PROTAGONISTAS
tenia 86 años

Adiós a un gran maestro del periodismo

Héctor Ricardo García fundó Crónica, Crónica TV, Radio Colonia y otras publicaciones populares y exitosas; también fue productor teatral. Y creó un estilo que se adelantó a su tiempo.

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Medios. García creó las revistas Así, Así es Boca, Flash y Ahora. Incursionó en el teatro y la televisión. Las placas de Crónica TV son hoy un símbolo en época de redes. | José Luis Cabezas

Se fue el hombre de la leyenda, el mito del periodismo, sin dudas uno de los grandes editores de todos los tiempos: “el Gallego” Héctor Ricardo García. Ayer, su canal insignia, Crónica TV, puso “la placa más triste”, al anunciar la muerte de este empresario de multimedios que falleció el viernes pasado a los 86 años. Creador del diario Crónica, una insignia dentro del periodismo gráfico, García creó un estilo propio, directo y popular, que luego fue imitado por muchos.

Fue el 29 de julio de 1963 cuando salió este diario que pasó de 5 mil ejemplares iniciales a tener 550 mil, todos repartidos en tres ediciones, y que luego llegó al millón. García atravesó gobiernos, estuvo preso, secuestrado y exiliado. Con su profesión fue testigo de los grandes hechos de la historia reciente. Curioso como cronista, y luego exigente como jefe del diario, vivió una vida dedicada al periodismo. Comenzó como fotógrafo en Democracia, y ya desde joven supo ser un creador de productos, el primero de ellos la revista Así es Boca. Después vino Así y la Editorial Sarmiento, en 1965, de la que surgieron los semanarios Ahora y Flash. Ese mismo año adquirió Radio Colonia, ubicada en esa ciudad de Uruguay. Crónica nació cuando García tenía tan solo 31 años. “Crónica en la época mía tenía Policiales, Deportes, Turf, Espectáculos, La Pavada, que escribía yo. Hablaba con Gustavo Yankelevich, Susana Giménez, Marcelo Tinelli... A las 9 de la noche hablaba con Rottemberg y me decía que había firmado contrato con fulano, que iba a bajar una obra... Tenía todas las primicias de primera mano”, dijo con la pasión siempre como estandarte.

Entre sus coberturas más arriesgadas y recordadas está la del denominado Operativo Cóndor en 1966, cuyo objetivo fue reclamar la soberanía argentina sobre las islas Malvinas. El periodista viajó junto a un grupo de militantes que secuestró un avión de Aerolíneas Argentinas para hacerlo aterrizar en las islas. “Yo vi flamear la bandera Argentina en Malvinas”, tituló en su crónica.

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En 1970 llevó al primer puesto en audiencia a Teleonce (hoy Telefe). Con la trasmisión del casamiento de dos enanos en la Iglesia de Pompeya, que llegó a 65 puntos de rating. En 1972 adquirió el cine Astor, y lo transformó en el Teatro Astros posteriormente.

En marzo de 1973 fue secuestrado por la guerrilla. Tres años después, ya durante la Dictadura (junio de 1976), estuvo prófugo durante tres semanas luego de un allanamiento a la redacción del diario. A fines de 1987, García acordó con los propietarios de Canal 2 para hacerse cargo de su programación. En 1994, fundó Crónica TV, el primer canal de noticias en transmitir las 24 horas en vivo, reconocido por sus míticas placas rojas. En televisión ideó, además, programas como Yo me quiero casar, conducido por Roberto Galán, la serie de Las tragedias de los famosos, emitida por Crónica TV, Si lo sabe cante y el programa de entrevistas bizarras de Anabella Ascar, entre muchos otros. En 1997 recibió una mención especial por parte de la Fundación Konex por su aporte a la comunicación y el periodismo argentino. En 2012 fue absuelto en un juicio por evasión impositiva, en cuyo proceso de investigación se le había dictado una prisión domiciliaria (2005). En 2016, García se retiró definitivamente de Crónica TV. Dejó una biografía escrita que se titula: La culpa la tuve yo. “Se fue uno de los grandes periodistas que ya no quedan, Fontevecchia es hoy el único similar, del estilo Natalio Botana en su momento. Muchos lo criticaron por su estilo sensacionalista, y luego lo copiaron. Sin dudas, fue un adelantado”, expresó ayer a PERFIL Chiche Gelblung.

