Tal es el sentido de la tregua política y de la tregua social que, como Presidente, he propuesto a la Nación toda. Ello no significa olvidar las diferencias que nos separaron en el pasado. Implica superarlas en una acción generosa, concertada, solidaria, que dé a nuestros hijos instituciones, formas de vida y posibilidades de realización de las que nosotros no pudimos gozar.

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21. (…) el pueblo argentino podrá vivir, otra vez, la realidad de aquellas palabras tantas veces repetidas por Perón, “Queremos que haya menos ricos y menos pobres”, y tendrá también vigencia plena la desesperada solicitud de Paulo VI: “Es necesario que el hombre tenga más, para ser más”. Y el hom­bre argentino, recorriendo las etapas de nuestro programa de Reconstrucción Nacional podrá aspirar a su realización, porque el capital, la propiedad, el dinero, la cultura, etcétera, es decir, todos los bienes individuales, tendrán una función social que cumplir.

22. Mi reciente visita al Santo Padre y la conversación con él mantenida, me confirman en la idea de que nuestro Programa de Reconstrucción Nacional, basado en la doctrina justicialista por esencia humanista y cristiana, es congruente con los lineamientos sustanciales de la doctrina social de la Iglesia en cuanto promueve la dignidad de la persona humana, la justicia social y la felicidad de los pueblos, sobre todo a través de lo expresado en sus más recientes actualizaciones.

23. Reitero que mi gobierno aspira a mantener relaciones di­plomáticas y económicas con todos los países del mundo, porque propugna el respeto a la libre determinación de los pueblos y a la no intervención en sus asuntos internos o externos. Con todo, la vinculación con los países europeos merecerá una atención espe­cial por el profundo nexo ya existente en lo histórico, lo cultural y lo económico, en la medida en que, sobre la base de la aceptación de nuestras decisiones políticas, estén decididos a apoyarnos en nuestra lucha por la liberación.

24. (…) nuestra diplomacia será abierta y pública. Porque un gobierno que no hará sino lo que el Pueblo quiera, no teme la publicidad, que es de la esencia del régimen republicano. Por el contrario, aspira a mostrar siempre –en las altivas decisiones soberanas o en la mesa de la negociación– el apoyo de una opinión pública informada y esclarecida.

25. (…) es menester un Estado eficaz. El Gobierno debe ser ante todo eso: Gobierno. Esto significa organización, un marco político y administrativo estable y en funcionamiento, instituciones políticas adecuadas y una administración pública efectiva. Una Administración en la que cada servidor del Estado desde el más humilde hasta el Presidente, ofrezcan al Pueblo la prueba de una insospechable honradez. Porque no basta con extremar requisitos para seleccionar a los que acceden sino que también se impone instrumentar la mayor información de todo movimiento patrimonial que se opere con intervención de funcionarios o empleados de la administración.

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26. Durante los últimos años, el Código Penal ha experimentado repetidas reformas parciales. Todas han tenido el aumento del ámbito en la punibilidad; sea creando nuevos delitos, sea aumentando las penas con que se sancionan los ya existentes. Sin embargo, el movimiento reformista no ha perseguido objetivos confesables. Las verdaderas razones radican en el papel que la represión ha cobrado como elemento principal de la política social. Parecería que nuestra sociedad fuera sólo motivable por el castigo y sólo destinada a la obediencia.

27. Serán erradicadas todas las normas cuya finalidad esencial ha sido coartar tanto el pluralismo ideológico, cuanto las reacciones producidas en nuestro medio social como directa consecuencia de un régimen injusto.

28. Jóvenes, obreros y estudiantes que no han encontrado razones para creer en un sistema democrático, ni oportunidad para ejercitar el sufragio como medio de expresión de la voluntad popular están poblando las cárceles. Ha sido vano y aun contraproducente el remedio del régimen. Se impone cambiar el tratamiento del problema.

29. Partimos de una verdad evidente: la violencia es el síntoma de una sociedad injusta. Entonces, removamos la injusticia, pero no pongamos en la cárcel a nuestros jóvenes. Que no sean ellos los que paguen con el bien precioso de su libertad el precio por los privilegios que quieren ser mantenidos.

30. No hay duda que padecemos déficit de justicia. No hay confianza popular en que las soluciones del legislador sean justas. Tampoco se cree que las decisiones del gobernante se inspiren en esa virtud y no estén al servicio del privilegio. No se confía en que la administración de justicia la discierna rápida y equitativamente.

