“Es una información delicadad para dar. No hay nada que hablar. Es falso”, dijeron a PERFIL el viernes último desde la oficina de El Trece cuando se los consultó sobre la información que ya esa tarde había comenzado a circular con mayor énfasis en algunas redacciones. “Ni Griselda (Siciliani) ni Adrián (Suar) van a hablar ni decir nada”, agregaron.
Ayer al mediodía nuevamente PERFIL insistió con el chequeo de dicha información con la misma oficina y si bien eso de que “es falso” ya no se dio como respuesta, sí especificaron que ninguno de ellos (Siciliani y Suar) iba a hablar o decir algo al respecto. Horas más tarde, Perfil.com y este diario reconfirmaron que la separación era un hecho.
Ella es una actriz querida, respetada y de las que no hace de su vida privada una cuestión marquetinera. Suar, por su parte, más allá de su rol de actor, es un empresario del espectáculo con mucho poder. Ambas características le dan a la pareja un poder para sellar a su alrededor cualquier atisbo de filtración acerca de los verdaderos motivos que desencadenaron esta situación. Incluso si, como se comenta, fue él quien hace ya un par de meses había dejado de convivir en el departamento que la pareja terminó de acondicionar hace no mucho en una llamativa torre ubicada frente al estadio Obras.
Sí puede decirse que justo esta semana, ficción y realidad confluyen de manera sincronizada. El pasado miércoles, en el capítulo de Silencio de familia –la serie que Suar protagoniza en El Trece–, su personaje finalmente toma la decisión de separarse de su esposa, que encarna Julieta Díaz.
PЬblico y privado. Siciliani y Suar se conocieron como suelen hacerlo muchos actores, trabajando. Eso sucedió en 2005, cuando él producía la obra Revista Nacional. Ella también trabajaba en el canal en la serie Sin código, donde casualmente se enamoraba de su jefe, Suar. Y tres años después se convirtieron en pareja y en 2012, fueron padres de Margarita, la primera hija de la actriz y el segundo hijo del productor y actor.