*Agustín Gallardo/ Agustín Jamele

 


 

Un obsesivo con olfato

García fue como un padre para mí. Lo estudié en la facultad, entré muy chico a Crónica y tuve la suerte de poder trabajar con él. Fue un hombre que se inventó a sí mismo y que estaba obsesionado con sus lectores y televidentes. Supo interpretar lo que le gustaba a la gente. Tenía un gran olfato y una fibra interior para saber captar, interpretar y mostrar lo que era popular, que no es lo mismo que masivo.

Les hablaba a las personas que tenían descascaradas las paredes de la casa. A la gente simple porque él era un hombre simple. Le gustaban las historias pequeñas, que muchas veces terminaban siendo noticias grandes, y no tenía grandes lujos. Y tenía una gran capacidad para crear. Era el hombre tapa, el hombre récord, el hombre olfato, el dueño de las primicias y el primer dueño de un multimedio en Argentina. Con el tiempo sus creaciones supieron trascenderlo. Eso habla muy bien tanto de las creaciones como de él. Fue el gran dueño de esta montaña rusa que fue Argentina los últimos cincuenta años. Como anécdota recuerdo que los días de elecciones subía a las 18 al control y empezaba a gritar ganadores y perdedores. Era su propia boca de urna. Te agarraba por los hombros y empezaba a gritar los nombres. Sus creaciones continuarán hablando por él y quedará en nosotros el compromiso de seguir firmes junto al pueblo.

*Facundo Pedrini. Periodista, director de contenidos en Crónica TV y escritor del libro Argentina: Una historia en placas.

 


 

Pibe, tenés que saber algo importante

Yo tenía 17 años, recién había entrado a la universidad. Mi padre editaba la revista El Ciclón (sobre el club de fútbol San Lorenzo), su distribuidor era el mismo del diario Crónica y todas las semanas yo le hacía de cadete yendo a buscar el cheque del pago de la venta de ejemplares al diario Crónica. Me quedaba, fascinado, escuchando las historias de su dueño, el “Gallego” García: detenido por los ingleses en Malvinas al tratar de enarbolar la bandera argentina en un desembarco simbólico, dueño del teatro al que le pusieron una bomba por tener artistas progresistas, creador de la radio Colonia que transmitía desde Uruguay para Argentina cuando no se permitían medios privados en nuestro país. Su otro apodo era “el Loco” García.  Escuchaba a los distribuidores decir que la revista que más ejemplares había vendido en la historia era una llamada Así, que tenía tres ediciones semanales de un millón de ejemplares que García había desatendido para lanzar Crónica . Aprovechaba los días que iba a buscarle el cheque a mi padre para pasar por el archivo de Crónica y revisar la colección de Así para tratar de entender cuál era su secreto. Un día entra García al archivo, imagino que el empleado le contó que todas las semanas me pasaba una hora revisando la colección de su ex revista, y me preguntó para qué lo hacía, le dije que quería ser editor. “Ah, editor... pibe, tenés que saber algo muy importante –me dijo–, hay un terremoto en Japón donde mueren miles de personas y el mismo día choca el colectivo 60, tapa del colectivo 60”; y se fue, explicando a su modo el criterio de proximidad. Con los años pasé de discípulo a colega, creo haberle hecho el último reportaje a comienzos del kirchnerismo cuando estaba en prisión domiciliaria y la última filmación con vida en 2015 cuando le entregamos un Premio Perfil y ya no podía hablar. Después de haber vivido todo, después de haber estado secuestrado por la guerrilla, preso por los militares en la dictadura, de haber creado la revista de mayor venta de la historia, el diario de más venta en lengua hispana, la radio más escuchada, el canal de televisión más visto (el 11, actual Telefe), los teatros más concurridos, el primer canal de noticias, y sin voz ni medios que poder hacer, su vida ya no debía tener sentido. Decidió, bajando los brazos, poner punto final.

*Jorge Fontevecchia. CEO de  Perfil Network.

 


 

Copiado sin copyright

Su personalidad, su forma de arrastrar las palabras, su entusiasmo arrollador hacían que el diálogo con él siempre fuera enriquecedor. Uno sentía que no podía dejar de aprender. Hablar con  García era como hablar con alguien que permanentemente tiraba ideas claras, definidas y sin rebusques. Entonces uno tendía a callarse y aprender.  Fue clara su capacidad para modelar la forma de comunicarse de los argentinos en el siglo XX. Los rasgos de identidad que tiene la comunicación en nuestro país, y por lo tanto la sociedad, fueron claramente influidos por él. Directa, sin tapujos, yendo derecho al nudo. La posibilidad de la detección de lo auténticamente popular, la ligazón con el sentimiento permanente de la gente tanto sea en la cultura popular como con el amor por lo nuestro lo definieron claramente.