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31. Necesitamos no sólo jueces calificados por sus conocimientos, sino también versados en la comprensión de la naturaleza humana, imbuidos de sentido nacional independiente, humildes, pacientes e incansables para buscar la verdad, que sean honestos y tenidos por tales por la ciudadanía. Que perciban la ética prevaleciente y los valores de la Argentina en reconstrucción participando en ésta con su función creadora. Que sientan la demora en administrar justicia como un dolor intolerable y que inclusive preserven las libertades públicas contra cualquier exceso, aun si proviniera del mismo Gobierno.

32. Mi gobierno hará uso moderado de los recursos oficiales para publicidad. Ellos han sido frecuentemente digitados para obtener de la prensa una imagen favorable de quienes detentaban el poder. Este procedimiento, así como una propaganda abrumadora por parte de los medios oficiales, son políticas que nos abstendremos de emplear.

33. En cuanto a la publicidad privada, deberá encuadrarse en metas de bien público, haciendo valer tres conceptos: 1º El ciudadano argentino no debe ser blanco de una propaganda sistemática que lo induzca a transformarse en un consumidor obsesivo de bienes a menudo superfluos; 2º Los modelos propuestos por la propaganda no podrán ser, ni directa ni indirectamente, modelos de penetración imperialista, ni de pautas adversas al ser nacional; y3º Tampoco se consentirá la degradación de valores humanos trascendentes y su manipulación con fines comerciales. La publicidad será ajustada a dichos criterios.

34. (…) propiciaremos la cultura popular. No admitire­mos que a través de los medios de comunicación se introduzcan modelos y concepciones lesivas de los valores que hacen al ser nacional.

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35. Ninguna frontera estará abierta a la penetración directa o indirecta de culturas que pretenden formar mentes dóciles a los centros hegemónicos de poder mundial.

36. La labor del General Pablo Ricchieri y el servicio obligatorio por él establecido que, además de su función militar, permitió incorporar a la vida de la Nación a sectores hasta entonces marginados de la población.

37. La gestión del General Enrique Mosconi en defensa del petróleo argentino y de los generales Alonso Baldrich y Manuel Savio, en el desarrollo de nuestra siderurgia. Quiero recordar, también, a los abnegados hombres de armas que vigilan en la lejana Antártida Argentina y las pla­nicies desoladas de la Patagonia, realizando una obra tesonera y eficaz, a la vez militar y científica.

38. Esa aberrante política liberal es la que originó el incontenible ascenso de los precios, la creciente caída del poder adquisitivo del salario, la injusta distribución de la carga fiscal, la carencia de incentivos para la inversión reproductiva y el aumento injustificado de la deuda externa que ha alcanzado niveles que no se compatibilizan con el grado de desarrollo que tiene nuestra economía.

39. Ese esfuerzo mancomunado, (…) cristalizado en el acuerdo entre la Confederación General del Trabajo y la Confederación General Económica, suscrito el 7 de setiembre de 1972, debe servirnos de parámetro para convencernos que la unidad nacional no es una expresión declamatoria, sino una concreta realidad. Su sentido es mucho más profundo, sin embargo, puesto que frente a quienes sostienen la necesidad de los cambios en violencia, para producir la transformación, los trabajadores y los empresarios nos están señalando cómo los cambios pueden realizarse en profundidad y con efectiva permanencia, en un clima de paz y de entendimiento.

40. Sostenemos y propugnamos el cambio, y lo haremos desde el gobierno que nos ha otorgado el Pueblo. El cambio es inevitable y lo reclaman los grandes sectores nacionales, sin exclusiones. El cambio en paz es nuestra meta, y en su concreción agotaremos nuestro esfuerzo y capacidad. Pero lo haremos de todas maneras, ya que trazado el objetivo, que es un objetivo nacional en el que todos quedamos comprometidos, el mismo será alcanzado, cualquiera sea el camino que debamos recorrer para lograrlo.

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41. Las tierras ociosas, los minifundios, los latifundios y las explotaciones ineficientes deben ser definitivamente erradicados. La colonización de tierra, pública y privada, deberá encararse en forma urgente, cuidando especialmente evitar los abusos y deformaciones de algunos programas realizados. Estos planes de colonización no deben ser meras distribuciones parcelarias, sino fundamentalmente tender a crear verdaderas unidades empresarias, para un hombre integrado a la comunidad. Atenderá a la idea de un afincamiento rural y a una promoción total de la familia campesina. Deberán contar con el apoyo crediticio para el capital de explotación y tecnificación de la em-presa, con el apoyo técnico adecuado a su nivel de educación y de zona, con la infraestructura indispensable para integrarlos al resto de las comunidades productivas y de comercialización. Y también con las normas elementales de vivienda digna.

42. En nuestro país debe buscarse la producción de carne en escala industrial que permita satisfacer las necesidades populares de consumo a precios razonables y posibilite una expansión adecuada de la exportación en calidad y cantidad. La auténtica industria nacional procesadora integrada cumplirá en este proceso un papel decisivo. Promoveremos una expansión de la exportación de los productos con mayor valor agregado y la promoción de nuevos mercados.

