El diputado nacional, Leopoldo Moreau, dialogó con Jorge Fontevecchia por Radio Perfil, y expresó su rechazo a la gestión actual del radicalismo y su alianza con el PRO. Además, opinó sobre el rol del expresidente Rául Alfonsín.
JF: Hoy es un día triste porque se cumplen 13 años de la muerte de Raúl Alfonsín, y yo quería pedirle lo mismo que a Ricardo Alfonsín, con quien hablamos antes, ¿Qué cree usted que pensaría Alfonsín sobre lo que está pasando en Argentina?
LM: La verdad que es una pregunta muy difícil de contestar. Más allá de que haya tenido la suerte y el honor de compartir con Raúl Alfonsín, no solamente una trayectoria política, sino también cierto grado de relación personal y afectiva; lo cierto es que es muy difícil ser exegeta de alguien de la estatura de Alfonsín, que tenía una gran capacidad anticipatoria. Seguro que estaría llamando a la concordia, porque era su naturaleza, pero también estoy seguro que estaría tomando partido fuertemente por sostener la estabilidad institucional, advertir sobre los riesgos que corre la democracia frente a la aparición de la nueva derecha, de este negacionismo. Él era un hombre muy obsesionado por lo que había pasado en la República de Weimar, siempre hablaba de eso, de los riesgos que implicaba la combinación de la pobreza y la alta inflación, con la aparición de un candidato disruptivo como Javier Milei. Entonces, seguramente estaría pensando que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se parece bastante al Tratado de Versalles, que la alta inflación combinada con la eventualidad de una crisis internacional sería comparable con lo que pasó con la crisis del 29, que también jugó un papel muy importante en las condiciones previas a la Guerra, porque aumentó el empobrecimiento de Europa, y con la aparición de estos personajes que embisten contra la política, el Estado, las políticas públicas, estaría muy preocupado por la estabilidad del régimen democrático.
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JF: Sobre la trayectoria del radicalismo, viendo lo que pasó a partir de la Convención de Gualeguaychú, que se unió al PRO. ¿Qué cree que Alfonsín pensaría y le diría hoy a los radicales que integran la coalición opositora?
LM: Insisto que me resulta difícil hablar en nombre suyo, y además nunca lo hice, pero creo que él seguramente se hubiese opuesto con anterioridad a que el radicalismo ingresara a esa coalición. Yo creo que con Raúl en vida eso no hubiera ocurrido, es decir, que Alfonsín nunca hubiera unido fuerzas con el PRO, de eso estoy convencido. Además, no porque lo crea yo, sino porque lo dijo él antes de su muerte. Varias veces mencionó que el límite era Macri, y en otras oportunidades declaró que si la sociedad se derechizaba, el radicalismo se tenía que preparar para perder elecciones. Creo que esas dos frases, sobre todo la última, definen claramente qué estaría haciendo hoy Alfonsín, tratando deconstruir una opción de otro tipo, de carácter socialdemócrata, aunque en el último tiempo había empezado a tener también diferencias con la socialdemocracia.
JF: Le pregunto a usted por su propia opinión. Cuando ve que el actual presidente del radicalismo, Gerardo Morales, tiene que llamar la atención de algunos diputados cuando plantean dolarización y dice que eso no tiene nada que ver con la tradición económica del radicalismo ¿Encuentra que hay una búsqueda de la UCR por recuperar su identidad?
LM: Hay chispazos que dan la sensación de que podría estar en ese camino, y ojalá fuera así, porque el sistema político argentino necesitaría una oposición más racional, que saliera del terreno de la difamación, tratando de degradar el debate político, discutiendo siempre si todos somos corruptos, y ese tipo de calificativos. Puede ser que esté ocurriendo algo de eso, tal vez porque la gravedad de lo que está ocurriendo despierte algunas consciencias en ese sentido. Lo cierto es que una propuesta de ese tipo, como la que encabeza Milei, y ahora adhieren algunos legisladores del radicalismo, es un delirio, porque además llevaría la situación de la Argentina a un punto de ebullición de difícil pronóstico, porque la gente que quisiera tener dólares no los tendría, habría que hacer una devaluación brutal que dejaría congelados los salarios y los ingresos de los argentinos en niveles de pobreza extrema, y es el mismo disparate que intentaron con la crisis del 2001, cuando en algún momento también se empujó la dolarización.
JF: Además de Morales, tratando de llamar la atención y rescatar la identidad radical, hay un emergente dentro del radicalismo que reivindica a Alfonsín, y posiciones más progresistas, como Facundo Manes. ¿Cuál es su propia opinión sobre Manes?
LM: Todas estas figuras, en realidad, solo pueden proyectarse si se van de Juntos. Si no salen de ahí, y siguen vinculados a una ideología de derecha, que es probable que se derechice aún más para buscar el electorado que de manera creciente representar Milei y José Luis Espert, van a pasar a ser intrascendentes. Es decir, si Manes, Morales y algunos más no toman la decisión de irse de Juntos, no van a tener trascendencia política, y no van a poder gestar un espacio de otra naturaleza.
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JF: En ese sentido, ¿Cómo interpreta usted lo de Sergio Massa, que es bien conocido por su relación con Morales? ¿Lo imagina con un planteo para tratar de traer al radicalismo, construir una tercera vía o correrse él por fuera del Frente de Todos?
LM: Yo creo que Massa, en primer lugar, tiene una responsabilidad institucional que es hacer funcionar el Parlamento. Y en las condiciones actuales, como consecuencia de la derrota electoral que sufrimos el año pasado en el Frente de Todos, muy vinculada con los errores del ministerio de Economía, no le queda más remedio que buscar acuerdos políticos, porque hay un parlamento empatado, y con una diversidad de representación que hace que se necesiten esos acuerdos. Lo que está haciendo Massa es tratar de garantizar y asegurar las condiciones mínimas para que el Parlamento funcione. Lo demás son lecturas políticas.