Con respecto a esto último tuvo la generosidad de poner su pantalla para difundir los paisajes y la cultura argentinos. Tuvimos muchas charlas donde él decía cómo impulsar, reconocer y mostrar determinado lugar siempre de una forma desprovista de solemnidad y llegando directo a los argentinos. Insisto en que la forma en que los argentinos nos descubrimos a nosotros mismos y a nuestro territorio está claramente determinada por la pasión de Héctor Ricardo García. Una forma distinta, innovadora y original, la cual muchos copian sin pagar derecho de autor.

*Hernán Lombardi. Titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la República Argentina.

 


 

En la redacción era uno más

Una pérdida imposible de reemplazar. “El Gallego” como lo llamaban fue el genio más importante que tuvo el oficio del periodismo. Muchos periodistas que luego se consagraron salieron de la “usina García”: Santo Biasatti, Víctor Hugo Morales, Ariel Delgado, Lucho Avilés, Jorge Jacobson, Leo Vanés... Lo hizo todo. Desde 1954 con la revista Así es Boca, y cuando desde un pequeño departamento en el centro de la Capital Federal en 1963 fundó el diario Crónica, que tuvo tres ediciones, el único que logró ese récord. La primera, la quinta y la sexta; eran 24 horas en esa redacción, que luego se mudó al edificio de la Avenida Juan de Garay. En televisión estuvo primero en Canal 7 con Siete y medio cuando trajeron a Alain Delon, compró después Teleonce, con el famoso leoncito, y lo llevó al primer lugar en el rating. García era un obsesivo de la comunicación. Cuando hacía los títulos en su máquina de escribir y bajaba de su décimo piso al quinto me decía: “¿Sabés lo que es que te lean millones de personas?”. Sí, todo lo que era popular existía, y se desafiaba a sí mismo para llegar a todos. En la redacción era uno más, y algo que estas nuevas generaciones no verán era el sentido de la aventura y pasión con el periodismo. Era feliz con un título, con una exclusiva. Lo criticaron demasiado, decía que no le importaba, y se reía pensando en que era fuente de inspiración de tantos medios que primero lo acusaban de “amarillo”. En televisión lo envidiaban, tenía la mejor intuición sobre lo que quería ver la gente. Fundó Flash, la revista Ahora, y el suplemento que iba con Crónica, Así y después Ahora. Desde su desembarco en Malvinas, otra de sus reivindicaciones que jamás resignó, bautizó a los ingleses como “los piratas”, y le quedó. Lo raptó el ERP, sufrió la censura de Isabel Perón, le cerraron Crónica e inventó Ultima hora, manteniendo los puestos de trabajo; estuvo preso en la dictadura militar, y en los tiempos kirchneristas acusado de evasión impositiva, que le dio para escribir el libro Cien veces me quisieron matar. Fue dueño del Teatro Astros, que dirigía Ethel Rojo, su pareja por diez años. En Mar del Plata fundó el diario El Atlántico y tuvo el Teatro Tronador. Era amigo de Susana desde los tiempos de Monzón; de Tinelli. Volvió a la televisión abierta con Teledós donde armó una programación con Pinky, Neustadt, y Tato Bores, y Daniel Hadad estaba en el noticiero como cronista, entre otros. Esa experiencia terminó mal y lo dejó muy dolido. En Teledós tuvo también el castigo impuesto por haber llevado a Dalmiro Sáenz que ofendió a varios y lo condenaron al canal a estar tres días sin publicidad. Hasta que llegó a inventar Crónica TV, ya grande. Fue el primer canal de cable de noticias, y enseguida se ubicó primero con las “placas rojas”, y con 24 horas de noticias. Inventó también el formato de Anabella Ascar, su última compañera. García fue el padre de todos en esto del periodismo. Tuvo amigos en el medio, al que más quería era a Jorge Fontevecchia, el único que lo entrevistó en su casa cuando padecía la prisión domiciliaria. García era fanático de Mickey, en su casa tenía más de 5 mil muñecos; y si viajabas lo que te pedía era un Mickey. No tuvo mucho apoyo del poder. Se peleaba con casi todos. No daba gran importancia a los avisos publicitarios; si había una noticia fatal para un avisador, la mandaba igual. Profundo dolor por quien me enseñó el oficio, que me corregía las notas en Mar del Plata, muchas de las que él mismo me llevaba en su auto a realizarlas. Decía que en el colegio, era muy bueno en castellano y que su gran entretenimiento era escribir La Pavada.  n