43. La colonización comienza siempre por la cultura. La descolonización, nuestra reconquista, ha de iniciarse también a partir de la cultura. En este sentido mi gobierno se compromete a consolidar la conciencia nacional mediante una definida integración de los valores espirituales, históricos, geográficos, sociales, económicos, intelectuales, científicos y artísticos de la Nación, en un estilo de vida de inspiración cristiana, de profundo contenido humano y de vivo sentido nacional, conforme al pensamiento del general Perón, que dijo: “Un pueblo sin cultura y conciencia social no es un pueblo, es una masa”.

44. El intelectual, el científico, el escritor, el artista, conscientes de la función social que les cabe, deberán aplicar su genio al acrecentamiento de la cultura del Pueblo y a la liberación de la Patria.

45. Aseguraremos (…) la participación directa de los padres, agentes educadores primarios, y la de los otros agentes de la educación, de tal manera que la tarea de definir cuál es el sistema educativo que los argentinos quieren y los resortes propios de su gobierno, pasen a ser responsabilidad compartida y asumida por toda la comunidad nacional. Esta idea rectora asegura, tanto para las escuelas oficiales como para las no oficiales reconocidas, que la educación sea un bien social. Esto implica que se dejan de lado por igual, tanto la concepción escolar excluyente estatizante como la de privatismo exclusivista reservado para sectores del privilegio.

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46. La libertad de enseñanza no es un privilegio a cuyo amparo pueda desnaturalizarse por incomprensión o desaprensión el acervo cultural del país. Es un derecho que juega armoniosamente dentro del contexto nacional. Por ello no habrá monopolio estatal en la enseñanza, pero tampoco habrá indiferencia ante los desbordes o aquiescencias que importen prerrogativas.

47. (…) recientes avances de las ciencias antropológicas, de la psicología y de la sociología, permiten a ciertos sectores inescrupulosos de la sociedad internacional explorar, bajo el disfraz científico, las conductas y vivencias de los pueblos, para prever sus reacciones, debilidades y valores y hallar los medios idóneos para sojuzgarlos o utilizarlos en propio beneficio.

48. El Estado tenderá a erradicar las causas generadoras de la desocupación, llevando a cabo una política de pleno empleo, movilizando todos los recursos que posibiliten el aprovechamiento óptimo de la mano de obra, impulsando para ello planes y pro-gramas que atiendan a la capacitación y la reconvención de la misma.

49. Una efectiva política de población debe determinar asimismo cuándo, cómo y dónde se radicarán los grupos de inmigrantes. Entendemos a la inmigración como una herramienta accesoria a la política de amplia natalidad que proponemos, y que, por otra parte, responde esta receptividad a una de las viejas tradiciones del país, siempre generoso para con aquellos que quie­ran habitar y trabajar nuestro suelo.

50. Y conste que cuando decimos el Pueblo no nos estamos refiriendo sólo a la mayoría sino a todo el Pueblo de la Patria, incluido el que no votó por nosotros, pero ante el cual también tenemos el compromiso de no alterar nuestro programa, porque al concurrir a las urnas y aceptar el cotejo de las proposiciones políticas, también nos ató al compromiso de cumplir lo prometido, como se ató a la obligación de aceptarlo si triunfábamos. Ésta es la regla de oro de la convivencia que todos hemos aceptado para iniciar, sin sobresaltos y sobre un programa cono­cido, la reconstrucción del país. Éste es el compromiso que todos debemos cumplir. Esta es la lealtad esencial que el pueblo espera de quienes fuimos elegidos por sus votos: No alterar. No adulterar. No traicionar. Ser esencialmente fieles a la voluntad popular. Así será.

MENSAJE ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA Pronunciado el 25 de mayo de 1973 en el Congreso de la Nación.

Juan Domingo Perón y su legado

Bonus track

Hoy he presentado al Honorable Congreso de la Nación mi renuncia irrevocable para posibilitar el reencauzamiento de un proceso que fue distorsionado por la incomprensión cuando el Frente Justicialista de Liberación se vio privado de postular como candidato a la primera magistratura de la Patria al general Perón, voluntad irrebatible de todo el pueblo argentino.

Quiero así, con mi actitud y con mi conducta, permitir el cumplimiento de ese auténtico deseo del pueblo argentino, al que sumaré mi voto de simple ciudadano: que el general Perón presi-da los destinos de esta Argentina que desde el 25 de mayo avanza, bajo su ilustre conducción, por la senda de la reconstrucción nacional.

AL PUEBLO 13 de julio de 1973 – Mensaje al pueblo argentino.