La velocidad con la que se agotó la venta de las mesas fue una clara muestra del poder creciente de convocatoria que logra año a año Facundo Manes. El neurólogo que cruzó el umbral de la fama en círculos académicos a un espacio masivo cuando manejó el equipo que operó a la presidenta Cristina Kirchner en 2013, reunió sobre todo a políticos, empresarios y banqueros en la comida anual que organiza para recaudar fondos para la Fundación Ineco con la que promueve la formación académica de profesionales, la investigación científica en neurociencias y la difusión de todo lo relacionado con ese órgano que él estudia: el cerebro. Si en los reportajes que da en medios masivos se apasiona cuando habla de educación, en esta cena ese entusiasmo lo transmitió al hablar del interés que en Argentina están generado las neurociencias entre la gente joven y también en por qué apoyar investigaciones en este campo puede contribuir socialmente a la detección temprana de trastornos psiquiátricos o neurológicos.
Como en las dos ediciones pasadas, esta vez, Manes entregó su premio “Cerebro brillante” que ya recibieron Mirtha Legrand y Magdalena Ruiz Guiñazú. Ahora fue Alberto Cormillot el elegido. “Tiene un cerebro que funciona muy bien, dijo Manes. “Al elegirlo busco que la sociedad tome conciencia de la importancia de la dieta, la actividad mental y social, y el control del colesterol.”