*Marita Otero. Editora de Espectáculos de Diario PERFIL

 


 

Exitoso y popular

Dejó su marca en la historia de los medios de comunicación en Argentina. La clave de su éxito fue el periodismo popular –tildado de amarillo y sensacionalista- al que Héctor Ricardo García reivindicaba cada vez que podía. “No tenemos complejos de ser masivos, queremos llegar a la gente. Primero está el drama, la suerte que corren nuestros semejantes (...) El amarillismo es una leyenda que inventaron para descalificar a los diarios populares. Que critiquen, yo sé lo que vendo”, desafiaba a quienes lo cuestionaban. “Lo que ellos dan en un cuadro chiquito, nosotros lo damos ampliado y con foto.” García nunca traicionó ese pacto asumido ante sus lectores. “Nada de eufemismos ni de retorcimientos idiomáticos. La voz popular ha de recogerse para el mejor entendimiento de la información. El idioma argentino será nuestra manera de decir las cosas. A la verdad hay que gritarla en su mayor sencillez”, avisaba a sus lectores. Otro de sus grandes aciertos fue jerarquizar la crónica policial. En el diario se consagró como empresario, cada noticia sobre crímenes se transformaba en un relato minucioso, con la estructura de los mejores guiones cinematográficos.

Y le escapaba a los eventos sociales, especialmente si se trataba de compromisos con gente que no conocía. “Yo soy muy poco diplomático, no hago relaciones públicas. No ando con corbata a menos que tenga que ir a Tribunales”, explicaba. La mayor parte del día la pasaba recluido en su oficina, hasta entrada la noche, de domingo a viernes. “Esta empresa es una droga, yo paso todo el día pensando en esto”. Sólo los sábados dejaba de ir al canal. Se definía periodista antes que empresario: “Si no hago periodismo me muero”. Y pagó caro alejarse de los medios. Serios problemas de salud lo alejaron de la televisión y admitía que en los últimos años ya no miraba Crónica TV.

*Marcelo Figueroa. Autor de Fue Primicia, Historia de Crónica TV

 


 

Un ser de otra dimensión

Ricardo García pertenece a una guardia de creadores. No era un periodista común. El estaba en otra dimensión. No solo por su criterio para las noticias sino también para la parte empresarial. Era un distinto en su forma de mirar y de respirar el periodismo.  

Cuando empecé en Crónica yo era cronista de deportes. Un día estábamos en la redacción él, el director, un ascensorista y yo. Nadie más. En un momento llega la información de que Guillermo Patricio Kelly –quien había sido secuestrado por la banda de Aníbal Gordon– había sido liberado en Ingeniero Maschwitz. García pregunta a quién podían mandar y decidieron mandarme a mí. El problema es que estaba el Falcon de la redacción, pero no había chofer así que le dijeron al ascensorista que me llevara. Apenas sabía manejar y encima el Falcon tenía la palanca de cambios en el volante; llegamos como pudimos. Verifiqué que la información era real y llamé al diario desde la comisaría de Maschwitz para avisar. Terminó siendo la noticia del día. García era periodista y punto. No hay de la vieja escuela, de la nueva o de internet. El periodista tiene infomación, la verifica y la da a conocer. Y eso hacía él en todos sus medios.

García nos dio la oportunidad de entrar en el periodismo a mí y a mi hermano Luis. Era una persona especial y un visionario. Trabajé en varias empresas, pero en ninguna vi un imperio como el que supo construir él. Recuerdo que al principio yo era un aprendiz en la redacción. Estaba en la parte de fotografía pero me mandaban a revelar, preparar los líquidos y esas cosas. Un día entra García desesperado porque no tenía fotógrafo para cubrir una explosión de gas que había pasado en San Martín. Yo ya estaba ducho en el tema así que me mandó con uno de los Falcon que tenía la redacción. Como se parecían a los de la policía cuando llegamos nos dejaron pasar y vimos todo. Pude hacer un montón de fotos y terminó siendo la tapa del diario. Al otro día vino a saludarme y me felicitó por el trabajo.

*Luis Ventura. Periodista y presidente de Aptra. y Carlos Ventura. Jefe de Fotografía de Diario Crónica