Horacio Rodríguez Larreta pasará el fin de semana descansando en Bariloche. Tras una gira que lo llevó por Santa Cruz, Tierra del Fuego y Río Negro, decidió frenar su apretada agenda dos días y medio. Aunque todo está cronometrado en su vida, esta vez intentará desenchufarse. A su regreso, el lunes por la noche, seguirá full time con los temas de gestión, las recorridas y ensayando lo que será un cambio en su discurso.
Una idea la disparó por primera vez la semana pasada en la Unión Industrial Argentina y la esbozó con Carlos Pagni en su programa Odisea Argentina: construir la “Generación del 23”, un modo de darle épica a su relato.
“Tenemos que ser la generación que cambie la historia. Que los libros de historia reconozcan a la generación del 23 como la que pudo construir una Argentina con crecimiento, con trabajo, con educación, integrada hacia dentro y hacia afuera y con una economía estable que le permite crecer”, ensayó esta semana. En su narrativa comenzó a recuperar a Alberdi, Sarmiento y Esteban Echeverría (la Generación del 37) como ejemplo de, actualizado con nuevas ideas, un proyecto de Nación que nazca. “El año que viene se cumplen 170 años de nuestra Constitución, producto de una generación que pensaba el país y miraba cien años para adelante. Así, Alberdi hizo el proyecto y unos años después Sarmiento se ocupó de educar al soberano”, planteó esta semana.
“Tenemos que ser la generación que cambie la historia”, planteó Larreta en los medios
La idea comenzó a pegar entre los colaboradores de Larreta. Por caso, en la funda del celular del jefe del bloque larretista en la Legislatura, Diego García Vilas, se puede leer la frase “Generación del 23”.
Esto fue parte de lo que viene trabajando con su mesa de discurso que encabeza el secretario de Comunicación, Federico Di Benedetto, su mano derecha, Marina Hernández (quien además trabaja con Diego Santilli) y el secretario de Medios, Christian “el negro” Coelho.
Otra idea que apareció esta semana es la de “cambio seguro, profundo, duradero e integral”. Acaso como una forma de responderle a los que lo acusan de seguidismo, y también para diferenciarse de Patricia Bullrich o de los reclamos de Mauricio Macri sobre el tema. “Hay que tener huevos para sentarse con alguien que piensa distinto y acordar, tirar piedras desde lejos es muy fácil”, se lo escuchó decir en privado. Ya en la UIA había esbozado ante los empresarios: “Nada se soluciona con maquillaje y no tenemos tiempo para especular ni para ser tibios. No tenemos cien días para mostrar, lo que vamos a hacer, tenemos cien horas”.
Mientras tanto, su campaña sigue. En lo que refiere estrictamente a su agenda el jueves estará, con Santilli, en San Isidro con el intendente radical Gustavo Posse, el viernes viajará a Salta, y el sábado volverá a territorio bonaerense para estar en La Plata, con el intendente del PRO, Julio Garro.
Su acuerdo con el “Colorado” goza de buena salud. “Diego es mi amigo y lo voy a bancar hasta el final”, viene diciendo Larreta. El precandidato a gobernador superó 30 mil kilómetros recorridos y, antes de fin de año, recorrerá, al menos, una vez las cabeceras de las ocho secciones electorales y seguirá yendo a La Matanza cada quince días.
Paralelamente, prepara una nueva foto con la UCR. En este caso, con el gobernador de Jujuy, y titular del partido, Gerardo Morales, a la que se sumaría el jefe del bloque radical, Mario Negri. Se trata de un proyecto vinculado a multas por despidos masivos, una iniciativa a la que el jefe comunal y Morales se comprometieron en la UIA.
La semana que viene, además, se prepara el lanzamiento formal de Fernán Quirós como precandidato a jefe de Gobierno ungido por Larreta. El ministro de Salud argumentará que está preparando equipos y dejará una máxima que ya había planteado en privado ante todo el gabinete en el último retiro: “Todos los que acompañamos a Horacio tenemos que trabajar en función de que sea presidente, desde el lugar que nos toque”.
Paralelamente, sorprendió el sábado la ministra de Desarrollo Humano, María Migliore, al elogiar a María Eugenia Vidal, a quien prácticamente ninguneó durante tres años. Es más: aún los vidalistas recuerdan cuando en abril de 2020 con los brotes de covid en villas, a pedido de Larreta, la ex gobernadora concurrió con su equipo a visitar a Migliore al edificio Elefante Blanco y la entonces flamante ministra siquiera los atendió. Mandó a tres asesores a la reunión y no salió de su despacho para saludar. Luego hubo una selfie de ocasión.