POLITICA
Otra batalla que viene

La vuelta de Cristina Kircner puso en disputa el cargo de Marcela Losardo en Justicia

Con su mensaje ante los jueces, la vicepresidenta marcó el tono que debe asumir el Gobierno frente al macrismo y el poder Judicial. Revés incómodo para el sector dialoguista del Frente de Todos.

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Losardo. Con la reforma a las jubilaciones empezó su quiebre. | NA.

Cristina Kirchner reapareció, marcó el ritmo de la gestión y mostró hacia dónde girará el oficialismo durante la campaña. Apuntó a los medios de comunicación, a la Justicia y al macrismo, pero también les habló a la militancia, a la dirigencia y a los funcionarios del gobierno de Alberto Fernández, quien días antes había dado un anticipo del tono duro con el que encararán el año electoral.

La vicepresidenta dio así las líneas discursivas a las que ahora todos deberán mirar y dejó atrás el camino del diálogo a los que otros sectores de la coalición que gobierna apostaban. Incluso, abrió la disputa por un área que la desvela con una Marcela Losardo que, en este esquema, no encaja.

¿Hacia dónde va el Gobierno en pleno año electoral? “Cristina no necesita hablar todos los días pero, cuando habla, les deja insumos a todos para la campaña electoral”, dicen en su entorno. La vicepresidenta reveló la dureza con la que deben avanzar. Mauricio Macri seguirá siendo el opositor al que subirán a la pelea aunque no sea candidato.

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No se trata solo de una pelea de campaña. Se trata de dejar atrás la inacción

Hay dos ejes que la vicepresidenta pretende que se repliquen durante la pelea por los comicios legislativos. El primero tiene que ver con que el ex presidente y sus funcionarios deben dar explicaciones por la crisis económica que dejaron, recordando y manteniendo frescos los números de su gestión. Su política de endeudamiento es otro de los lugares adonde apuntar: es por lo que ahora, por ejemplo, no pueden implementar aumentos a jubilados.

En los argumentos no hay grandes novedades con respecto a la campaña anterior, pero lo que importa es el tono. No puede haber más diálogo con ningún sector de Juntos por el Cambio.

La Justicia es la otra apuntada a la que la vicepresidenta quiere que se sumen todas las voces. “En la pelea por 2019 se hablaba de la Justicia y se ganó con Cristina en la boleta. Nadie puede decir que escondimos algo y si se ganó apuntando a la Justicia, por qué no vamos a seguir haciéndolo”, se pregunta un funcionario K.

Pero no se trata solo de una pelea de campaña. Se trata finalmente de dejar atrás la inacción que la ex jefa de Estado considera que se vio en estos meses desde el Gobierno contra esta institución a la que hay que cambiar. Lo había advertido: con la reforma judicial que Fernández presentó no alcanza.

El “albertismo” solo es un negocio de los albertistas y no del Presidente

En esta pelea, el sector dialoguista de la coalición (que suele ser el “albertista”) se siente incómodo. En él se inscribe, entre otros, la ministra Marcela Losardo, quien mantiene buen vínculo con el sector judicial. Fernández, en cambio, se muestra alineado con la idea de avanzar en el mismo sentido que la vicepresidenta, que mira no solo a Comodoro Py, sino también a la Corte Suprema.

En estos 15 meses de gestión quedó claro que el “albertismo” solo es un negocio de los albertistas y no del Presidente. Desde el inicio del Gobierno, Fernández les pidió a los dirigentes propios que no avanzaran con esta corriente interna. Fueron varios los llamados que debió hacer durante su gobierno para desarticular no solo movimientos, sino también hasta respuestas que a muchos de sus funcionarios les hubiera gustado dar cuando algunos kirchneristas cuestionaban su gobierno.

El jefe de Estado contó que dos días antes de que CFK le ofreciera la candidatura presidencial, Eduardo “Wado” De Pedo le preguntó qué cargo le gustaría ocupar en las listas de las elecciones de 2019. En aquel entonces le respondió: “Yo quiero que le ganemos a Macri y ser embajador en España”. Llegó a presidente y durante su gobierno no quiere cruces. Cristina Kirchner no es Eduardo Duhalde y Alberto Fernández no es Néstor Kirchner. Es algo que los albertistas comenzaron a entender cada vez que le puso límites a un armado propio o aparecieron rezagados en el reparto de nuevos lugares cuando se abrió un espacio de poder.

Para reemplazar a Losardo en Justicia, Martín Soria es el nombre que más suena.

Esta semana, Marcela Losardo lo entendió. Amiga incondicional y ex socia del Presidente, a quien acompañó en cada cargo que ocupó y que, hasta ahora, solo había dejado la función pública cada vez que Fernández lo hacía. La cartera que comanda está rodeada por el kirchnerismo que no solo tiene al viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, como principal exponente, sino que también ocupa distintas direcciones claves del ministerio. La convivencia ya no va más y esto es lo que le dijo Losardo al jefe de Estado y le volvió a pedir dejar el cargo.

La funcionaria ya no oculta las diferencias. Su línea dialoguista, que hasta hace poco compartía con Fernández, no solo choca con los intereses de la vicepresidenta en esta área, sino también con el perfil al que viró el Presidente en la asamblea legislativa. Para reemplazarla, Martín Soria es el nombre que más suena.

En agosto del año pasado, el kirchnerismo ya dejaba trascender las diferencias que tuvieron desde un principio con Losardo. El proyecto de reforma judicial fue lo que desató que las críticas no se disimularan. “Sorprende la poca defensa de parte de Losardo, que no sale a hablar porque la corrieron con un contrato durante la gestión de Mauricio Macri”, le adelantaba a PERFIL un importante dirigente del kirchnerismo sobre el silencio de la ministra. Era la primera voz contra la ministra y desde entonces, el vínculo no hizo más que empeorar.

“El secreto de quien gobierna no es hacer que todos toquen el clarinete en fa, es hacer que toquen el clarinete, la tumbadora, el piano, el violín en el momento que corresponda y suene en armonía”, dijo el Presidente ayer desde Mendoza. Fernández decidió dirigir la orquesta con un cancionero repleto de música K y su amiga Losardo no se muestra dispuesta a seguir ese ritmo.